De ANN y ASN.
Por quinto año consecutivo, más de un millón de personas se unieron a la Iglesia Adventista en todo el mundo. La información fue dada por el Pr. Mathew Bediako, secretario de la Asociación General de la IASD, durante el Concilio Mundial realizado en Manila, Filipinas, en el mes de octubre.
Aquí están los números:
* La iglesia mundial cerró el primer semestre del año pasado con 15.780.719 miembros.
* El 89% de los nuevos adventistas son de Sudamérica, Centroamérica, África Centro- Oriental, África del Sur-Océano índico, Asia Meridional y Asia Meridional-Pacífico.
* África y América Latina abrigan, actualmente, al 70% de los miembros de iglesia. Aproximadamente el 18% reside en Asia, el 7% está en Norteamérica, y el 5% en Europa y Oceanía.
* Si bien Asia Meridional-Pacífico ha perdido más de 400.000 miembros, debido a la organización de la secretaría entre 2003 y 2005, presenta hoy el índice más alto de crecimiento regional: 6,6%.
* Unas 2.800 personas, en promedio, fueron agregadas diariamente a la iglesia.
* Actualmente, existe un adventista cada 425 personas en el planeta. En 1980, la proporción era de uno por cada 1.268.
* De acuerdo con el informe de la secretaría de la División Sudamericana, presentado en la reunión de la Comisión Directiva, el número de adventistas en Sudamérica es de 2.380.278, distribuido en 2.220 distritos pastorales, 9.392 iglesias y 10.965 grupos. La iglesia sudamericana es atendida por 2.897 pastores.
Para reflexionar
“Lo que distingue a los constructores de imperios es su pasión. Dedican la vida a una idea que, con el paso del tiempo, se convierte en un ideal. Más importante, inspiran a otras personas a comprar su sueño. De algún modo, todos se empeñan en cambiar el mundo”, escribió Michael Meyer, en su libro. Estaba en lo correcto G. W. F. Hegel, cuando dijo en su Philosofy of History: “Ninguna cosa grande en el mundo fue conseguida sin pasión”.
Las personas apasionadas no trabajan por dinero. Eso no quiere decir que no ganen algo de dinero, a veces, mucho dinero; pero personas como William Shakespeare, Thomas A. Edison, Sam Walton, Walt Disney y Bill Gates, aun cuando se hayan hecho ricas, no fueron inspiradas por dinero, sino por el impulso de concretar un sueño interior que podía marcar la diferencia en el mundo. Las personas apasionadas no realizan solo un trabajo, pues el trabajo es algo que se hace por dinero. La pasión es algo que se hace por inspiración. Las personas apasionadas cumplen su vocación, aun cuando reciben nada más allá de lo suficiente para satisfacer sus necesidades básicas. La cumplen porque ella es su vida.
La pasión no es algo que planeamos, sino que está implantado en nuestro ser. Es un sentimiento tan fuerte acerca de algo que nos lleva a perseguir el objetivo de deseo. Nómbrala como quieras -impulso, encargo, compulsión, fuerza, en su estado saludable, se origina en Dios como nacimiento de un sueño, el rastro de un nuevo camino que Dios nos llama a seguir.
La pasión significativa se origina en Dios, y está enraizada en los corazones receptivos y obedientes. Las personas apasionadas tienen el corazón en su trabajo; es decir, el trabajo las mueve de la misma manera en que un ser amado calienta el corazón. Bob Pierce, fundador de “Visión Mundial”, tenía como lema esta frase: “Que mi corazón lata por los deseos del corazón de Dios”. Era un hombre apasionado por los intereses de Dios; un hombre entusiasmado e incitado a cuidar de las personas heridas y sufrientes del mundo. Comprometido. A pesar de la enormidad de la tarea, Bob Pierce puso el corazón y el alma en el trabajo de combatir el hambre en el mundo.
La pasión nace en el corazón y de Dios, involucra nuestro corazón y nos compele a ser personas apasionadas, que traducen la devoción en acción. La pasión sin acción es solo un sueño. La acción sin pasión es trabajo fastidioso. La pasión en acción es un completo deleite.