Consejos para mejorar la transmisión on-line

Uno de los comportamientos más afectados durante la pandemia de la COVID-19 fue la forma de relacionarnos con Internet y el ciberespacio. El distanciamiento social, la necesidad de quedar en casa, el miedo al contagio y las consecuencias psicológicas resultantes de toda esta situación hicieron que Internet se transformara en un tipo de válvula de escape para todo, desde la educación hasta el entretenimiento, pasando por la alimentación y las relaciones humanas. Según reporta The New York Times,[1] el acceso a las plataformas virtuales de entretenimiento, comunicación, juegos y noticias tuvo un aumento exponencial de accesos, motivado por las personas que buscaron soluciones para atenuar los efectos de su estado de aislamiento.

 Esta relación de dependencia de la red que, de hecho, ya existía, creció a un estatus superior. Parece que vemos concretarse lo que Manuel Castells destacó al inicio de la década pasada cuando dijo que Internet era “el tejido de nuestras vidas”.[2] La pandemia hizo que ese tejido se robusteciera y llegara con mucha fuerza a los “órganos” de la sociedad que todavía daban sus primeros pasos en el uso de las herramientas del ciberespacio. Entre ellos, la iglesia.

 La incertidumbre causada por la enfermedad y, posteriormente, por los decretos gubernamentales que impidieron las reuniones públicas forzó a las comunidades locales a una adaptación para la cual, en la mayoría de los casos, no estaban preparadas. En este sentido, muchas se convirtieron en retransmisoras de la programación producida por la sede sudamericana de la Iglesia Adventista, por sedes regionales, o incluso por la TV Nuevo Tiempo, resolviendo, de este modo, el desafío del culto sabático. Sin embargo, esto no minimizó los obstáculos que surgieron relacionados con el vínculo de los miembros con la iglesia local.

 La primera idea que tuvieron muchas iglesias fue la de transmitir sus cultos. Life.Church, plataforma internacional gratuita de transmisión de cultos, tuvo un aumento de más del cuatrocientos por ciento en sus transmisiones en el período de la pandemia. En Brasil, la búsqueda de cultos on-line también tuvo un aumento significativo.[3]

 Acompañando la tendencia, diferentes iglesias adventistas invirtieron tiempo y recursos en estas transmisiones. Algunas, utilizaron equipos sencillos; otras, equipos sofisticados que utilizaban antes de la pandemia. La Iglesia de la UNASP, campus San Pablo, es considerada como una de las referencias en transmisiones de cultos en Brasil. Acerca de este tema fui entrevistado por la revista Comunhão a fines de 2019.[4]El foco del artículo era mostrar qué nos motivaba a realizar la transmisión, qué tecnología utilizábamos y qué resultados obteníamos. En aquel momento teníamos más de treinta mil inscriptos en nuestro canal y un promedio de unas mil quinientas personas por culto. Actualmente tenemos casi setenta mil inscriptos,[5] y una audiencia que llega a las diez mil personas por transmisión.

Punto de partida

 Considerando este ejemplo, tal vez uno de los más grandes de la Iglesia Adventista mundial, surgen varias preguntas a fin de entender lo que ha hecho nuestra iglesia para conquistar tamaña audiencia. Comienzo con algo que considero un axioma: la transmisión on-line no tiene por objetivo crear una iglesia digital, sino llevar lo digital a la iglesia. Es decir, la transmisión de un culto debe ser un complemento de lo que ya existe en la iglesia y no la creación de una nueva iglesia en una modalidad no presencial.

 ¿Por qué considero importante este pensamiento? Por dos motivos. Primero, una transmisión de culto, Escuela Sabática o estudio bíblico debe reflejar la realidad de lo que la iglesia local realizaba antes de la pandemia. Si antes había compromiso de los miembros con los cultos, los ministerios y los eventos de la iglesia, también habrá compromiso en esta nueva realidad. Segundo, existe el peligro de planificar un culto distinto para el formato digital. Pero, no debemos tratar estas situaciones como algo separado. La iglesia es una sola, ya sea en Internet o en el templo.

 Partiendo de estas premisas, entiendo que los líderes están listos para el desafío de llevar lo digital a su iglesia. En este proceso, muchas veces la tarea se vuelve aún más compleja debido a la diferencia generacional. David Kinnaman nos invita a considerar la importancia de la siguiente pregunta: “¿Cómo podemos seguir a Jesús, y ayudar a los jóvenes a seguirlo fielmente, en una cultura inmersa en una drástica y constante información?”[6] Cuando la iglesia decide digitalizar algunas de sus actividades, utilizar los medios sociales para dar soporte a su trabajo y practicar cierto tipo de capacitación en medios, pueden ocurrir conflictos generacionales entre los jóvenes y los líderes de más edad. Es necesario, sin embargo, encontrar el equilibrio para que las programaciones alcancen al público de una manera correcta y para que cumplan sus objetivos.

 En relación con la capacitación en medios, una transmisión on-line requiere una preparación especial por parte de quienes participarán en el programa. Por ello, los participantes deben tener cuidado no solo con la apariencia sino también con la forma de comportarse frente a las cámaras y los equipos. Es necesario dirigirse a la audiencia mirando siempre hacia las cámaras, mostrando la importancia que se les da a los espectadores.

Consejos prácticos

Después de las primeras consideraciones, la iglesia debe pasar a la acción. Deben darse algunos pasos. Ellos son:

 Tecnología. Cámara de buena calidad, conexión de banda ancha y buena iluminación son fundamentales, por más simple que sea la transmisión. Sin esos elementos, mi consejo es no realizar la transmisión.

 Escenario: El ambiente debe estar preparado para la transmisión. El aspecto de la iglesia para la transmisión on-line tiene sus peculiaridades. Piensa, por lo tanto, en el fondo, en los colores y, nuevamente, en la mejor posición para la iluminación.

