La Iglesia Adventista del Séptimo Día posee un conjunto de doctrinas características, sólidamente basadas en la Biblia, la Palabra de Dios. Esa singularidad se manifestó desde el mismo principio, cuando los pioneros se reunían desprovistos de preconceptos, con humildad y en oración, para estudiar las Escrituras. Guillermo Miller fue un ejemplo notable de esa manera de proceder cuando descubrió las verdades del santuario recurriendo sólo a la Biblia y a una concordancia. A pesar de las dificultades iniciales, la luz del conocimiento brilló poco a poco, hasta que llegó el día perfecto.

Más tarde, la manifestación del don de profecía por medio de Elena de White fue una prueba más de la dirección divina con respecto al movimiento y un precioso auxilio del Cielo en la consolidación de sus creencias. En medio de las idas y venidas que posibilitó el paso del tiempo, necesitamos la seguridad provista por el fundamento inicial del adventismo. Especialmente ahora, cuando estamos a las puertas de la concreción de la esperanza que motivó su nacimiento: el regreso de Jesús.

Con el fin de hablar acerca de la inspiración de la Biblia y la conducción profética, Ministerio Adventista entrevistó al Dr. Teófilo Ferreira durante un concilio ministerial que se celebró hace poco en el Instituto Adventista de Ensino, cerca de Sao Paulo, Brasil. El Dr. Ferreira es uno de los líderes del Centro White (White Estate) que se encuentra en la sede mundial de la Iglesia Adventista en Silver Spring, Maryland, Estados Unidos. Realizó sus estudios en las universidades de Jerusalén, Lisboa y Estrasburgo, y en este momento está preparando su tesis doctoral acerca de los manuscritos del Mar Muerto. “Creo que lo más importante de los manuscritos del Mar Muerto es la antigüedad de los documentos que contienen, relativos al Antiguo Testamento, que efectivamente son más antiguos que los que Jesús usó en su tiempo, y que nos garantizan la transmisión fidedigna del texto bíblico hasta nuestros días”. Para él, “ningún aspecto menor, ya sea que tenga que ver con la ortografía, pequeñas lagunas o contradicciones en el texto, afecta los mensajes de salvación contenidos en las Escrituras. En ningún caso esos detalles ponen en dificultades el mensaje de la salvación”. A continuación presentamos los principales aspectos de nuestra entrevista.

MINISTERIO: ¿Cuáles son sus actividades en el Centro White?

DR. FERREIRA: El Centro White es el lugar donde guardamos todos los manuscritos y cartas de la Sra. Elena de White. Ahí estamos organizados en varios departamentos, uno de los cuales es el Instituto de Estudios Proféticos. Este instituto tiene como objetivo llevar a todo el mundo un estudio sistemático, metódico, de las grandes verdades y las enseñanzas de los profetas, apóstoles y de la Hna. Elena de White. Su propósito consiste en demostrar que al llamar a los profetas y apóstoles Dios les dio determinados mensajes para su transmisión. Y, más tarde, sucedió lo mismo con el llamado de Elena de White. Quiere decir que la preocupación de estas personas fue la misma, no importa en qué época actuaron. Ésta es la enseñanza que nos proponemos transmitir a los pastores y estudiantes de Teología, y a las iglesias. Es un estudio más definido de lo que podemos llamar profecía teológica.

MINISTERIO: Sabemos que en la actualidad se cuestiona la inspiración de la Biblia. Algunos críticos hablan de “grados de inspiración”. Díganos algo acerca de esto, por favor.

DR. FERREIRA: Tal vez debamos considerar el problema de manera diferente. La Biblia no nos habla definidamente de inspiración. Dice que Dios habló, que comunicó, que le reveló su voluntad a los profetas. Si aceptamos a alguien como profeta o portavoz de Dios, sobre bases bien claras, entonces aceptaremos lo que el Señor dice por medio de ese profeta. El mensaje es lo importante… Después recibiremos ese mensaje por medio del profeta, que es un vaso de barro. Por eso, si entendemos que los profetas son escogidos por Dios y no por los hombres, no hablaremos más de inspiración. Hablaremos del mensaje que Dios quiso dar a esos portavoces, y qué valor tiene para nosotros. Eso es más importante que hablar de inspiración, porque cuando nos detenemos en la inspiración, vamos a entrar precisamente en el problema de lo que se da en llamar “grados de inspiración”. No hay grados de inspiración. Lo que queremos saber es qué dice Dios por medio de alguien a quien escogió y a quien llamó profeta.

