La práctica de la confidencialidad en el ministerio

He oído historias de personas que quedaron destrozadas cuando los pastores divulgaron información confidencial sobre ellas sin permiso durante un sermón o una conversación con colegas y administradores. Pero, ¿es apropiado divulgar información confidencial? ¿Existen límites para la confidencialidad?

Los pastores sirven en diferentes posiciones y ámbitos, pero a pesar de su contexto de trabajo, tienen la obligación ética, profesional y sagrada de no divulgar información confidencial sobre las ovejas que están bajo su cuidado y que buscan su dirección.

Debido a la magnitud sin precedentes del dolor físico, psicológico y espiritual que ha dejado la reciente pandemia, los servicios de los pastores son cada vez más requeridos.[1] En consecuencia, para proteger la confidencialidad, los ministros necesitan tener una buena definición de lo que es la confidencialidad, deben discernir qué información se clasifica como confidencial, y han de ser conscientes de los beneficios y los límites del secreto pastoral, además de seguir el mejor código de conducta.

Definiciones

La confidencialidad se refiere a la información que una persona revela en el marco de una relación de confianza, en la que espera que esa información no se comparta con terceros sin autorización previa.[2] La confidencialidad también puede definirse como un deber ético de los pastores, que no deben revelar información sobre sus ovejas sin permiso.[3] En palabras sencillas, la confidencialidad se refiere a la información identificable que se apoya en un acuerdo, implícito o explícito, entre el confidente y quien confía en él, sobre cómo debe tratarse esta información.[4] Una situación que requiere confidencialidad se produce cuando los ministros tratan con información personal, restringida, secreta o privada de los miembros, y que se ampara en un conjunto de normas preexistentes, o en una promesa que limita la discusión y la presentación pública de esta información.

Es interesante señalar que la confidencialidad también se extiende a “algunas relaciones íntimas, discusiones, comunicaciones, acontecimientos y comportamientos personales que no solo deben ser mantenidos lejos del acceso público, sobre todo cuando se expresa el deseo de que la información se mantenga en secreto entre el confidente y quien confía en él”.[5] Es decir, la confidencialidad es un acuerdo entre el pastor y la oveja en el que se adquiere un compromiso que limita la discusión y la presentación pública de la información que se comparte dentro de la relación entre ambos. Por lo tanto, la confidencialidad es algo serio y esencial, ya que el pastor ha hecho un voto sagrado para cuidar de sus ovejas.

La escritora Elizabeth Audette afirmó: “Dada la complejidad y la magnitud de las cuestiones de confidencialidad en la iglesia, la claridad sobre la práctica del clero […] es importante”.[6] Desgraciadamente, “hay varios informes de pastores que han roto la confianza de personas que le abrieron su corazón con la expectativa de mantener la confidencialidad”.[7] Este tipo de divulgaciones poco éticas han dado lugar incluso a demandas judiciales.[8] El dirigente pastoral Michael Kane atribuye este incumplimiento de la confidencialidad a una falta de comprensión adecuada. Escribió: “Pocos de los entrevistados [pastores] comprendieron que la información recibida en el asesoramiento o la dirección espiritual debía mantenerse en secreto”.[9] Por tanto, los ministros tienen el deber sagrado de proteger la confidencialidad, ya que es lo correcto, además de que conlleva muchos beneficios.

Beneficios y límites

La confidencialidad entraña beneficios personales, organizativos y sociales.[10] Cuando la confidencialidad es una prioridad, las ovejas y los pastores tienden a sentir que tienen alguien a quien recurrir cuando se enfrentan a una crisis personal.[11] Esta sensación de seguridad es crucial para la relación entre el pastor y las ovejas, además de que las anima a buscar consejo, instrucción y recomendaciones. Por otra parte, mantener el secreto es una cuestión de respeto por el ser humano y su dignidad, ya que da a las ovejas “la seguridad de que la información que causa vergüenza no será expuesta en público”.[12]

En cuanto a los beneficios organizativos, el profesor Carey y sus colegas descubrieron que la confidencialidad fomenta la honestidad sin temor a represalias, y abre el camino para que las personas reciban ayuda antes de que su situación se vuelva insostenible. Estos resultados son especialmente ciertos cuando se tratan cuestiones morales o doctrinales relacionadas con el cuerpo ministerial.[13]

Además, la protección de la información privada de otras personas aporta beneficios a la sociedad, ya que “anima a las personas a participar en actividades socialmente deseables, incluidas la investigación y las actividades de salud pública”.[14] La protección de la confidencialidad también fomenta la confianza entre la sociedad y la religión organizada.

