Los pastores y los ancianos se deben unir para alimentar espiritualmente tanto a la congregación como a los interesados

Hace algunos meses, analizamos los beneficios de las visitas pastorales en las vidas de los miembros de la iglesia. A fin de ampliar este concepto, los animo a poner en práctica algunas de estas ideas:

Planifique sus visitas. Si usted no planifica sus visitas, seguramente no las hará. Es cierto que los encuentros casuales también pueden ejercer alguna influencia. Pero, si usted decide en qué momento va a visitar a la gente, eso le permitirá decidir a quiénes visitará y lo ayudará a establecer una agenda bien organizada.

Organice las visitas. Preferentemente, decida de antemano el encuentro. Aunque hay gente que no se incomoda si recibe visitas a cualquier hora, la mayoría prefiere que se le avise. Eso permitirá al Espíritu Santo preparar la mente para la conversación espiritual.

Sea breve. Tal como los sermones, las visitas pastorales no necesitan ser largas, si han de producir beneficios eternos. La interacción de Cristo con la gente demuestra cuánto poder se logra en esos encuentros breves.

No haga solo las visitas. Para su protección, especialmente si tiene que visitar a alguien del sexo opuesto, vaya siempre acompañado. Éste es un plan divino. Invite a un miembro de iglesia de experiencia para que lo acompañe. Si usted entra solo en una casa, arriesgará su reputación por algo que alguien pudiera decir que ocurrió allí. Esas acusaciones serían casi imposibles si la visita se hace acompañado.

Delegue responsabilidades. Usted no puede hacer todas las visitas. Por eso, debe entrenar a los ancianos: llévelos con usted mientras hace las visitas; capacítelos, y anímelos a aceptar la responsabilidad de ayudarlo a alimentar espiritual mente a los miembros de la congregación y a los interesados.

Aumente su equipo de trabajo. Convenza a los miembros de la iglesia de que la visita de un anciano es realmente una visita pastoral. Proporcione tarjetas de visita a sus ancianos y enséñeles a presentarse como representantes suyos, como una extensión de la obra pastoral. Al visitar a alguien, pueden decir algo así: “El pastor me pidió que lo visitara para orar con usted y por usted”.

Distribuya impresos. Tenga siempre a mano folletos, revistas o guías de estudio para entregarlos a cada persona que visita. Con eso, usted demuestra que su visita no es casual. Trate de que la conversación se refiera siempre a temas espirituales. Sus ancianos deben aprender a hacer lo mismo, y deben decir: “El pastor me pidió que le entregara este recuerdo”.

Haga preguntas específicas. Después de los contactos iniciales, haga directamente una o más preguntas que no se puedan contestar con un “sí” o un “no”. Por ejemplo: “¿Qué me puede decir de su relación con Dios a esta altura de su vida?” O: “¿Qué ha visto y oído en la iglesia que lo ha fortalecido en la fe o que representa un desafío para usted?” A los miembros que no siempre vienen a los cultos, les podría preguntar: “¿De qué manera podría la iglesia satisfacer mejor sus necesidades?” A los que no participan en la obra misionera, podría decirles: “¿Qué tipo de trabajo le resulta más interesante?” O “¿En qué rama de la misión de la iglesia le gustaría participar?” Una pregunta para los que tienen alguna influencia en la comunidad podría ser: “¿A quién me podría presentar para invitarlo a asistir a las reuniones de la iglesia?” O: “¿Qué eventos especiales nos podría ayudar a planificar, para que así pueda invitar a sus amigos?”

Mencione necesidades especiales. A los que están de duelo les podría sugerir: “Por favor, dígame, ¿qué aspecto de la vida de este ser querido ha ejercido influencia en la suya?” A otro doliente le podría decir: “Quisiera orar con usted para que tenga la seguridad de que Dios lo ama, que lo ha perdonado, y para que así pueda confiar plenamente en sus promesas”. A los ancianos: “Cuénteme cómo lo ha guiado Dios, y qué seguridad tiene de que él lo valoriza”. A los padres dígales: “¿Qué preocupación, en relación con sus hijos, quisieran ustedes que yo le presentara a Dios en oración?” A los voluntarios y a los líderes podría decirles algo como esto: “Quiero orar para agradecer a Dios por la contribución de ustedes a su causa”.

Sea discreto. Nunca comparta con nadie informaciones confidenciales. Pero no prometa reserva a la gente que ha atacado física o emocionalmente a alguien, o lo ha hecho víctima de alguna forma de abuso sexual. En algunos de estos casos, el pastor puede ser llamado para dar testimonio frente a los tribunales. No huya de su responsabilidad profesional, ética, moral y legal de defender a las víctimas de los abusos de los pecadores.

Aproveche los eventos sociales. En las fiestas tales como casamientos, almuerzos o cenas especiales, o cumpleaños, sin duda usted va a encontrar gente con necesidades particulares. Al conversar informal y agradablemente con ella, proporciónele su tarjeta de visita, dígale algunas palabras de ánimo, y abra el camino a fin de profundizar la relación y para una eventual visita posterior.

Sobre el autor: Secretario de la Asociación Ministerial de la Asociación General.