Características que debe tenerse en cuenta para lograr un bautisterio práctico, eficiente y atractivo.

Se ha escrito bastante acerca del significado del bautismo y la manera de realizarlo, pero poco acerca de los bautisterios mismos. Como consecuencia, frecuentemente se observan desaciertos en la construcción, que podrían evitarse si se toman en cuenta algunos aspectos que paso a detallar.

Ubicación del bautisterio

Normalmente, el bautisterio se incluye en el salón principal de cultos, en una posición tal que todos los asistentes puedan observar directamente el bautismo. Por eso, se ubican generalmente en el frente interno del templo.

Hace algunas décadas se colocaban bajo la plataforma, especialmente si el edificio era pequeño. En ese caso, el piso de la plataforma estaba constituido en parte por una tapa, generalmente de madera, bajo la cual se hallaba el bautisterio. La ventaja era que no ocupaba un espacio adicional. Pero eran múltiples los inconvenientes. Entre ellos, la salida de los bautizados mojados por la plataforma, a la vista de los asistentes; dificultades al desagotar el agua, por estar debajo del nivel del piso; y la limitada visibilidad para los asistentes, que se ponían de pie para ver el bautismo.

Para obviar estos inconvenientes, hoy se procura construir los bautisterios detrás de la plataforma en la que está el púlpito, a una altura que permita a los presentes ver con comodidad la ceremonia, con una abertura en la pared a manera de ventana. Esta posición es, hoy en día, la más utilizada, dejando la ventana abierta o con diversos cerramientos.

Dimensiones

Son muy diversas las opiniones sobre las dimensiones adecuadas de un bautisterio. En tiempos pasados, la idea era construir bautisterios que permitieran oficiar a dos o tres pastores simultáneamente. Se realizaban una o dos ceremonias bautismales por año, con un número relativamente elevado, para aquel tiempo, de catecúmenos cada uno. Hoy, la idea generalizada es que se realicen bautismos con mayor frecuencia, aunque sea con menos catecúmenos por vez. Esto permite la reducción de la dimensión de los bautisterios.

Si el bautisterio es grande, requiere mucha cantidad de agua, lo que incide en el costo operativo, especial mente si hay que calentarla. Por otro lado, si el bautisterio es demasiado pequeño, desluce la ceremonia y le quita dignidad.

Considero que 2,20 a 2,40 metros de largo y 1,30 a 1,50 metros de ancho son medidas adecuadas, con una profundidad de agua de 90 centímetros.[1]

Es posible construir bautisterios portátiles desamables, con estructura de caños y tela sintética, de dimensiones más reducidas que las indicadas o aun más grandes. Las dimensiones sugeridas corresponden a bautisterios permanentes, construidos en los templos.

Algunos consideran que aun 90 centímetros de profundidad de agua es poco. La práctica ha demostrado que es suficiente y resulta adecuado. Para esta profundidad de agua, se requiere que el bautisterio tenga 1 metro de profundidad, por el movimiento del agua que se produce al sumergir a la persona.

Se suele colocar en la parte frontal, que mira hacia el público, un cristal. Este puede tener unos treinta centímetros de alto, lo que permite vislumbrar una franja de agua de 15 a 20 centímetros. Esto hace más atractiva la escena.

Construcción

La construcción de los bautisterios fijos se puede realizar con muy diversos materiales. Donde las construcciones se hacen con madera, puede realizarse con terciado fenólico, revestido con membrana asfáltica o tela de material sintético. También se construyen de chapa metálica, que preferentemente debería ser de hierro galvanizado, o láminas de cobre o bronce. En estos casos, generalmente se revisten interiormente con metal desplegado o tejido, para adherir un revoque de concreto (cemento y arena) y fijar, luego, mosaicos cerámicos como terminación interior. Si se construye directamente de mampostería de ladrillos, éstos se revocan con mezcla hidrófuga, previo al revestimiento. En otros casos, se construyen las paredes y el fondo de hormigón armado de una sola pieza, como un tanque.

El cristal de la parte frontal se puede colocar en un marco de perfiles de hierro, aluminio, material sintético, o directamente cementado en tres de sus lados, dejando el lado superior libre. Para evitar filtraciones, se puede hermetizar con selladores sintéticos especiales. No conviene usar masilla común, porque se endurece y se resquebraja con el tiempo, con lo que permite filtraciones de agua.

La terminación interior puede ser de una pintura especial para piscinas o un revestimiento de cerámicos. Cabe aclarar que el revestimiento de cerámicos o azulejos no lo impermeabiliza. Esto debe lograrse previamente, mediante un revoque impermeable o aplicando una membrana impermeable.

Es importante que el piso del bautisterio sea antideslizante. Por eso, conviene realizar su terminación con un revoque de cemento y arena fratachado grueso, u otro material, sin revestimiento cerámico. Luego, se lo puede pintar con pintura para piscinas.

Acceso

El bautisterio necesita tener buenas escaleras de acceso. Se recomienda una escalera de cinco escalones de 20 x 20 cm.

