Conoce las principales iniciativas de la División Sudamericana para 2017

Los capítulos 24 y 25 del Evangelio de Mateo son fundamentales en el estudio acerca de la segunda venida de Cristo. El capítulo 24 describe la condición del mundo, y el 25 destaca la preparación personal. Nuestra gran esperanza pasa obligatoriamente por esas páginas de la Biblia. En estas, encontramos una de las mejores descripciones de la función de los líderes que prepararán a un pueblo para el encuentro con el Señor: la parábola de los talentos. A continuación, presento tres principales ideas con la intención de ayudar en su aplicación en nuestros días.

 El negocio del Señor

 Al hablar de talentos, Jesús no se estaba refiriendo, inicialmente, a capacidades, dones o habilidades especiales. Es claro que puede realizarse esa aplicación, y tiene apoyo en los escritos de Elena de White. Sin embargo, en un sentido primario, esa referencia tiene que ver con recursos financieros, con negocios. El texto está relacionado con el negocio del Señor: su iglesia y la misión de salvar a aquellos por quienes Cristo murió.

El regreso del Señor

El énfasis de la parábola no está tanto en la partida del Señor ni en los talentos que confió a sus siervos, sino en la rendición de cuentas cuando regresó (ver. 19). En otras palabras, es un mensaje para aquellos que administran los “negocios” del Señor antes de su regreso. Un alerta para los dirigentes de la iglesia remanente.

 La expectativa del Señor

La manera en que cada siervo cuidó de los talentos, así como las palabras que recibió como retribución, revela la expectativa del Señor, cómo desea que cuidemos de su iglesia. Aquellos que multiplicaron los dones fueron bendecidos, mientras que quien solo mantuvo lo que tenía fue condenado. Se hace evidente que no fuimos llamados solo a mantener, sino a hacer prosperar la iglesia de Dios. No somos un club de santos, preocupados por cuidarnos a nosotros mismos, sino un pueblo que establece planes y proyectos, e invierte recursos y talentos en la multiplicación. Para eso, necesitamos de los métodos correctos, una visión de cantidad y calidad, además de un enfoque claro en el discipulado.

La visión de la multiplicación es la base de nuestro proyecto de acción integrada para este año. Queremos avanzar sin miedo por las crisis financieras o a los desafíos que el enemigo de Dios coloque en nuestro camino. Vamos a seguir confiados en el poder del Espíritu Santo, manteniendo el objetivo en un discipulado basado en la comunión, la relación y la misión. Un crecimiento fuerte, pero consistente. Un movimiento que tenga como base a gente que cuida de gente, el fortalecimiento de la vida en comunidad y el liderazgo en red, donde toda la iglesia esté conectada y cada miembro sea pastoreado.

Seguiremos enfatizando las áreas de cuidado estratégico para este quinquenio: nuevas generaciones, comunicación, dones espirituales y formación teológica. Además de esto, continuaremos invirtiendo en la consolidación del Ciclo del Discipulado para los recién convertidos, y en la plantación de iglesias, especialmente en las grandes ciudades.

 Lo más importante es que, como líder, conozcas el proyecto, promuevas la visión de la multiplicación, actúes de manera integrada en cada una de las grandes acciones e inviertas fuertemente en la visión de discipulado. Si avanzamos unidos, siempre seremos más fuertes, llegaremos más lejos e iremos más rápido. Integrados seremos relevantes, pero aislados seremos insignificantes.

 Conoce la visión, las metas y las acciones especiales para 2017. Destaca las fechas en el calendario de tu iglesia, los temas que debes enfatizar en las reuniones de ancianos y ¡vamos juntos a multiplicar esperanza!

Sobre el autor: Presidente de la Iglesia Adventista para Sudamérica.