En una declaración publicada hoy (26 de septiembre de 1995), Alfred C. McClure, presidente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Norteamérica, analizó preguntas suscitadas con motivo de un evento ocurrido en la iglesia de Sligo, en Takoma Park, Maryland, EE. UU. El evento, que ha sido descrito localmente como “servicio de ordenación’, tuvo lugar el sábado 23 de septiembre. Al responder preguntas respecto de los alcances de este servicio, McClure declaró: “Nuestra eclesiología con respecto a la ordenación no ha cambiado y las iglesias locales no tienen autoridad para ordenar al ministerio de la iglesia mundial”.
Una aclaración más amplia fue formulada por Arthur T. Torres, pastor titular de la congregación de 3,200 miembros. Torres presidió el evento del 23 de septiembre en el cual se afirmó públicamente a tres mujeres que sirven en el ministerio pastoral en la congregación y en instituciones relacionadas. En una carta abierta de fecha 9 de septiembre, Torres escribió: “La iglesia de Sligo no ordenará a nadie al ministerio evangélico, tal como esta frase se entiende en la Iglesia Adventista del Séptimo Día”. “Es una ordenación a la iglesia local únicamente… No tenemos ninguna pretensión de que esta ordenación sea para la iglesia mundial, o que tenga autoridad fuera de esta zona”.
La ordenación para el ministerio mundial en la Iglesia Adventista del Séptimo Día requiere que una asociación local emita una credencial así como el endoso de las organizaciones superiores. En este caso la Asociación de Potomac negó la concesión de las credenciales solicitadas.
El servicio realizado en la iglesia de Sligo ocurre después de la negativa de parte del congreso mundial a reconsiderar la práctica establecida en cuanto a la ordenación de las mujeres al ministerio. “A pesar de nuestro chasco por el resultado del voto de la iglesia mundial de no permitir que la decisión de ordenar a las mujeres pastoras al ministerio se tomara regionalmente por las diferentes divisiones mundiales”, declara McClure, “nosotros mantenemos nuestro compromiso de apoyar el resultado del voto, e instar a todos los pastores y dirigentes de la iglesia a apoyar la decisión”.
McClure declaró también que la iglesia norteamericana no ha cambiado su apoyo a las mujeres en el ministerio. “El liderazgo de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Norteamérica mantiene su compromiso de encontrar formas efectivas de afirmar y apoyar a las mujeres que sirven como pastoras, capellanes y profesoras de teología”.
McClure solicita a la sesión anual del liderazgo de la División Norteamericana que establezca una Comisión Presidencial Acerca de las Mujeres en el Ministerio. “Espero que esta comisión encuentre la forma de enviar un poderoso mensaje de aliento y validación a nuestras mujeres pastoras sin ponerlas en conflicto con nuestros hermanos y hermanas del resto del mundo”.
Sobre el autor: Alfred C. McClure es el presidente de la División Norteamericana