Lecciones de la experiencia de Nehemías sobre resolución de conflictos
El conflicto es un intruso milenario, infiltrado en nuestro planeta tiempo después de la semana de la Creación. Dios creó un mundo perfecto y armonioso, hasta que Satanás, engañando a nuestros primeros padres, sembró el engaño, la enemistad y el conflicto. Hoy, tanto la historia como las ciencias biológicas, políticas y sociales dan testimonio de la naturaleza conflictiva del mundo en que vivimos. La prevalencia del conflicto en nuestro planeta ha hecho que se lo considere como un evento “natural, inevitable, necesario y normal”.[1]
La existencia y las consecuencias negativas del conflicto son innegables; cómo tratarlo es el desafío que enfrentamos. Este artículo analiza la forma en que Nehemías enfrentó varios conflictos que maltrataban al pueblo de Dios en Jerusalén, durante los días del Imperio Persa. Su efectividad y su estilo en la resolución de conflictos derraman luz para poder enfrentarlos exitosamente en nuestros días.
Como a menudo ocurre, Nehemías enfrentó simultáneamente problemas múltiples: matrimonios con mujeres de otras religiones; la reparación del muro de la ciudad, con sus respectivas puertas; el comercio en la ciudad durante el sábado; injusticia social, la opresión al pobre y la avaricia; el servicio del Templo paralizado y enemigos que buscaban matarlo.
La reacción
Dependencia de Dios. En algunos aspectos, la reacción de Nehemías ante el conflicto fue similar a la de Esdras. Como el sacerdote, Nehemías, al ver la situación difícil de su pueblo, también lloró, ayunó, oró, hizo duelo y mostró tristeza (Neh. 1:4; 2:2, 4; 4:4). Sin embargo, en otros aspectos, fue diametralmente diferente de Esdras. Ante la destrucción de Jerusalén y el alejamiento de los principios divinos, el sacerdote se tiró los cabellos de su propia cabeza y su barba; en cambio, Nehemías procedió a tirar el cabello de la cabeza y de la barba de los desobedientes. En tiempos bíblicos, tirarle la barba a otra persona era una acción usada para expresar enojo, insulto y desdén (2 Sam. 10:4; Isa. 50:6).
Liderazgo autoritativo. Un análisis del lenguaje de su libro presenta a Nehemías dando órdenes en forma imperativa y ejecutando decenas de mandatos con palabras tales como, “les dije” y “diciendo” (p. ej., Neh. 7:3; 13:25). Debe notarse que, a pesar de provenir de la misma raíz etimológica, el liderazgo autoritativo no es igual que el liderazgo autocrático.[2] El autocrático representa al líder que gobierna por sí mismo y toma decisiones sin consultar. El autoritativo representa al líder con autoridad investida por el pueblo, después de que este ha constatado su efectividad y su deseo de buscar el bienestar orgánico del pueblo. En la mayoría de los desafíos narrados en su libro, se nota que Nehemías ejerció un estilo de liderazgo “autoritativo”; pues el pueblo lo escuchó y obedeció sus consejos en forma espontánea y voluntaria. Sin embargo, en el caso de los matrimonios con extranjeras, es claro que ejerció un estilo más autocrático y agresivo, debido a la persistencia de los hombres en el mismo pecado.
Organización detallada. La desorganización tiene el potencial de empeorar el conflicto. La habilidad organizacional de Nehemías puede notarse desde el principio del libro, cuando proyectándose a las circunstancias que enfrentaría durante su misión le pidió cartas al rey con el fin de que lo autorizara para cruzar territorios de otros gobernadores del Imperio y para que le dieran madera para la reconstrucción de las puertas de Jerusalén. Una vez que el trabajo del muro y las puertas de la ciudad fue completado, el gobernador procedió a nombrar dirigentes y a delegar responsabilidades específicas para el funcionamiento efectivo de la ciudad. La forma en que fue organizada la dedicación del muro, con coros, música y sacrificios de animales, muestra también la gran capacidad organizativa de Nehemías.
El resultado
Reparación del muro en tiempo récord. Haber completado la reconstrucciónde los muros de Jerusalén en 52 días, despuésde 70 años de haber sido derrumbados,fue una obra magistral, considerandosu longitud, altura y espesor.[3] Aunado alcorto tiempo en que se reparó, el trabajose hizo con voluntarios y bajo la constanteamenaza de enemigos armados que seoponían a su restauración (6:15). Este logroadministrativo le ha otorgado a Nehemíasla reputación de ser uno de los líderesmás destacados del Antiguo Testamento[4] yun líder exitoso en el manejo del conflicto.
Abolición de la usura. Al escuchar el clamordel pueblo (5:1) y conocer el abuso financiero
cometido contra los miembros pobres de la misma familia espiritual, Nehemías “se enojó en gran manera” (5:6) y fue compelido a tomar decisiones drásticas para aliviar el hambre y las necesidades del pueblo. Urgió a los acreedores a que renunciaran a sus derechos de impuestos sobre los préstamos, lo que hicieron inmediatamente.