 Plataformas. Es imprescindible elegir una plataforma de transmisión abierta al público. En este caso, YouTube es la primera opción. Facebook también es una opción óptima por el nivel de presencia de las personas. Aunque el número de usuarios de Instagram haya crecido durante la pandemia, esa aplicación no es la mejor opción para la transmisión de eventos. Existen softwares que gestionan la transmisión en múltiples plataformas. Desgraciadamente, sin embargo, las mejores herramientas no son gratuitas. Por lo tanto, verifica las condiciones financieras de tu iglesia antes de planificar una transmisión en más de una plataforma simultáneamente.

 Identidad visual. Crea o evidencia la identidad visual de la iglesia tanto en las transmisiones como en la divulgación de los eventos. Escoge una paleta de colores adecuada, un diseño patrón para los posteos que debe ser replicado en la transmisión también. Esto le dará un sentido de profesionalismo al trabajo.

 Apoyo en las redes sociales. Las redes sociales de la iglesia deben apoyar la búsqueda de una transmisión exitosa en cuanto a audiencia e involucramiento. Haz una campaña previa para que los miembros de la congregación sigan las redes sociales de la iglesia y compartan los contenidos.

 Planificación de posteos. Las redes sociales deben gestionarse siguiendo un rígido patrón de planificación de posteos de apoyo a las programaciones que se realizarán online. Esa planificación debe incluir el agendamiento previo de los eventos, tanto en YouTube como en Facebook, pues así quedarán evidenciados para los seguidores. No olvides que todo debe seguir los patrones de identidad visual. Una sugerencia es que las redes tengan posteos diarios que lleven a y culminen en los cultos transmitidos. Por lo tanto, escoge temas para cada día y crea un calendario de esos posteos. Por ejemplo, mensaje pastoral el lunes, versículo bíblico el martes, mensaje de algún ministerio el miércoles, recuerdos de eventos antiguos el jueves y mensaje de preparación el viernes. Haz tu propio calendario de posteos de acuerdo con la realidad de tu iglesia.

 Los ítems mencionados son muy importantes. Pero nada es tan importante como el contenido. En Internet, hay un dicho: “El contenido es rey”. Pero ¿qué sería un buen contenido para un culto? ¿Ya no tenemos un mensaje importante?

 Un culto, o cualquier otro evento eclesiástico transmitido, debe sobresalir por su calidad. Hay que elegir y presentar bien el tema del sermón, el mensaje musical y la predicación. La programación podrá tener un gran alcance si se realiza con excelencia, pero puede tener una repercusión negativa si tuviera errores importantes.

 En la Iglesia de UNASP-SP, Gilson Grüdtner, pastor titular, y Robson Góes y Renato Prandi, pastores auxiliares, han presentado contenidos relevantes tanto en los cultos como en las clases bíblicas que la iglesia ha sostenido durante este período. La elección de temas escatológicos fue estratégica y llamó la atención del público hacia asuntos de interés relacionados con el momento por el que el mundo está pasando. Para tener una idea, ¡algunos programas realizados por la iglesia ya tuvieron más de medio millón de visualizaciones![7]

 El contenido relevante, bien preparado y presentado, mueve a las personas a tomar decisiones. Hay personas que fueron bautizadas como resultado de las transmisiones. La gran cantidad de personas interesadas en aprender más sobre la Biblia y afirmarse en la iglesia motivó, por ejemplo, la realización de clases bíblicas mediante videoconferencias y también una serie de sermones en los cultos de los días miércoles con énfasis en las doctrinas adventistas.

 Finalmente, por más que sea necesaria una preparación diferente de la preparación del culto presencial, no debe considerarse el culto transmitido como algo diferente. No tenemos que crear una iglesia versión digital. Un culto on-line debe ser una presentación adaptada a Internet de lo que la iglesia ya hacía, pero con un nivel mucho mayor de involucramiento y alcance. Una buena transmisión refleja una iglesia viva, de acción y fiel al llamado de predicar el evangelio alcanzando, de hecho, ¡los confines de la Tierra!

Sobre el autor: Profesor universitario y director del departamento de Comunicación de la Iglesia de la UNASP-SP, Brasil.


Referencias

[1] Ella Koeze y Nathaniel Popper, “The Virus Changed the Way We Internet”, The New York Times, disponible en <nyti.ms/32f0s59>, consultado el 14/7/2020.

[2] Manuel Castells, A Galáxia da Internet: Reflexões sobre a Internet, os negócios e a sociedade (Rio de Janeiro: Zahar, 2003), p. 7.

[3] Según Google Trends, las búsquedas de cultos online tuvieron un aumento repentino, al inicio de la

pandemia, de más del 3.300 %. El informe con más detalles de la búsqueda del término en los últimos doce meses puede consultarse en <bit.ly/32d4FXb>, consultado el 14/7/2020.

[4] R. Ramos, “Igrejas Antenadas na Rede”, Comunhão, ed. 266, pp. 28-31.

[5] El objetivo del departamento de marketing y comunicación de la Iglesia de UNASP-SP es llegar a los mil inscriptos en el canal de YouTube hacia fines de octubre de 2020.

[6] David Kinnaman, Geração Perdida: Por que os jovens estão abandonando a igreja e repensando a fé (Pompeia, SP: Universidade da Família, 2014).

[7] El sermón “O Abalo das Potestades do Céu no Final do Sexto Selo” [El estremecimiento de las potestades del cielo al final del sexto sello], predicado por el pastor Gilson Grüdtner, fue visto por más de 548 mil personas, siendo el video más visitado del canal de la Iglesia de UNASP-SP. Está disponible en <youtu.be/vRs6YkqowHs>.