MINISTERIO: En sus escritos el apóstol Pablo afirma: “Eso lo digo yo; no el Señor”. ¿Sería esto indicación de que con respecto a ese determinado asunto él no recibió inspiración divina?

DR. FERREIRA: Precisamente por eso debemos evitar el uso del término “inspiración”; para comprender que lo importante es lo que el propio Pablo dice de su experiencia como siervo de Dios, llamado por el Señor y no por los hombres. El hecho de que fue llamado por el Altísimo para su misión es lo importante. Después, él es lo suficientemente honesto como para decir: “Lo que estoy enseñando me lo dio Dios directamente”, o “Lo que estoy diciendo es fruto de mi propia experiencia”. No se trata de “grados de inspiración”. En este caso específico Pablo sencillamente está dando un consejo pastoral, que no es necesariamente producto de una visión que habría recibido de parte de Dios; pero eso no pone en duda la inspiración. Aceptamos que Dios escogió a Pablo para una función sagrada. Ése es el punto fundamental. Ahora vamos a ver si lo que él dice corresponde con mis necesidades o no…

MINISTERIO: Usted dijo que debemos evitar el uso del término “inspiración”. ¿Cuál sería, entonces, la expresión más apropiada?

DR. FERREIRA: En hebreo no existe prácticamente una palabra que se ajuste bien a “inspiración”. En griego, en realidad, el término se refiere más a “expiración” que a “inspiración”, o sea, es más un mensaje que sale de Dios y no que entra en el hombre.

MINISTERIO: ¿Sería “revelación” un término aceptable?

DR. FERREIRA: Revelación es una expresión similar pero no idéntica, porque se refiere a la explicación de una verdad. Pero no todas las verdades que Dios le da a un profeta son necesariamente revelaciones. Muchas de ellas lo son; otras son de otra naturaleza. Cuando Dios dice, por ejemplo: “Ve a casa de Fulano y predícale el evangelio”, como lo hizo muchas veces durante los días de los apóstoles, eso no es necesariamente una revelación. Es una orden a la que le podríamos dar el nombre de inspirada porque provino de Dios. Pero recordemos que fue “expirada” por Dios.

MINISTERIO: ¿Cómo se produce, entonces, el proceso de elección, comunicación del mensaje al profeta y su transmisión al mundo?

DR. FERREIRA: Dios es libre de escoger. No sabemos por qué escogió a Abraham, a Moisés y a otros, que no eran tan santos. Eran pecadores, pero el Señor los escogió. La responsabilidad es de él. A continuación veremos si la vida de esas personas era coherente en su relación con Dios. Y si así es, comprobaremos si esa vida corresponde a lo que entendemos que es la vida de un profeta del Señor. Lo que nos interesa es comprender la importancia del mensaje que recibieron y que nos transmitieron. Así analizo la obra de los profetas y la de Elena de White también.

MINISTERIO: ¿Quiere decir, entonces, que toda la Biblia es inspirada, aun reconociendo que en ciertos textos hay algunos problemas?

DR. FERREIRA: Hay un texto que dice que la Escritura es inspirada, y efectivamente es el único que lo dice. Pero si lo examinamos bien, el término traducido por “inspirada” significa más bien “expirada”. Quiere decir que el mensaje fue expirado por Dios y después entró en el profeta o el apóstol que lo recibió… Si leemos Ezequiel 1 y 10 descubriremos dos descripciones de la misma visión. En una encontraremos cierto vocabulario y en la segunda otro diferente. Ezequiel no pudo encontrar las palabras exactas, porque lo que vio no corresponde para nada con lo que describió. La expresión querubín, por ejemplo, se usa en un capítulo, y en el otro se la sustituye por la palabra animales.

MINISTERIO: ¿Qué significa, en toda su amplitud, la expresión “Espíritu de profecía9?

DR. FERREIRA: El concepto de espíritu de profecía ha sido usado y abusado por nuestra iglesia. Creo que debemos referimos más al don de profecía. La diferencia es que éste es un don de Dios a su iglesia en el curso de los siglos. No comenzó con la Hna. White ni terminó con ella. En cambio, la expresión “Espíritu de profecía” se refiere casi exclusivamente a la Hna. White, como si ella misma fuera el espíritu de profecía. Eso no es correcto. El don de profecía no ha terminado y por lo tanto no puede ser reducido a la Hna. White.