Aunque el secreto de la información es un deber ético universal,[15] existen límites en cuanto a la protección de algunos datos. Los posibles límites a la confidencialidad pasan por la idea de privilegio, generalmente reivindicada por abogados y ministros,[16] pero no se aplican ni se reconocen de la misma manera en todas las jurisdicciones[17] o países. La comunicación privilegiada es “una doctrina de algunas religiones, [y] el clero debe mantener la confidencialidad de las comunicaciones pastorales”.[18] También se define como “una protección estatutaria que permite a un pastor recibir ciertas comunicaciones en el contexto de su capacidad ministerial y estar exento de testificar sobre ellas ante un tribunal”.[19] Sin embargo, es esencial señalar que este privilegio puede no ser absoluto, ya que los estatutos de denuncia obligatoria a veces “especifican las circunstancias bajo las cuales una comunicación es ‘privilegiada’ o puede permanecer confidencial”.[20] Algunos países y jurisdicciones tienen leyes de denuncia obligatoria que obligan a los pastores a reportar “actividades delictivas que puedan resultar en un daño o peligro grave para las personas y el público”.[21] Estas actividades pueden incluir, entre otras, el abuso de menores y la explotación de personas con necesidades especiales. En consecuencia, es vital que los pastores conozcan y respeten los límites de la confidencialidad exigida por las leyes nacionales o jurisdiccionales.

Mejores prácticas

Dada la importancia vital de la confidencialidad, a continuación se exponen siete prácticas para ayudar a los pastores a maximizar los beneficios que aporta y limitar sus posibles susceptibilidades.

Comprométase personalmente a mantener la confidencialidad. La violación de la confidencialidad puede exponer al pastor a responsabilidad legal por difamar a una persona e infligir intencionadamente daños emocionales,[22] relacionales y materiales a sus ovejas. Por lo tanto, mantén siempre la discreción.

Sigue el protocolo de tu organización religiosa. Adopta las prácticas confidenciales de tu grupo religioso y asociación. Estos protocolos suelen establecerse para garantizar que los pastores actúen sobre la base de las normas éticas más elevadas, y de este modo protegerse a sí mismos de demandas judiciales y también proteger a sus ovejas de los daños causados por divulgaciones inapropiadas. Los protocolos pueden incluir la confidencialidad absoluta y profesional. La confidencialidad absoluta es una comunicación privilegiada, mientras que la confidencialidad profesional se da cuando los pastores no pueden hablar de su propia oveja “o de su caso con nadie, salvo con otro profesional que, en el ejercicio de su profesión, goce de la protección de una comunicación privilegiada”.[23]

Imita al Buen Pastor. Jesús es el mayor confidente, por lo que los ministros deben seguir su ejemplo. El salmista declara: “Es mejor refugiarse en el Señor que confiar en la gente” (Sal. 118:8, NTV). Por lo tanto, seguir el ejemplo de Cristo es muy importante para fomentar la confianza de los miembros de la iglesia. Durante su ministerio, Jesús mostró cómo debían comportarse los pastores en relación con la confidencialidad.

En tus sermones, evita utilizar casos que hayas escuchado durante la consejería. Los ministros que asumen sus deberes sagrados y su responsabilidad ética evitarán utilizar en sus sermones casos que hayan escuchado en sesiones de consejería pastoral. De hecho, “cualquier indicio de indiscreción verbal”[24] puede hacer que el pastor pierda la credibilidad de su ministerio. Por tanto, los ministros deben encontrar otras alternativas para ilustrar sus sermones y charlas.

Pide autorización. Antes de divulgar información personal sobre un hermano o hermana, pídele su autorización. También debes tener el consentimiento explícito antes de utilizar la información en una presentación, o cuando envíes a la persona a otros consejeros pastorales o profesionales de la salud mental. Si se concede el permiso, debes tomar medidas para evitar que el feligrés sea identificado ante la iglesia.

Conoce los límites. Investiga un poco para averiguar cuáles son los límites de la confidencialidad en tu país o jurisdicción. Cuando los pastores conocen estos límites, pueden compartirlos con aquellos que buscan asesoramiento antes de compartir cualquier información confidencial. Conocer estos límites ayudará a reducir el riesgo de dañar a las ovejas, al público, o al propio pastor a través de la pérdida de credibilidad y demandas debido a revelaciones inapropiadas.

