En Mateo 25:36, Cristo destacó la visita a los enfermos como parte integrante del ministerio de cada cristiano. El objetivo es llevar confortación y esperanza a alguien que esté sufriendo en su lecho de dolor. Normalmente, este tipo de visita ocurre en la residencia del enfermo o en el hospital.

El ministerio de la visitación permite al pastor entrar en contacto con personas e instituciones. Por eso son necesarios algunos cuidados. Elena de White escribió: “El tacto y el buen criterio centuplican la utilidad del obrero” (Obreros evangélicos, p. 125). Sin duda, estos son dos aspectos fundamentales en la visitación pastoral, especialmente en el caso de enfermos.

Según el Diccionario de la Real Academia, el tacto es sinónimo de prudencia, delicadeza, cautela, tino, discreción. El criterio, por su parte, se refiere a aquello que sirve de base para una comparación, un juicio o apreciación de un objeto, cosa, idea o acontecimiento.

La propia condición del enfermo, especialmente su estado psicológico, presupone la necesidad de que el pastor fundamente y oriente sus visitas en esos dos aspectos. Al describir las características y las habilidades del Mesías, Isaías escribió: “Jehová el Señor me dio lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado” (Isa. 50:4).

La visitación a los enfermos, principalmente si es en un hospital, requiere cuidados especiales. Procediendo de esa manera, el ministro causará una impresión positiva, y el paciente o sus familiares podrán estrechar su amistad con él, llevándolos a invitarlo a acompañarlos en sus momentos de aflicción.

Ministerio práctico

En la visitación a los enfermos, tú, como pastor, necesitas tener en mente algunos aspectos importantes:

1. Aspectos personales

• Confirma el nombre del paciente.

• Infórmate respecto de la edad del paciente, el tiempo de internación, los familiares presentes o que lo visitan y otros datos importantes.

• Cuando se trate de alguien de otra confesión religiosa, ten cautela al exponer la Palabra de Dios.

• Si es posible, intenta tener un contacto previo con el médico del enfermo e informarte sobre su estado. Eso te dará condiciones de contextualizar mejor tu visita.

2. Aspectos técnicos

• Tratándose de una visita en un hospital, es importante que conozcas las normas de la institución con relación a la visitación (horarios, acompañantes, etc.)

• Al entrar en la habitación, higieniza tus manos (generalmente, los hospitales tienen a disposición un gel con esa finalidad).

• Identifícate brevemente, en caso de que el enfermo no te conozca.

• No manifiestes indiferencia o recelo por causa del estado del enfermo.

• La visita no puede ser extensa. Principalmente en algunas situaciones, debe ser cuidadosamente breve, por causa del estado del enfermo.

• La atención debe ser personal. En caso de que haya más pacientes en el recinto (habitación compartida, enfermería, urgencias, etc.), ve la posibilidad de atender a cada uno que lo solicite o de ofrecer una atención general a todos ellos.

• Si hay alguna interrupción por la llegada de personal de enfermería o de algún médico durante su visita (hay horarios establecidos para administrar los medicamentos), otorga preferencia del tiempo a ellos.

3. Evita tocar los aparatos, los instrumentos médicos, los remedios, etc., que estén alrededor del enfermo. Si hay alguna situación incómoda o anormal, debes llamar al personal de enfermería.

• Ten cuidado de no emitir delante del enfermo ninguna opinión sobre el tratamiento, los costos del hospital (menos aún si es particular), o sobre el equipo médico.

• No intentes explicar la situación del enfermo desde el punto de vista clínico; recuerda: tú no eres médico.

• Al salir de la habitación, higienízate las manos otra vez.

4. Aspectos espirituales

• a. Prepárate espiritualmente para la visita.

• b. Dirige los pensamientos del enfermo hacia la fe y la esperanza en Dios leyendo algunos textos bíblicos.

• c. Ora por el enfermo. “El Salvador quiere que alentemos a los enfermos, a los desamparados y a los afligidos para que confíen firmemente en su fuerza. Mediante la oración y la fe, la estancia del enfermo puede convertirse en un Betel” (El ministerio de curación, p. 172).

Di al enfermo que estarás orando por él.

El pastor debe siempre recordar que al ministrar a los enfermos estará sirviendo al propio Cristo. “Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” (Mat. 25:40).

Sobre el autor: Magíster en Teología UNASP, EC/SP, es editor de la Revista del Anciao [Revista del Anciano])