MINISTERIO: ¿Quiere decir que usted cree que el significado de la expresión se debe ampliar para referirse a la capacidad que tiene la iglesia de entender, interpretar y explicar las profecías?

DR. FERREIRA: La interpretación es otra cosa. El don de profecía lo puede dar Dios a gente elegida por él precisamente con el fin de que se convierta en sus portavoz especial y directa. Esto se puede aplicar inclusive a la Sra. White. Sabemos que en sus días el Señor escogió a otras personas que no aceptaron la responsabilidad. La Hna. White fue la tercera persona llamada.

MINISTERIO; ¿Cómo ve la iglesia actualmente el ministerio de Elena de White? Parece que en los últimos veinte años se amplió la discusión con respecto a este tema.

DR. FERREIRA: Yo no pondría veinte años como referencia. La respuesta a esta pregunta depende de lo que está sucediendo en varios países del mundo. Es un hecho que en algunos ha habido una evaluación diferente de los escritos de la Sra. White. El problema fundamental consiste en saber y aceptar si Elena de White fue escogida o no por Dios; entonces la aceptaremos y estudiaremos lo que dijo. Sus escritos y sus mensajes nos ayudan a comprender mejor la Palabra de Dios. No se trata de sustituirla ni de equipararla con ella, sino de comprenderla mejor. Si no fue escogida por Dios, rechazaremos lo que dijo y escribió. Ése es el problema fundamental.

MINISTERIO: ¿Sería Elena de White la última palabra para la interpretación de temas teológicos, o su trabajo es más bien el de una consejera?

DR. FERREIRA: La Hna. White recibió su llamado en un momento decisivo e importante de la historia de nuestra iglesia. Tuvo visiones que ayudaron a afirmar y establecer de manera sólida los principios doctrinarios y de otra naturaleza de nuestra iglesia. No introdujo por sí misma ninguna doctrina que no estuviera fundamentada en la Biblia, ni tampoco fue la única persona en tener la última palabra cuando se trataba de aceptar determinadas doctrinas. Fue importante en la concreción de la invitación divina al pueblo que llamamos adventista. No fue teóloga, y ella misma afirma que no lo fue.

Siempre se consideró la mensajera del Señor, que ayudó a encontrar un camino acertado de interpretación bíblica. Pero nunca impuso nada, ninguna doctrina.

MINISTERIO: Cuando los pioneros estaban estudiando ciertas doctrinas, se lee que en momentos decisivos un mensaje de la Sra. de White definía el curso que se debía seguir. ¿No sería eso avanzar hacia una definición teológica?

DR. FERREIRA: No sé si podemos decir que la Hna. White tenía la última palabra en muchos casos. Usted sabe que en la crisis de 1888, y en otras ocasiones, los hermanos no siempre acataron lo que ella decía. A veces inclusive la rechazaron. Cuando viajó a Australia, por ejemplo, no fue sólo porque se la necesitaba en ese país, sino porque se rechazó su presencia en determinada época de su ministerio en los Estados Unidos.

MINISTERIO: ¿En qué sentido es Elena de White una luz menor?

DR. FERREIRA: La Sra. White usa las expresiones “luz menor” y “luz mayor” para ubicarse en su relación con la Biblia. La expresión que nos viene de las Escrituras es que el don de profecía es una luz que alumbra en lugar oscuro. Diremos entonces que la Biblia es un libro que tiene sus complejidades, sus lugares oscuros, difíciles de entender. Pedro se refirió a eso. El don de profecía es una luz que nos ayuda a comprender la gran luz que es la Biblia, inclusive cuando se trata de los pasajes que son difíciles de entender. Las dos luces tienen el mismo origen. Una de ellas se nos dio para ayudamos a ver las grandes verdades contenidas en la luz mayor.

Si estudiáramos la Biblia tal como Elena de White lo aconseja, en profundidad, ciertamente descubriríamos luz en los lugares oscuros. Pero como lo hacemos superficialmente, aun así Dios en su amor y su bondad hizo provisión para que no anduviéramos en tinieblas.

MINISTERIO: Dicen los críticos que las sectas generalmente concentran su atención y sus creencias en una determinada persona. Por eso, y como consecuencia de la presencia de Elena de White, se sigue afirmando que la Iglesia Adventista es una secta. ¿Qué nos dice usted al respecto?

