Siete maneras en que los pastores pueden aumentar el número de sus bautizados, aprovechando el trabajo de los colportores.

Un informe iluminador apareció hace pocos meses en el boletín del Departamento de Publicaciones de la División Interamericana. Refería que el pastor Américo Ciuffardi había bautizado 270 almas en un año en la ciudad de Santo Domingo. Y citaba las elocuentes palabras del pastor Ciuffardi al decir: “Aproximadamente 45% de las almas ganadas en nuestro distrito en 1964 fueron traídas a Cristo por los colportores”.

Hace algunos años, el pastor Arturo Schmidt, director ministerial asociado de la División Sudamericana, dio una fructífera serie de conferencias en la ciudad más austral de este continente, en Punta Arenas. Terminadas las conferencias, el pastor Schmidt encontró que alrededor del 25% de los bautizados habían sido clientes del colportor Amoldo Vázquez, llevados por él a las conferencias.

El trabajo combinado del pastor y del colportor puede ser muy productivo, puede traer tan hermoso resultado, que conviene considerar las siguientes siete maneras en que el pastor puede aumentar sus bautismos por ese medio:

  1. Pregunté hace poco al pastor Plácido Pita, que trabaja con éxito en el noreste brasileño, cómo hace él para bautizar 200 almas por año, como sucedió en 1964. Su respuesta fue reveladora. Muestra la manera en que él sabe aprovechar el trabajo de los colportores. De ese modo en estos últimos años, él inició nuestra obra en 25 nuevos lugares en su distrito de Ipiaú, Bahía.

Su método es sencillo: “Sigo las huellas de los colportores”, respondió él. “¿De qué manera?” insistí. Entonces me contó que él siempre pide colportores para su distrito, y cada, vez que el colportor regresa de una gira, el pastor Pita conversa con él, averigua cómo le fue y qué interesados encontró. Luego él atiende esos interesados.

Y parece que Dios abriera providencias especiales a los pastores que siguen este plan de combinación. El mismo pastor Pita me contó un caso nuevo y emocionante.

Estaba él en la ciudad de Victoria da Conquista cuando un hombre alto, venido de lejos, lo visitó y le pidió que fuera a su casa a bautizarlo. Cuando el pastor llegó a la residencia de ese hombre, encontró quince personas guardando el sábado, debido a la lectura de un libro adventista. Desde los primeros estudios, los componentes de ese grupo empezaron a pagar el diezmo.

En sus viajes, en su contacto con los pasajeros y con la gente de las localidades que visita, el pastor Pita tiene por costumbre averiguar si saben de alguien que estudia la Biblia o guarda el sábado. Así descubrió recientemente otro grupo de 30 guardadores del sábado.

En otras palabras, los colportores y las publicaciones dejan a su paso muchos interesados en la verdad, cuyo número está creciendo. Si nadie busca y atiende a esos interesados, se enfrían o se unen a otras iglesias evangélicas, como está sucediendo con frecuencia. Pero si el pastor averigua entre los colportores y la gente de su distrito, y atiende esos interesados, encontrará gratas sorpresas, que aumentarán el fruto y la felicidad de su trabajo.

  • Hace pocos días, por una providencial casualidad, leí un novedoso y eficaz método para capitalizar el trabajo de los colportores. El artículo hablaba de un pastor que con frecuencia acompaña en sus entregas al colportor de su distrito, con resultados admirables. Después que el colportor entrega sus libros y guarda el dinero, el pastor recalca el valor espiritual de esos libros y del estudio de la Biblia. Entonces ofrece estudios bíblicos al comprador. Y la sorprendente declaración de ese pastor es que pocos rehúsan su ofrecimiento, y de los que aceptan los estudios, una buena parte sigue estudiando la verdad hasta llegar al bautismo.

A veces un pastor descubre el éxito misionero de algún colportor, y solicita que el Campo lo emplee para que sea su asistente en la obra bíblica. ¿Es recomendable retirar a los colportores del trabajo que Dios les asignó, para ocuparlos en la obra bíblica, en el magisterio o en la oficina?

La respuesta inspirada es interesante y hasta increíble; porque mientras la Hna. White aprueba que el evangelista se dedique a colportar, desaprueba que el colportor sea retirado de su vocación. Ella dice: “Se ha llamado a colportores retirándolos de su obra evangélica para ocuparlos en otras labores. Esto no debe ocurrir” (El Colportor Evangélico, pág. 14).

