La crisis económica, resultado de la pandemia de la COVID, se ha reflejado, inevitablemente, en la dinámica financiera de la iglesia. Esta situación exige sabiduría por parte del pastor distrital para administrar los recursos locales a fin de asegurar que no falten medios para el mantenimiento de las actividades regulares de la iglesia y el cumplimiento de la misión.
En esta entrevista, el pastor Edson Erthal de Medeiros comparte consejos prácticos para ayudar a los pastores distritales a reestructurar la planificación financiera local y a salvaguardar los recursos de la iglesia en tiempos difíciles. Licenciado en Ciencias Contables, tiene un postítulo en Administración Financiera y Gestión de Negocios y una maestría en Administración Estratégica. El pastor Edson trabajó como tesorero responsable del área de Educación de la Asociación Sul- Paranaense, tesorero de la misma Asociación, director financiero de la Casa Publicadora Brasileira y tesorero de la Unión Sul-Brasileira. Actualmente es tesorero de la Unión Central Brasileira. Casado con Zuleica Reis Medeiros, tiene dos hijos, Edson y Marcos.
¿Cuál es la importancia de definir una planificación financiera anual?
A pesar de la ansiedad producto de la incertidumbre que vivimos hoy, Dios no hace aquello que es nuestra responsabilidad hacer. Con orientación divina, oración y fe, planificar el futuro es la mejor manera de crearlo. Siempre que trabajamos con una planificación financiera, pensamos en los plazos corto, mediano y largo. Planificar es trazar el camino desde el lugar en el que nos encontramos hasta el lugar al que queremos llegar
En Lucas 14:28 al 30, Jesús nos orienta a planificar antes de comenzar cualquier emprendimiento. En este sentido, sus palabras se refieren específicamente a la planificación financiera: “Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar”. Mucho antes de que los autores y los académicos modernos escribieran libros sobre planificación financiera, el Señor ya nos dio esta orientación clara: antes de hacer, planifica lo que hay que hacer y evalúa el costo.
¿Cuáles son las principales dificultades para establecer el presupuesto local?
Una de las principales dificultades al realizar un presupuesto/planificación es no tener claros los objetivos, lo que se desea lograr. Otra cuestión importante es que después de realizar el presupuesto hay que seguirlo, y eso exige control. No tener disciplina financiera es uno de los grandes enemigos de la ejecución de un presupuesto. Además, la mayoría de las iglesias, organizaciones y personas tienen dificultades para identificar con claridad qué es imprescindible, qué es urgente, qué es necesario y qué es deseo. Sobre nosotros, los líderes, pesa la responsabilidad de ayudar a nuestras iglesias a planificar y presupuestar.
Por orientación divina, Elena de White escribió: “Los administradores que son negligentes, que no saben cómo administrar, deberían ser separados de la obra. Asegúrense los servicios de hombres y mujeres que sepan manejar las cosas, para que la obra no se enrede. Que todos los que se relacionan con nuestras instituciones se humillen delante de Dios. Que le pidan que los ayude a trazar planes con sabiduría y economía para que las instituciones arraiguen firmemente y lleven fruto para gloria de Dios” (Consejos sobre mayordomía cristiana, p. 268).
¿Cómo evaluar el presupuesto de iglesia para proponer ajustes presupuestarios?
Las prácticas más comunes sugieren que el presupuesto debe basarse en el historial de ingresos (entradas) y gastos (salidas). Al considerar este contexto de pandemia, el pasado podría no reflejar la nueva realidad. Por lo tanto, lo ideal es que los presupuestos se realicen a partir de cero. Es necesario, por lo tanto, evaluar los ingresos y los gastos actuales, y planificar el futuro con los datos presentes, no con los históricos.
El presupuesto de la iglesia siempre debe priorizar la misión y adecuar la distribución de los valores de acuerdo con los objetivos propuestos. Cada comisión financiera y la Junta de iglesia local deben evaluar si el presupuesto refleja su prioridad misionera. A veces es necesario asignar una parte de los recursos a ampliaciones y reformas. Esto es importante, pero debemos recordar que la ampliación de la estructura no puede primar sobre la expansión del Reino de Dios. En mi experiencia en el ministerio de las finanzas, pude observar que cuando una iglesia está enfocada en la misión nunca faltan recursos para la expansión estructural.
¿Cuáles son las mejores prácticas para mantener el equilibrio entre el control de gastos y las inversiones necesarias para la manutención de la iglesia y el cumplimiento de la misión?
El propósito del presupuesto no es estar en un cajón o solo quedar escrito en el acta de la Junta. Cada mes, los líderes y los responsables de las finanzas de la iglesia deben considerar la información sobre lo presupuestado y lo realizado, y corregir cualquier desajuste lo antes posible. Según el Manual de la iglesia, “el método más satisfactorio de proveer para los gastos locales de la iglesia es el plan del presupuesto” (p. 135). Conocer la información y saber con precisión la realidad financiera de la iglesia es fundamental para que la gestión de los recursos se realice con eficiencia y produzca resultados eficaces para la misión.