Con frecuencia, la solemnidad del acto bautismal se ve disminuida por el espectáculo que ofrecen los catecúmenos al salir del agua con la ropa mojada, muchas veces pegada al cuerpo. Es recomendable que las escaleras de acceso estén ubicadas de tal manera, que el catecúmeno pueda entrar y salir del agua sin que lo vea el público. Lo ideal es que se lo vea recién cuando ha pisado el fondo del bautisterio. Puede lograrse este objetivo con una adecuada ubicación de la escalera o con un tabique (ver ilustración 1).

Sería bueno que toda iglesia posea túnicas bautismales confeccionadas con tela sintética, de cierta rigidez, para que no se adhiera al cuerpo, y con pesas en el ruedo. Aunque se cuente con ellas, es conveniente resolver la construcción de la escalera como se mencionó más arriba.

La escalera exterior de acceso al bautisterio estará en función de la altura a la que se decida construir su piso. En iglesias de dimensiones medianas, de unos cien a quinientos asientos, el fondo del bautisterio se puede construir al mismo nivel que la plataforma más alta, sobre la cual generalmente está el púlpito. La buena visibilidad dependerá, en parte, de que el piso del salón tenga pendiente o no. Si el bautisterio está centrado respecto al salón de cultos, y el púlpito también, será necesario correr este último a un lado cuando se realiza un bautismo. Esta solución resulta sencilla y relativamente económica.

Si se construye el piso del bautisterio en el mismo nivel que el de las piezas laterales desde las que se accede, la escalera exterior también será de 5 escalones de 20 x 20 cm, con sus huellas también antideslizantes. Si el fondo del bautisterio se halla más alto que el piso de las piezas de acceso, será necesario agregar tantos escalones como hagan falta para subir desde afuera. Es recomendable que en ningún caso las contrahuellas de las escaleras superen los 20 cm de altura, y las huellas en ningún caso sean menores que 20 cm. Estas medidas son el mínimo, por cuanto ya exceden las dimensiones aceptables para ancianos y niños. El ancho de las escaleras no deberá ser inferior a 60 cm, siendo recomendable que sea de 70 cm y tenga pasamanos.

Al hacer el techo o cielo raso en la zona del bautisterio y de sus escaleras de acceso, es importante tener en cuenta la altura existente desde el borde superior del bautisterio hasta el techo. Para entrar en el bautisterio, se debe subir 80 cm, 1 metro, o más. He observado algunos bautisterios que fueron construidos sin tomar en cuenta la altura de paso, con losa de hormigón armado construida a 2,5 metros del piso del bautisterio. Al ascender 1 metro por la escalera para entrar al bautisterio, queda 1,5 m libre, de manera que para entrar hay que agacharse, a fin de poder pasar sin golpearse la cabeza contra la losa. Para no tener este problema, debe quedar una altura de paso mínima de 2 metros, entre el escalón más alto y el techo o cielo raso. Si el bautisterio tiene una profundidad de 1 metro, y el fondo se encuentra al nivel del piso de las piezas de acceso, la altura entre piso y cielo raso debe ser de 3 metros, para que al subir 1 metro queden 2 metros libres. No es exagerado insistir en esto, pues el defecto permanece durante toda la vida útil del edificio o requiere una costosa reforma.

En el caso de tener este problema en algún edificio ya existente, puede reducirse en parte su incidencia adversa haciendo el último escalón más angosto, de modo que funcione como tabique que impida el paso del agua, pero no como escalón. La persona que entra o sale pasa con el pie por encima del último escalón (en realidad tabique). Así se reducirá 20 cm la altura por subir (ver ilustraciones 2).

Cuando las piezas laterales de acceso al bautisterio son reducidas, para no quitar espacio permanente a ellas, pueden construirse escaleras plegadizas o rebatibles del lado exterior (ver ilustración 3). Esta solución debe espacio reducido. Inspira más seguridad al catecúmeno una escalera fija.

El número de accesos al bautisterio depende del espacio disponible. Es mejor que haya dos accesos, en extremos opuestos del bautisterio, para permitir el ingreso de personas de diferente sexo por entradas diferentes. Además, esto permite reducir el tiempo entre catecúmenos.

Decoración

Se ha hecho tradición en algunos lugares pintar un cuadro sobre la pared posterior del bautisterio. Éste puede realzar la escena, pero hay que tener cuidado de que no sea grotesco ni excesivamente teatral. Si no se puede disponer de un artista que pinte con buen gusto, es preferible prescindir del cuadro.

Guillermo A. Harrel considera que “pocas veces se aumenta la hermosura del bautisterio por medio de la pintura de cuadros en el bautisterio”.[2] Por otro lado, en algunos casos se ha ido al extremo de agregar al cuadro, en forma permanente, ramas secas con flores artificiales, y pájaros embalsamados o sintéticos. Esto es totalmente irreal pues, en un ambiente natural, los pájaros nunca se quedarían a escasos centímetros de las personas, para observar la escena de un bautismo.

