Diariamente, el pastor lidia con dilemas éticos. Por esta razón, nunca está de más recordar el patrón de conducta que debemos revelar en nuestra propia vida y en el trato con otras personas. Aquí presento algunos aspectos que debemos tener en mente en lo que atañe a la ética pastoral:
Predicación. No se trata solamente de transmitir informaciones sino, además, pregonar el anuncio de lo que el Señor Jesús está haciendo en nuestra vida, de modo que los oyentes comprendan que ellos también pueden experimentar una nueva vida en Cristo.
Familia. “Lo que revela nuestro carácter verdadero no es tanto la religión del púlpito como la de la familia” (El hogar adventista, p. 322). Algunos de nosotros, antes de preparar y presentar una serie de sermones deberíamos pedir disculpas a la familia. Algunos éramos más tiernos, comprensivos, perdonadores, atentos y elogiadores antes del casamiento. No debemos abandonar esos comportamientos y actitudes que fortalecen la vida familiar.
Comparación con otros pastores. ¿Se acuerda del primer sermón que predicó en alguna iglesia? Algunos dijeron que usted era mejor predicador que su predecesor. Noel S. Fraser, que fue misionero en la India, nos recuerda que “la misma lengua que critica nuestro antecesor también nos criticará después”. Podemos tener éxito, sin permitir que seamos comparados con quienes nos precedieron. A fin de cuentas, el éxito está determinado por Dios, mediante nuestra fidelidad a nuestra vocación.
Relaciones con la administración. Las congregaciones adventistas del séptimo día integran una estructura organizativa mundial, de la que también participo como pastor, ministro de esa denominación. Por lo tanto, tengo responsabilidades éticas con respecto a eso. Si critico a la iglesia, no me debería sorprender cuando los hermanos siguen mi ejemplo y también me critican.
Aconsejamiento. El aconsejamiento pastoral requiere fidelidad a normas profesionales estrictas. Aquí presentamos algunos principios que ayudan a evitar caer en trampas peligrosas: 1) Reconozca sus límites. 2) El aconsejamiento es solo una parte del ministerio. 3) Los pastores no pueden abordar todos los temas, como si ellos fueran especialistas en todo. Hay casos que requieren que recomendemos a la persona que consulte a un profesional especializado. 4) En caso de conflictos personales, no saque conclusiones sin antes escuchar las dos campanas. 5) Sea estrictamente confidencial; eso protege su ministerio y a la persona aconsejada.
Sexo. Un descuido con respecto a la conducta sexual ha traído consecuencias devastadoras al ministerio de muchos pastores. La confianza propia y una situación de poder son dos razones por las cuales algunos pastores han cruzado una línea que no deberían haber cruzado. ¿Cuáles son algunos cuidados que el pastor debe tomar con el propósito de prevenir? 1) Ame a su esposa y muéstrense juntos. Los lazos entre los dos ¿son tan fuertes que todos entienden el mensaje transmitido aun cuando esté solo? 2) Permanezca atento a su vulnerabilidad. Lo que le sucede a otros también puede sucederle a usted. 3) Reconozca su responsabilidad ante Dios y hacia la persona que busca su consejo. Así, evitará relaciones impropias. 4) Esté preparado para huir del pecado. Algunas personas lo buscarán con un interés sexual disimulado. Habrá situaciones en que la única alternativa es correr, literalmente, a la manera de José. 5) Fortalezca su espiritualidad. Los pastores deben tener un plan de crecimiento espiritual. ¿Cuál es el suyo?
Sobre el autor: Pastor jubilado, ex editor de Ministry.