DR. FERREIRA: Tenemos que considerar primero cuál es el objetivo fundamental del cristianismo. No es una religión que se basa en leyes y reglamentos. Se basa en una persona: Jesucristo. Toda forma de cristianismo que se aparte de este principio fundamental estará en crisis. Si hay personas que ejercen su influencia sobre ese tipo de cristianismo, como por ejemplo los padres apostólicos en los comienzos de la iglesia cristiana primitiva, como Lutero durante la Reforma o como la Sra. White en la Iglesia Adventista, todas ellas sólo ayudaron a cimentar los principios de la iglesia, pero ése no es el caso de las personas en las cuales se concentran las creencias de una determinada iglesia. No es por causa de la presencia de Elena de White, por más definida que haya sido, por lo que la iglesia de la cual somos miembros debe ser clasificada como secta. La Iglesia Adventista está centrada en Jesús y en nadie más. Ni siquiera los principios doctrinales son su centro.

MINISTERIO: La Iglesia Adventista está considerada como una comunidad compleja, que encara problemas y asuntos difíciles, como ser el aborto, la eutanasia y otros temas relacionados con la bioética. ¿Existe algún escrito de la Hna White que nos ayude a enfrentar esas dificultades?

DR. FERREIRA: Si pensamos concretamente en el aborto, por ejemplo, no lo hay. Ella no formuló ninguna declaración sobre este asunto. Personalmente creo que debemos estudiar esos temas a partir del principio bíblico de la vida y la muerte. Pero la aplicación de las leyes referentes al aborto de los distintos países tiene que ver más con problemas médicos que con definiciones teológicas; aun cuando ciertamente hay vestigios de teología en el tema del aborto, especialmente cuando se intenta practicarlo en los últimos meses del embarazo. Sobre la base de los principios bíblicos, y también tomando en cuenta la ética, la Asociación General preparó un documento al respecto, el cual contiene orientaciones útiles.

MINISTERIO: Aun cuando la Hna. White siempre habló en contra de los adornos, la asistencia a teatros, la ficción, etc., sus consejos al respecto se pasan por alto a veces en nombre de la cultura. ¿Qué opina usted acerca de este tema?

DR. FERREIRA: El problema consiste en saber si el hecho de que la iglesia se abstiene de determinadas prácticas y ciertos usos es una cuestión legalista, basada en la Biblia, o en la razón por la cual eso se estableció. Estamos convencidos de que al vivir en los últimos tiempos, y al tener la misión de preparar el camino para la segunda venida de Cristo —una misión similar a la de Juan el Bautista—-, debemos abstenernos de ciertas cosas precisamente para que el mensaje se pueda transmitir de la mejor manera posible, y no como un medio de salvación. Pues si no caeríamos en el legalismo. Ninguna de esas normas contribuye o deja de contribuir a nuestra salvación. Pero pueden contribuir o no a la forma como Dios nos quiere usar en la tarea de preparar a un pueblo para la venida de Jesús.

MINISTERIO: ¿Qué le diría usted a alguien que todavía tiene dudas en cuanto al don de profecía en el ministerio de Elena de White?

DR. FERREIRA: Es un don otorgado por Dios. Rechazarlo equivale a rechazar la voluntad del Señor. Él es quien decide dar o no el don de profecía. Tenemos que estudiar si proviene de Dios o de otra fuente. Si llegamos a la conclusión de que viene del Señor, tenemos que aceptarlo. La Sra. de White dice que no tenemos nada que temer del futuro a menos que nos olvidemos de cómo condujo Dios a su pueblo en el pasado. Si estudiamos bien la forma como el Señor ha dirigido a su iglesia a lo largo de los siglos, si tenemos confianza en su dirección, esa confianza incidirá también en el don de profecía. Después de todo, ésa es una de las maneras por medio de las cuales él nos elige.

MINISTERIO; Al recibir ese privilegio, ¿cómo se imagina usted que debería ubicarse actualmente la Iglesia Adventista delante del mundo y de otros evangélicos?

DR. FERREIRA: Yo creo que la Sra. de White comprendió, como así mismo los pioneros, que Dios llamó a esta iglesia, no por ser mejor que las otras, ni por ser la única digna de la salvación, sino porque el mensaje que debe transmitirse es el último mensaje de advertencia y preparación para el regreso de Cristo. Si no perdemos de vista la razón por la cual se nos llamó no necesitaremos tenerle miedo al futuro. Si procedemos de otra manera, y nos olvidamos de la razón de nuestro llamado, nos vamos a permitir ciertas prácticas que no condecirán con la razón de nuestra salvación, sino que se constituirán en obstáculos para el cumplimiento de nuestra misión. Necesitamos ser fieles a la gracia de Jesús.