Vive según los cinco principios éticos. Los pastores deben adoptar cinco principios éticos: no maleficencia (no hacer daño), beneficencia (hacer el bien), autonomía (derecho a la autodeterminación), justicia (trato justo), y fidelidad (cualidad o estado de ser fiel).[25] Estos cinco principios son la base de la confidencialidad. Si se ponen en práctica, probablemente protegerán al pastor de causar daño a otras personas y a sí mismo.

Conclusión

Podemos ver que la confidencialidad tiene un valor incalculable para el ministerio y ha de ser “respetada y protegida a cualquier precio”.[26] No obstante, toda esta información que aquí se ofrece pretende educar al lector, sin intención de que sirva de asesoramiento jurídico. Difundir información confidencial es un comportamiento intolerable, a menos que se dé permiso o exista un mandato legal para hacerlo. Por lo tanto, es probable que las siete prácticas mencionadas aumenten la credibilidad de los pastores, ayudándolos a obtener beneficios personales, organizativos y sociales.

Sobre el autor: Director de Cuidados Pastorales de AdventHealth Manchester, Estados Unidos


Referencias

[1] Marlon C. Robinson, “The Pastor’s Mental Health and the Covid-19 Pandemic”, Ministry 93 (2021), pp. 6-9.

[2] “Privacy and Confidentiality”, Office of Research. Disponible en <link.cpb.com.br/bed298>, consultado el 4/5/2023.

[3] Philip Merideth, “The Five C’s of Confidentiality and How to Deal With Them”, Psychiatry 4 (2007), pp. 28, 29.

[4] Lindsay B. Carey, et al., “Religion, Health and Confidentiality: An Exploratory Review of the Role of Chaplains”, Journal of Religion & Health 54 (2015), pp. 676-692.

[5] Ibid., p. 677.

[6] Elizabeth Audette, “Confidentiality in the Church: What the Pastor Knows and Tells”, Christian Century 115 (1998), pp. 80-85.

[7] Darlene Parsons, “Pastors Ignoring Confidentiality: Having Gospel Gossip Authority?”, The Wartburg Watch. Disponible en <link.cpb.com.br/d3e447>, consultado el 14/8/2023.

[8] Paul Dechant, “Confidentiality and the Pastoral Minister: Duty, Right, or Privilege?”, Journal of Pastoral Care 45 (1991), pp. 61-69; Audette, “Confidentiality in the Church”, pp. 80-85.

[9] Michael N. Kane, “Catholic Priests’ Knowledge of Pastoral Codes of Conduct in the United States”, Ethics & Behavior 23 (2013), pp. 199-213.

[10] Lawrence O. Gostin y Sharyl Nass, “Reforming the HIPAA Privacy Rule: Safeguarding Privacy and Promoting Research”, JAMA 301 (2009), pp. 1373-1375; Carey, , “Religion, Health and Confidentiality”

[11] Kami Orton, “The Clergy-Penitent Privilege: The Role of Clergy in Perpetuating and Preventing Domestic Violence”, Nevada Law Journal Forum 4 (2020). Disponible en <link.cpb.com.br/0b2345>, consultado el 14/8/2023.

[12] Gostin y Nass, “HIPAA Privacy Rule”; Ralph B. Lassiter, “Clergy Confidentiality”. Disponible en <link.cpb.com.br/712cff>, consultado el 14/8/2023.

[13] Carey, “Religion, Health and Confidentiality”.

[14] Gostin y Nass, “HIPAA Privacy Rule”, p. 1373.

[15] Merideth, “The Five C’s of Confidentiality”, pp. 28, 29.

[16] Carey, “Religion, Health and Confidentiality”; Orton, “Clergy-Penitent Privilege”

[17] Merideth, “Five C’s of Confidentiality”, pp. 28, 29.

[18] Clergy as Mandatory Reporters of Child Abuse and Neglect, Child Welfare Information Gateway. Disponible en <link.cpb.com.br/a53793>, consultado el 14/8/2023.

[19] Lassiter, “Clergy Confidentiality”, p. 2.

[20] Child Welfare Information Gateway, “Clergy as Mandatory Reporters”, p. 2.

[21] Carey, “Religion, Health and Confidentiality”, p. 684.

[22] Lassiter, “Clergy Confidentiality”, p. 5.

[23] Carey, “Religion, Health and Confidentiality”

[24] Ibíd., p. 681.

[25] Merriam-Webster, “Fidelity”. Disponible en <merriam-webster.com/dictionary/fidelity>, consultado el 18/5/2023.

[26] Carey, “Religion, Health and Confidentiality”, p. 684.