Generalmente las actividades de la sociedad de jóvenes se limitan a la presentación de un programa en la iglesia cada sábado, y a veces, ¡un sábado sí y otro no! Algunas sociedades tienen grupos de oración, de correspondencia o las clases progresivas, otras fomentan el Año Bíblico y el Curso de Lectura, y hay varias que desarrollan actividades sociales los sábados de noche, o picnics en los domingos y festivos. ¡Y… parece que únicamente eso es de importancia!

Durante los demás días y noches nuestros jóvenes descansan o atienden sus deberes ordinarios, cuando no se los encuentra en lugares que no son precisamente los que elevan y dignifican.

¿Será éste el objetivo de una sociedad de jóvenes? ¿Será que la sociedad de jóvenes de su iglesia se limita a ofrecer apenas un programa a los jóvenes, los sábados de tarde, para hacerles escuchar a uno o varios oradores y organizar de vez en cuando un programa especial?

¡Cuánta energía se pierde para una causa -que tiene tanto que hacer en un tiempo tan corto!

¿No estaremos fallando cuando dejamos de orientar a esos jóvenes y les entregamos seis días para que los vivan a su capricho, sin darles una orientación más profunda, ni mostrarles el camino del deber?

Recordemos que “con semejante ejército de obreros como el que nuestros jóvenes, bien preparados, podrían proveer, ¡cuán pronto se proclamaría al mundo el mensaje de un Salvador crucificado, resucitado y próximo a venir!”—“Mensajes para los Jóvenes,” pág. 194.

Esta cita, a pesar de ser muy conocida, tiene un alcance tan profundo, que resolvería de inmediato el gran problema de la predicación del Evangelio al mundo. Y nuestros jóvenes “bien preparados” para el trabajo, podrían aportar el elemento humano que necesita la iglesia para terminar la obra que le confió el Maestro.

La sociedad de los MV no fue fundada y organizada para pasatiempo de los jóvenes adventistas. ¡De ningún modo!

Cuando Lutero Warren, de Hazelton, Michigan, Estados Unidos, ideó la primera sociedad de jóvenes, lo hizo con propósitos misioneros. Se cuenta que cierta vez Warren y otro muchacho caminaban conversando sobre lo que podrían hacer los jóvenes por la predicación del triple mensaje angélico. Y en ese mismo lugar decidieron formar una sociedad para que los muchachos adventistas se reunieran y planearan trabajar para el Señor. A continuación, oraron para que Dios bendijera sus planes. Y así fue como empezó a reunirse un grupo de muchachos para tener cultos de oración, realizar reuniones pro temperancia y otras actividades misioneras. Después, también las muchachas entraron en la sociedad, y trabajando unidos distribuían folletos y revistas, visitaban a los enfermos y auxiliaban a los necesitados.

Ese fue el comienzo de la sociedad de jóvenes, así debe continuar y así debe encontrarla el regreso del Señor Jesús.

No condenamos las reuniones especiales y sociales que los jóvenes saben preparar tan bien, ni los juegos apropiados que tanto les gusta fomentar. Pero no olvidemos que en primer lugar se hallan los objetivos de la sociedad de los MV. Estas actividades no son otra cosa que medios para conseguir esos objetivos.

En el congreso que celebró la Asociación General en 1926, los dirigentes del Departamento de Jóvenes adoptaron el siguiente lema para resumir los objetivos de la sociedad: “Salvar del pecado y guiar en el servicio.” En esa dirección debemos orientar a nuestros jóvenes. Recordemos que la sociedad de los MV es la juventud organizada para trabajar por los jóvenes.

Zacarías 2:4 presenta un llamado urgente que el Señor hace a cada uno de nosotros: “Corre, habla a este mozo…” Pero, ¿hablarle de qué?

En cierta ocasión, cuando la Iglesia Católica necesitaba a su juventud, esparció por las calles de las ciudades de Italia millares de volantes en los que se veía la cúpula de la Iglesia de San Pedro y las siguientes palabras: “Jóvenes de Italia, Roma os llama.” Y nosotros, ministros de Dios, ¿no deberíamos apresurarnos a decir a la juventud de nuestra iglesia: “Jóvenes adventistas, el Señor os llama”?

“Salvar del pecado y guiar en el servicio” es el objetivo de cada sociedad de MV. ¿Está cumpliendo estos objetivos la sociedad de su iglesia? Y ¿cómo los cumple?

Damos a continuación una lista de las actividades que debe desarrollar cada sociedad de jóvenes MV:

1. Actividades devocionales:

  1. a. Cultos de oración, consagración y testimonios
  2. b. Año Bíblico
  3. c. Devoción matutina
  4. d. Semana de Oración: Semana pro Juventud

2. Actividades Educacionales:

  1. a. Clases Progresivas
  2. b. Curso de Lectura
  3. c. Liga de Estudio y Servicio
  4. d. Animar a sus jóvenes a que asistan a los congresos y campamentos
  5. e. Biblioteca

3. Actividades Misioneras:

  1. a. Evangelismo personal
  2. b. Obra con publicaciones
  3. c. Estudios bíblicos y reuniones en casas de familias
  4. d. Obra de auxilio cristiano
  5. e. Temperancia, radio y libertad religiosa
  6. f. Correspondencia misionera
  7. g. Tomar parte activa en las campañas de la iglesia.
  8. Sería un buen plan alistar a todos los jóvenes de la iglesia en las actividades indicadas; que los más entusiastas ayuden a los otros en el cumplimiento de todos sus deberes, principalmente de los espirituales; que les ayuden también a proponerse blancos elevados y alcanzarlos. En esa forma tendremos sociedades de jóvenes según el propósito con el que fueron fundadas. Se ganarán almas y se salvará a nuestra juventud.

No olvidemos las palabras de la sierva del Señor: “Se ha perdido mucho para la causa de Dios debido a la falta de atención por la juventud…”— “Christian Education” pág. 222.

Sobre el autor: Presidente de la Unión del Sur, Brasil.