Una reunión que reafirma los seis días de la creación

Un proceso de tres años iniciado por los dirigentes de la iglesia para estimular el diálogo entre teólogos adventistas, hombres de ciencia de la misma denominación y administradores, acerca del relato bíblico relativo a los orígenes, concluyó con una conferencia internacional en Denver, Colorado, Estados Unidos, entre el 20 y el 26 de agosto de 2004, durante la cual se reafirmó el concepto bíblico histórico de la creación del mundo en seis días literales.

La Conferencia de Fe y Ciencia de Denver fue la sesión tercera y final de una serie de reuniones que comenzaron con una recomendación del Concilio Anual de 2001. Un primer encuentro internacional de eruditos y administradores se celebró en agosto del año 2002, en Ogden, Utah, y fue seguido hace un año por conferencias regionales, que se llevaron a cabo en siete de las trece divisiones mundiales de la iglesia. La reunión de agosto de 2004 debía resumir las conclusiones de los encuentros previos, y preparar recomendaciones para el informe que se debía elevar al Concilio Anual de la iglesia que se reunió entre el 8 y el 14 de octubre de 2004 en la sede mundial, en Silver Spring, Maryland.

Los que participaron en estas tres etapas provinieron de las facultades de Teología y Ciencias de las universidades y los colegios adventistas, y dirigentes elegidos de las uniones y las divisiones. También participaron en la conferencia eruditos, miembros del Instituto de Investigaciones Geocientíficas. Entre las 135 personas que estuvieron presentes en la reunión de Denver, 45 provenían de diversos lugares del mundo, fuera de la División Norteamericana.

Los dirigentes de la iglesia eran perfectamente conscientes, desde el mismo principio, de que el proceso de entablar un diálogo de estas características no es una empresa libre de riesgos. Lowell Cooper, uno de los vicepresidentes de la Asociación General y presidente del comité organizador, recordó a los asistentes, en su discurso del 20 de agosto, que en muchos lugares del mundo se estaba orando con un interés especial por las reuniones de Denver.

“Hay, por un lado, una preocupación en el sentido de que la discusión acerca de temas doctrinales puede conducir al debilitamiento de nuestra fe -advirtió Cooper-; que, de alguna manera, el conjunto de las creencias se puede debilitar o, tal vez, que pronto nos encontremos en una pendiente resbaladiza sin nada de qué aferramos”.

Cooper reconoció que los eruditos adventistas también aceptaron el hecho de que se corren riesgos: “Por otra parte -dijo-, existe el incipiente temor de que, bajo un manto de erudición, conocimiento e investigación, intentemos evitar que nuestras creencias sean objeto de un escrutinio más profundo”.

Los seis días de la conferencia ofrecieron oportunidades para celebrar cultos diarios y sabáticos, y llevar a cabo actividades sociales, junto con las cerca de veinte presentaciones de hombres de ciencia y teólogos acerca de sus respectivas especialidades. Algunos eruditos, al referirse a las conclusiones de la ciencia acerca de la edad de la tierra, recalcaron la incompatibilidad de dichas conclusiones con la comprensión tradicional de la iglesia acerca de Génesis 1 al 11, mientras que otros científicos se refirieron a descubrimientos que, según ellos, apoyan esta creencia. También se ventilaron las diferencias de opinión que existen acerca del significado del texto bíblico. Se prestó especial atención a las presentaciones y las discusiones acerca del papel de la erudición en la iglesia, y qué expectativas pueden albergar legítimamente los administradores de la iglesia y los miembros en cuanto a los eruditos empleados por nuestras instituciones.

“Creo que esta conferencia fue un buen comienzo; tal vez un modelo para futuras discusiones acerca de diversos aspectos de la vida y el pensamiento de la iglesia -señaló el pastor William Johnsson, director de la Adventist Review, que estuvo presente en las sesiones internacionales de los años 2002 y 2004-. Debemos seguir conversando. Somos una iglesia mundial que está creciendo muy rápidamente, y que dispone de espléndidas mentes, entrenadas en varias disciplinas. Es de gran valor reunir a toda esta gente y examinar juntos nuestra fe común”.

“Uno de los aspectos que deseamos presentar con gran claridad es que se trata de conversaciones entre creyentes -añadió el pastor Cooper-. No teníamos entre nosotros gente que creyera en el naturalismo filosófico y que estuviera tejiendo argumentos desde ese punto de vista; son hombres de ciencia adventistas. Pero, dentro de la comunidad adventista, contamos con gente que proviene de diferentes lugares, que cultiva diferentes disciplinas y que se mueve a velocidades diferentes”.

Otros participantes consideraron que de las reuniones de Denver surgió un concepto más claro para ellos mismos, y para la iglesia, de lo que históricamente hemos creído acerca de este tema.

“Se me recordó (en estas reuniones) cuán crucial y básica es nuestra creencia en la creación, tanto para el mensaje adventista como para el mensaje fundamental de la cristiandad en su conjunto -aseveró el Dr. Greg King, profesor de Antiguo Testamento de la Universidad Adventista del Sur-. La historia bíblica de la salvación sólo resulta convincente, coherente y consistente consigo misma si se la entiende en el marco de la descripción bíblica de una creación reciente, ocurrida en el transcurso de seis días literales. En efecto, existe una íntima relación entre la doctrina de la creación y muchas otras importantes enseñanzas de las Escrituras”.

Entre los descubrimientos más significativos del proceso que culminó en Denver, se encuentra esta conclusión: “Apoyamos firmemente la reafirmación de la creencia fundamental de la iglesia relativa a la creación. La creencia de los adventistas del séptimo día acerca de una creación literal en seis días es teológicamente sana, y es consistente con el resto de las enseñanzas de la Biblia”.

El informe recomienda, además, que “se reafirme explícitamente la posición histórica de los adventistas del séptimo día acerca del relato del Génesis”, y que los dirigentes de la iglesia “evalúen y supervigilen” el funcionamiento de las instituciones de educación de la iglesia y de sus programas de estudio, para que éstos provean a los adolescentes y los jóvenes adventistas de un concepto bíblico respecto de los orígenes, y les dé una comprensión anticipada de los desafíos que podrían enfrentar por causa de sus creencias. También invita a que haya “cada vez más oportunidades” de diálogos interdisciplinarios y de investigación “en un ambiente apropiado”, para que los eruditos adventistas puedan conversar en cualquier parte del mundo.

Sobre el autor: Redactor asociado de la Revista Adventista en inglés y redactora de noticias de la misma publicación respectivamente.