Cómo un equipo de obreros laicos inició una
El gran movimiento de acción cristiana quedó registrado en el libro de los Hechos, para nuestra edificación, y los acontecimientos que refiere son gloriosos. En el siglo XX, podemos y debemos escribir un nuevo libro de los Hechos a fin de preparar a un pueblo para la pronta venida de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. El Evangelio fue predicado en aquel tiempo a “toda criatura”, mediante los esfuerzos combinados de los ministros y los laicos. Cada converso era un ganador de almas. La comisión evangélica puede llevarse a cabo en la actualidad únicamente por medio de un movimiento de acción cristiana que vuelva a combinar las energías consagradas de obreros y laicos. “Todo aquel que profesa la verdad debería ser un predicador viviente” (Testimonies, tomo 1, pág. 260).
Mientras desempeñaba el cargo de pastor de la Iglesia de Providence, Rhode Island (EE. UU.), vi en pequeño este libro de los Hechos del siglo XX, que estaba siendo escrito por colportores consagrados que trabajaban juntamente con los laicos y su pastor. Frank Nieb, un miembro dedicado y enérgico de la Iglesia de Providence trabajaba como linotipista en el Journal-Bulletin de Providence. Tenía éxito en su trabajo y recibía un buen sueldo. Pero no era feliz por completo. Poseía un hermoso hogar, una esposa amante y simpáticos hijos. En el vecindario y en la iglesia lo apreciaban, pero no estaba satisfecho consigo mismo. Decidió trabajar más por el Señor, y durante un tiempo se conformó con trabajar ocasionalmente en el colportaje, sin dejar su trabajo de linotipista.
Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que se tornara intranquilo. Anhelaba hacer más para el Señor. Comenzó a pensar en que debería trabajar como colportor de tiempo completo. Varias veces él y yo oramos pidiendo la dirección divina. Su familia oraba y también lo hacía la iglesia. Cuando se ora en esta forma tiene que suceder algo. No olvidaré el día cuando él y su esposa vinieron a verme. Volvimos a considerar esta cuestión enfocándola desde todos los ángulos. Luego nos arrodillamos reclamando la promesa según la cual donde hay dos o tres reunidos en el nombre del Señor, él está en medio de ellos. Cuando nos levantamos, nuestros ojos estaban húmedos, pero se había tomado una decisión. Frank y su esposa decidieron que él se dedicaría plenamente al colportaje. Nunca lo han lamentado. Tuvo éxito desde el mismo principio, y fue el primer colportor que vendió 20.000 dólares en un solo año. En los últimos años Frank ha sido director asociado de colportaje en la Asociación Sur de Nueva Inglaterra.
Frank Nieb, bajo la bendición de Dios, comenzó a escribir su capítulo en el libro de los Hechos del siglo XX. A medida que iba de puerta en puerta vendiendo sus libros, procuraba concertar estudios bíblicos. Pronto tenía más estudios de los que podía dar, de modo que solicitó mi ayuda. Me hice cargo de un estudio con los esposos Matteson y sus dos hijas. Como resultado, primero se bautizaron la esposa y las dos hijas, y posteriormente lo hizo el esposo. Los Matteson y el Hno. Nieb se interesaron en la familia Bosworth y concertaron estudios con ella. Nuevamente me pidieron ayuda, y varios meses después tuve la satisfacción de bautizar a Ralph Bosworth y a su hijo Norman. El Hno. Bosworth trabajaba como constructor, y le pedimos que edificara nuestra iglesia en Wickford, Rhode Island, con lo cual ahorramos muchos dólares. Así se escribió otra página en el libro de los Hechos.
El Hno. Bosworth puso en contacto al Hno. Nieb con los esposos Richard; pero Frank, demasiado ocupado para dar otro estudio, le pidió al Hno. Bosworth que lo hiciera. Pronto me pidió ayuda, y al cabo de varios meses de estudio con los Richard, tuve el gozo de bautizar a Ted y Delia Richard. Poco después Ted Richard comenzó a trabajar en el colportaje, y no tardó en estudiar la Biblia con la señorita June Randall. Más tarde me pidió que siguiera atendiéndola, y en pocos meses la bauticé. Se había escrito otra página en el libro de los Hechos. Pronto Frank Nieb consiguió otro estudio, y comenzó a estudiar con la Sra. de Brown y su hija. Las bauticé a ambas. Su ayuda ha sido una bendición para la iglesia.
El Hno. Franklin Greene, un dedicado obrero voluntario, anciano de la Iglesia de Burrillville, Rhode Island, ganó a la Sra. de Fenley y a su hijo Eugenio. Estas son dos de por lo menos una docena de almas ganadas por este miembro laico y su fiel esposa. La Sra. de Finley comenzó a colportar y ha tenido mucho éxito. No sólo ha vendido muchos libros y revistas llenos con el mensaje, sino que con la bendición del Señor ha contribuido a ganar por lo menos 16 personas para Cristo. Su fiel testimonio ha servido para levantar una pequeña iglesia en Putnam, Connecticut. La Sra. de Fenley me pidió que llevara a cabo una serie de estudios bíblicos, y como resultado ganamos a dos personas.
Combinando sus esfuerzos con los del ministro, tal como indicó la sierva del Señor, estos fieles colportores y laicos han participado en la ganancia de casi cuarenta almas. Dios bendiga a nuestros consagrados colportores y dedicados miembros laicos que dan su tiempo para trabajar en la ganancia de almas, escribiendo de este modo diariamente el libro de los Hechos del siglo XX.
Sobre el autor: Pastor de la Iglesia de Berrien Springs Village, Michigan