El tema principal de la edición de esta revista ha recibido cada vez más atención en los medios académicos. Se han publicado y continúan surgiendo una amplia gama de artículos y libros que abordan el tema del progresismo. Desde el tiempo de los discípulos, Jesús ya hablaba sobre estar en el mundo pero no pertenecer al mundo (Juan 17:15-18).
En esta entrevista, procuraremos saber cómo esa cuestión afecta el trabajo del pastor que actúa directamente con el rebaño del Señor. Para eso, invitamos a dialogar al pastor Marcelo Quiñones. Él se graduó con una Licenciatura en Teología en la Universidad Adventista del Plata (2004) y con una Maestría en Liderazgo para las Nuevas Generaciones en la UNASP (2019). Se desempeñó como capellán, pastor distrital y administrador. Actualmente, es pastor en Buenos Aires. Hace 25 años está casado con Glenda Acosta, y ambos tienen dos hijos: Juan Ignacio, de 19 años, y Clara Agustina, de 15 años.
En tus años de ministerio, ¿has percibido algún cambio en el papel que la Biblia desempeña en la vida de los miembros?
En la última década, observé un cambio en la forma en que algunas personas interactúan con la Biblia. Entre estas tendencias, podríamos mencionar una disminución de la participación en prácticas religiosas tradicionales y un aumento de foco en la espiritualidad personal (algunos tienden a buscar la espiritualidad de manera más personalizada y menos institucionalizada). Eso puede llevar a una interpretación más individualista de las Escrituras; en algunos casos, apartándose de la interpretación tradicional. Con el avance de la tecnología, muchas personas recurren a recursos digitales para acceder a la Biblia y a otros textos religiosos en vez de las versiones impresas. Eso puede afectar la manera en que la Biblia se integra en la vida cotidiana. He notado también que la sociedad moderna experimentó un aumento en la diversidad de perspectivas y abordajes con relación a la religión y la espiritualidad, lo que puede llevar a una gama más amplia de interpretaciones de la Biblia. Ante esto, siento que es necesario reforzar en las nuevas generaciones la importancia del texto bíblico en su sentido original y atemporal.
Hoy se da mucha importancia al amor y a la felicidad individual en detrimento de lo que es correcto. ¿Cómo se puede tratar esta cuestión con los jóvenes?
En la sociedad actual, observamos una tendencia: las personas consideran que la búsqueda de la felicidad individual es el criterio central en la toma de decisiones, especialmente en lo referido a la sexualidad y la elección de la pareja. Esa perspectiva, que predica “haz lo que te haga feliz”, muchas veces abre la puerta para una amplia variedad de elecciones individuales.
Me arriesgo a especular que muchos toman decisiones inmorales al ver que personas cercanas son infelices porque eligieron lo que es correcto. Siento que, para esas personas, lo que importa es que la felicidad prevalezca sobre la moralidad. Muchos no perciben que, en Jesús, ambas cosas pueden conjugarse perfectamente.
Como pastor, creo que es esencial abordar este tema sobre una perspectiva que integre los principios bíblicos y la felicidad. Aunque la felicidad es un deseo legítimo, es importante recordar que nuestra brújula moral está orientada por la sabiduría contenida en la Biblia. Debemos concentrarnos en la enseñanza bíblica, promover un diálogo empático, contextualizar nuestras enseñanzas y destacar la importancia de un propósito más elevado para una felicidad más duradera. Como líderes espirituales, debemos buscar equilibrar la comprensión y el amor con la verdad y la fidelidad a los principios espirituales. Necesitamos orientar a los jóvenes con oración y consejos espirituales para que encuentren la felicidad en vivir de acuerdo con los principios bíblicos.
El estilo de vida y la sexualidad son asuntos delicados. ¿Cómo lidias con estas cuestiones en tus iglesias?
Gracias a la ayuda divina y a las orientaciones recibidas en varias capacitaciones, he podido abordar estos temas de manera simple y amigable, enfatizando la importancia de permanecer fieles a los principios y ser comprensivos con la comunidad en la cual estamos insertados. Es decir, aunque vivimos en el mundo, debemos mostrar la diferencia de ser ciudadanos del Reino de los cielos. En relación con la homosexualidad, he tenido la oportunidad de participar de varios seminarios que exploran la postura que la iglesia debe mantener ante estos cuestionamientos. Al aclarar nuestra posición sobre estos asuntos, debemos guiarnos por lo que fue revelado por el Señor en su Palabra. Nuestro foco no debe ser discriminatorio, sino acogedor y afectuoso. Por la gracia de Dios, como fruto de ese trabajo, tuve el privilegio de bautizar el año pasado a un hombre que era homosexual. Él reconoció su orientación sexual, la cual no está alineada con la voluntad del Señor, pero busca la redención de Jesús y desea la ayuda divina para mantenerse puro.
Nuestras iglesias están recibiendo un número cada vez mayor de visitas de la comunidad LGBT. ¿Cuál ha sido la postura de los miembros de tus iglesias? ¿Identificas algún área en la cual podamos crecer en este aspecto?
En mi caso específico, en las iglesias que atiendo en Buenos Aires, no notamos un aumento significativo de visitas de la comunidad LGBT. Sin embargo, hemos percibido que entre los miembros hay quienes enfrentan secretamente el desafío de vivir en consonancia con sus orientaciones sexuales, las cuales no están alineadas con las enseñanzas de la Palabra de Dios. En otras palabras, en nuestras congregaciones hay más hermanos que luchan secretamente con esas cuestiones o se identifican con la comunidad LGBT de lo que sabemos. Por lo tanto, es fundamental reconocer la diversidad de experiencias y luchas que los miembros de esa comunidad pueden enfrentar. Necesitamos abordar estos asuntos con sensibilidad y compasión en reuniones específicas.
El tema de la justicia social es bastante popular en el mundo evangélico. Algunos ya están promoviendo esas ideas en el medio adventista también. ¿Crees que la Iglesia Adventista necesita crecer en este aspecto?
Basado en lo que he visto, creo que la Iglesia Adventista debería desarrollar argumentos que redireccionen la atención de las personas en lo que se refiere al tema de la justicia social. De esa manera, podríamos atender las necesidades reales e importantes, evitando distracciones del foco en el mensaje para estos últimos días.