Se podría catalogar estos extremos como “barroquismos”, dignos de la contrarreforma del siglo XVI, cuando, para no perder feligreses, se comenzó a teatralizar, con escenografía escultural corpórea en los templos, escenas religiosas bíblicas. Es importante que no se quite la dignidad al acto bautismal, realzando tanto la escenografía que cautive la atención de los presentes, alejándolos del profundo significado del acto del bautismo mismo.

Si la ventana del bautisterio no queda abierta permanentemente, conviene que su cerramiento permita unos fáciles apertura y cierre. Generalmente, se utiliza cortinado. Los bordes de la ventana pueden estar eventualmente enmarcados con madera u otro material que haga juego con el contexto del estilo del púlpito. No es conveniente utilizar elementos brillantes que puedan dar reflejos que molesten al observador.

Vestuarios

A la entrada y a la salida del bautisterio se debe disponer de piezas que sirvan como vestuario. Para economizar espacio, especialmente en templos pequeños, aquéllas pueden servir como aulas destinadas a clases de Escuela Sabática para los niños, u otros destinos. De esta forma, el espacio no queda ocioso mientras no se realizan bautismos.

Si el espacio para vestuarios se usa también para otros fines, conviene prever la colocación de ganchos u otros dispositivos en las paredes, para sujetar cortinas que formen boxes para vestidores individuales. Estas cortinas se retiran cuando no hay bautismo. Si los vestuarios se utilizan exclusivamente para ese fin, pueden disponerse boxes permanentes. En todos los casos, es bueno disponer de perchas, sillas o asientos que puedan mojarse, para comodidad de los catecúmenos.

En estas piezas, y al lado de la escalera de salida del bautisterio, conviene colocar rejillas para facilitar el drenaje del agua que chorrea el catecúmeno al salir.

Es recomendable que en las cercanías se disponga de baños, con por lo menos un inodoro y un lavatorio con espejo, para cada sexo. En templos pequeños y medianos, los grupos sanitarios generales que sirven a la iglesia pueden estar ubicados cerca y con acceso fácil desde el bautisterio y desde las aulas de niños (ver ilustración 4). En templos grandes, además de los grupos sanitarios generales para la iglesia, se ubican baños pequeños en proximidades del bautisterio (ver ilustración 5). Ningún cuidado es excesivo para cumplir con la recomendación bíblica: “Hágase todo decentemente y con orden” (1 Cor. 14:40).

Abastecimiento de agua, desagüe y calefacción

La canilla para llenar el bautisterio debe estar ubicada de tal manera que se pueda accionar desde afuera, pero que no sea visible desde el salón de cultos. La entrada de agua no debe estar muy alta, para que no se escuche el ruido del agua al entrar, lo que puede ser molesto si el llenado continúa durante una reunión. Cuando esto ya está mal resuelto, algunos añaden un trozo de manguera, para canalizar el agua sin que haga ruido.

El desagüe se realizará con una cañería de 1 1/2 ó 2 pulgadas de diámetro, con salida en la parte más baja del piso del bautisterio. Se operará con llave exclusa, accionada desde afuera del bautisterio, y no con tapón colocado en el piso.

En los lugares donde existe conexión de agua corriente, es recomendable disponer de un tanque de agua de reserva, desde el que se pueda asegurar o acelerar el llenado de! bautisterio, en caso necesario.

Para calentar el agua, se pueden utilizar calefactores a gas o eléctricos. He comprobado que los calefactores eléctricos trifásicos sumergibles son más efectivos, y su instalación y operación es menos complicada. Su costo también es mucho menor que un calefón a gas. Es necesario evaluar en cada caso lo que más convenga, según el costo del gas y de la energía eléctrica en la zona.

En caso de utilizar un calentador eléctrico, conviene colocar una línea de alimentación eléctrica exclusiva desde el tablero general al bautisterio. Si se dispone de conexión trifásica, tanto mejor; el calefactor se conectará mediante un tomacorriente cerca del bautisterio. Debería haber una llave interruptora antes del tomacorriente, para poder cortar la energía eléctrica antes de maniobrar con el tomacorriente. Insisto en que esta línea debería estar independiente del resto de la instalación eléctrica desde el tablero principal de distribución, para que de ninguna manera afecte los circuitos de iluminación y amplificación del templo. Si el calefactor está armado sobre un bastidor de madera, se le colocarán pesas para que quede sumergido, y el calentamiento del agua se produzca desde el fondo del bautisterio. De esta manera, el agua se calentará en toda su profundidad.

Sobre el autor: Arquitecto, ha diseñado los planos para la construcción de muchos templos adventistas. Es anciano de la iglesia central de Posadas, Misiones, Rep. Argentina.


Referencias

[1] Una publicación de la Asociación General sugiere las siguientes medidas como mínimo: profundidad de agua. 81 centímetros; largo: 2,13 metros; y ancho 1,12 metros. General Conference of Seventh-day Adventists, Planning Church and Church School Buildings (Washington, D.C.: Review and Herald Publishing Association, 1953), p. 19.

[2] Guillermo A. Harrel, Planning Better Church Buildings (The Sunday School Board, Southern Baptist Convention, 1970), p. 69