Reformas religiosas. Una vez que se completó la reconstrucción del muro, Nehemías se concentró en el desarrollo de reformas religiosas, con el fin de conducir a los israelitas a la comunión con Dios y a los principios que el Creador ha establecido en la Sagradas Escrituras. Uno de los primeros pasos consistió en organizar un servicio religioso para la dedicación del muro.[5] Este servicio requería la participación de levitas y cantores que habían sido circunstancialmente obligados a salir del Templo y retornar a sus hogares. Nehemías los trajo de regreso a Jerusalén para que organizaran coros y formaran parte de la ceremonia de dedicación, que incluyó el sacrificio de animales (Esd. 12). Además, el gobernador expulsó a Tobías del Santuario, arrojó afuera todas sus posesiones y restauró la fidelidad a los diezmos para que los levitas fuesen reincorporados en sus funciones religiosas (Neh. 13:1-13).
Observancia del sábado. El servicio del Santuario y la adoración a Dios estaban íntimamente relacionados con la observancia del sábado, que era semanalmente quebrantado por el comercio entre habitantes locales y extranjeros, que traían sus productos en asnos para venderlos dentro de la ciudad. La solución prescrita por Nehemías fue la de cerrar las puertas antes de la puesta del sol del viernes, hasta después de la puesta del sol del sábado. Para cerciorarse de que no hubiese comercio en sábado, puso a algunos de sus criados y a levitas para que resguardaran las puertas. Debido a que los comerciantes se quedaban acampando fuera de las puertas cerradas, tentando a los habitantes a que hicieran negocios de contrabando, Nehemías los amonestó, posiblemente desde la cima de la muralla, y los amenazó diciendo que si lo hacían de nuevo iba a “echarles mano” (13:19-21).[6]
Disolución de matrimonios con extranjeras. En vista de la naturaleza crónica del matrimonio con extranjeras, Nehemías decidió “echarle mano al problema”, literalmente hablando. Riñó con ellos, los maldijo, hirió a algunos de ellos, probablemente a los más reacios a obedecer, y les arrancó los cabellos (13:25). Las acciones drásticas de Nehemías estaban diseñadas para prevenir que el problema volviera a repetirse, como ocurrió con Esdras. Debe notarse que separar a los padres de sus hijos y sus esposas es una medida muy drástica, y probablemente una de las razones por las que los padres retornaban a sus esposas.
Lecciones
Cada líder enfrenta el conflicto en forma diferente, coloreado por su personalidad y su cosmovisión. Como líderes de Jerusalén de la misma época histórica,[7] Esdras y Nehemías enfrentaron los mismos conflictos, mostrando siempre dependencia de Dios, pero enfrentándolos en forma diferente. Más que diferencia estratégica, la diferencia entre estos dos líderes estaba marcada por sus personalidades disímiles. Los siguientes párrafos analizan algunas de las lecciones objetivas que podemos aprender de Nehemías para la resolución de conflictos.
Consecuencias del pecado. El pecado siempre acarrea secuelas negativas y a menudo nos ubica en situaciones imposibles de solucionar sin consecuencias dolorosas. La estrategia de Esdras de dejar que los padres dejaran a sus esposas y a sus hijos no dio resultado, por requerir renunciar a la responsabilidad y el amor paternos que el padre naturalmente siente por sus hijos. Sabiendo esto, la estrategia de Nehemías fue más allá de la disolución de los matrimonios ya contraídos: prohibió las uniones futuras. El matrimonio con personas de otras creencias religiosas es muy común en nuestros días; pero esas uniones con frecuencia debilitan la fe y a veces conducen a la deserción de la religión. Es importante advertir al pueblo de Dios acerca de las consecuencias negativas del “yugo con infieles” (2 Cor. 6:14).