En cambio de los predicadores declara: “El evangelista que se ocupa en la obra del colportaje está realizando un servicio tan importante como el de predicar el Evangelio” (id., pág. 53).

  • Tal vez al consejo anterior se deba que hubo dirigentes que recomendaban a sus pastores dedicar algunas horas por semana a la venta de nuestras revistas de casa en casa, con el fin de encontrar interesados.

Un entusiasta de este método fue el pastor Walter Schubert, ahora evangelista jubilado de la Asociación General, quien cuando era presidente de campos locales, hasta salía con sus nuevos obreros a realizar de casa en casa ese productivo trabajo.

  • Unos meses antes de preparar este artículo, un colportor visitó en Santiago de Chile al director de la Sociedad Ministerial de ese país, y cuando le ofreció nuestra hermosa revista Vida Feliz, ese dirigente se explayó en entusiastas elogios acerca de esa revista, pidió al colportor que lo suscribiera, le dio la lista de los 600 pastores de esa asociación para que los visitara y entre otras cosas le dijo: “Con esa revista yo gané hace poco a diez personas para el Evangelio”.

Hace algunos años había en la Argentina un pastor metodista que por increíble que parezca, distribuía mil ejemplares por mes de nuestra revista misionera, “porque me ayuda en mi obra evangélica”, decía él.

Si nuestras atrayentes y bien preparadas revistas misioneras ayudan a los pastores evangélicos a ganar más almas, ¿no ayudarán con más razón a los pastores adventistas que las distribuyan? Muchos pastores adventistas compran, de su propio bolsillo o de su presupuesto evangélico, 20, 50 o más revistas por mes, para dar inteligentemente a sus interesados. ¿Por qué no pueden todos los obreros seguir este método?

  • El destacado evangelista internacional, Carlos Aeschlimann, dio una vez dos series de conferencias en la ciudad argentina de Tucumán, donde desde hacía años trabajaba el colportor Emilio Stanimirov. El pastor le pidió al colportor la lista de sus clientes. Recibió mil nombres, y a todos les hizo llegar la invitación a las conferencias. Al final de esa campaña, el pastor Aeschlimann descubrió alborozado que su lista de bautizados había sido engrosada con 31 de esos clientes del colportor.
  • Durante 15 años, el pastor G. E. Burnside, director de la Asociación Ministerial de la División Australiana, ha seguido un plan especial de cooperación entre él y los colportores, que le ha permitido bautizar, usando sus palabras, “a veintenas de interesados traídos por los colportores”.

He aquí el plan: 1) Seleccionar algunos colportores. 2) Mandarlos a colportar la localidad, dos meses antes de empezar las conferencias. 3) Garantizarles cierta ganancia mínima para su sostén. Si los colportores no alcanzaran esa ganancia con sus ventas, el campo completa la cantidad. Si ganan más, queda para ellos. 4) Cuando empieza la campaña, los colportores invitan a sus interesados a las conferencias.

El pastor Burnside agrega que su plan no es unilateral. Recordando que los colportores son de sostén propio, procura ayudarles de varias maneras. En alguna reunión le alcanzan la pregunta: “Un joven me visitó y me ofreció El Conflicto de los Siglos, diciendo que usted lo recomendaba. ¿Es verdad eso?” Entonces él recomienda el libro y al colportor a los asistentes.

También da a los colportores el nombre de las personas que recibieron estudios y dejaron las conferencias. Así, sin que él pierda nada, ayuda a los colportores a realizar buenas ventas que encierran futuras posibilidades misioneras.

  • Esto nos hace recordar del buen procedimiento que están siguiendo cada vez más, los predicadores sudamericanos que están presentando el cursillo para dejar de fumar en cinco días. Una vez terminado el cursillo, el director del mismo da a los colportores el nombre de todos los que se inscribieron en él. tanto los que lograron dejar de fumar como los otros. De ese modo el colportor deja con esa buena gente, el mensaje doctrinal que puede dar óptimo fruto espiritual.

Con estos medios los pastores pueden aprovechar el trabajo de los colportores, para aumentar su ganancia de almas. Por esto conviene que cada pastor anime a los mejores miembros de su iglesia a dedicarse al colportaje.

Sobre el autor: Director de Publicaciones de la División Sudamericana