Predicación y fracaso. La idea de que Esdras fracasó en su reforma debido a que Nehemías tuvo que lidiar con el mismo abuso bíblico años después no es necesariamente verdadera. Cuando un siervo de Dios predica con fidelidad el mensaje bíblico, y el pueblo no escucha, el que fracasa es el pueblo, no el que predica. Al mismo Nehemías le ocurrió algo similar; después de su breve ausencia de Jerusalén, tuvo que enfrentar de nuevo varios abusos que ya había corregido en su primer período (Neh. 13:4-31).[8]
Pedir ayuda. Nehemías no poseía el personal, medios económicos ni la autoridad civil para la reconstrucción del muro; ¡necesitaba ayuda! Acudió por ayuda a las personalidades más poderosas que él conocía: Dios, quien ha prometido ayudar a su pueblo en todo tiempo (1:8-11); y el rey Artajerjes, quien apreciaba su dedicación. Sin lugar a dudas, Dios contestó la oración de Nehemías y le dio gracia ante los ojos del rey, quien lo nombró, en el acto, como gobernador de Judea, y le dio la autoridad y los medios para reparar los muros de Jerusalén, que se encontraba a seis meses de camino.[9]
Decisiones impopulares. El líder, con frecuencia, tiene que tomar decisiones impopulares. Asignar guardias en las puertas para impedir el comercio en sábado fue una decisión controversial, pues pudo considerarse como una orden dada a esos guardias de quebrantar el día de reposo. Sin embargo, la Biblia registra actividades similares sancionadas por Dios; por ejemplo, resguardar el Templo con guardias armados (2 Rey. 11:5-9) y campañas militares que incluían ejercicios militares durante el sábado (Jos. 6:1-15). Hoy ocurre algo similar con instituciones médicas y educativas en las que es necesario trabajar en sábado para atender a pacientes, alimentar a estudiantes y resguardar los predios de las instituciones con guardias. Con frecuencia, el líder se ve obligado a tomar decisiones que son drásticamente criticadas; sin embargo, la crítica que no tiene fundamento bíblico o moral no debe atenderse.
Estilo de liderazgo. La manera violenta en que Nehemías atacó a los hombres casados con mujeres extranjeras ha sido motivo de mucha crítica. Se le ha considerado como un líder sin principios éticos y cruel; como un hombre “rabioso, déspota y sin tacto”.[10] A pesar de su carácter impetuoso, no puede negarse que Nehemías tuvo éxito al enfrentar el conflicto, y que fue un creyente temeroso de Dios, benévolo y desinteresado. Un líder que se aferraba a los mandamientos estipulados en las Sagradas Escrituras (1:7), que oraba con frecuencia (1:4, 6, 11; 2:4; 4:9) y que tuvo compasión por las necesidades de su pueblo (1:4). Con todo, la paciencia, aun del líder más piadoso, tiene límites y, ante la persistente desobediencia del pueblo, Nehemías se impacientó y actuó en forma violenta. Algo similar ocurrió con Jehová ante la persistente desobediencia de los antediluvianos (Gén. 6:5-7); su insistencia en el pecado fue tan grande que Dios tuvo que enviar un diluvio para destruirlos.
La Biblia registra las acciones positivas y negativas de los pioneros de nuestra fe. Los tiempos cambian, y algunas de sus acciones –por ejemplo, la violencia de Nehemías– no armonizan con las reglas civiles que gobiernan nuestra sociedad. Sin embargo, hay muchas lecciones que podemos aprender de Nehemías que pueden a ayudarnos a enfrentar el conflicto en nuestros días.
Sobre el autor: Director del programa hispano de Doctorado en Ministerio en la Universidad Andrews, EE. UU.
Referencias
[1] Bernard Mayer, The dynamics of conflict resolution: A practitioners guide (San Francisco, CA: Jossey-Bass, 2000), p. 3.
[2] La raíz epistemológica de estas palabras proviene del griego autokrateía, que significa “poder independiente”, “poder autosostenible”.
[3] Dimensión de la muralla en metros: Longitud 4,018; altura 12; espesor/anchura 2,5; con 34 torres para centinelas estratégicamente ubicadas. “Walls of Jerusalem”, Wikipedia.org.
[4] La fama de Nehemías como líder puede verse en lacantidad de libros, artículos, tesis doctorales y sermones
que se han escrito y predicado acerca de su liderazgo.
[5] Este servicio religioso para la dedicación de un muro es el único registrado en las Escrituras.
[6] Esta expresión implica uso de fuerza física, la cual Nehemías estuvo dispuesto a usar, cuando puso a gente armada con espadas, lanzas y arcos para proteger la construcción de los muros, y cuando agredió a los esposos de mujeres extranjeras (Neh. 4:13-18; 13:25).
[7] Es evidente que el trabajo de Nehemías como gobernador y el de Esdras como sacerdote convergieron, pues ambos aparecen juntos ejerciendo sus responsabilidades civiles y ministeriales en favor del pueblo de Dios (8:9; 12:26-36).
[8] En su diálogo con el rey y su esposa, Nehemías estableció un tiempo para regresar al servicio de la corte. Después de doce años como gobernador de Judea, Nehemías retornó a Susa para servir al rey (5:14). Al escuchar que el pueblo había regresado a sus malos caminos, pidió permiso al rey para regresar (13:6, 7).
[9] George A. Buttrick, ed., The Interpreter’s Bible Commentary (Nashville, TN: Abingdon, 1978), t. 3, p. 804. (Ver Esd. 7:8, 9; 8:31, 32).
[10] Pfeiffer considera que estos defectos de Nehemías eran “sus mejores cualidades” (Buttrick, t. 3, pp. 808, 809).