Recientemente, un dirigente de iglesia me buscó. Durante dos horas narró su historia sórdida de seis décadas de dependencia de la pornografía. Su batalla comenzó a los siete años de edad, cuando unos muchachos más grandes le mostraron una revista pornográfica. Desde aquel día, él quedó afectado en todos los aspectos de su vida, incluyendo las relaciones.
En 2016, una investigación del Instituto Barna reveló que el 64 % de los jóvenes de 13 a 24 años buscan pornografía semanalmente o con una frecuencia mayor. ¿De qué manera podemos ayudar a los que luchan con este mal? El vicio de la pornografía es más grave que el de la lujuria y el de la dependencia a la dopamina. Sugerimos cuatro tácticas: ambiente saludable, voluntad subyugada, corazón puro y comunidad sostenedora.
Ambiente
Para ayudar a alguien que está luchando contra la pornografía, necesitamos analizar “cuándo” y “en qué” su lucha enfrenta los peores ataques. Esos momentos necesitan ser gestionados. Por ejemplo, quien tiene ese tipo de tentación debe bloquear los canales de pornografía de la televisión por cable, instalar filtros en las computadoras y utilizar aplicaciones de defensa en todos sus dispositivos. Además, es necesario evitar lugares o cosas que estimulen la tentación.
El típico abordaje para los que luchan contra la pornografía es utilizar la computadora u otro dispositivo siempre a la vista de las personas. Pero, si esa es toda nuestra orientación, no lograremos mucho. Solo cambiar el comportamiento negativo no es el objetivo principal.
Voluntad
Aunque logremos impedir que el adicto acceda a imágenes pornográficas, este puede acceder, incluso involuntariamente, a imágenes archivadas en su cerebro. Es importante comprender el papel de la voluntad en las batallas que ocurren en la mente humana.
Esa persona ¿realmente desea ser libre del pecado de la pornografía o simplemente se siente mal con lo que hace? ¿Siente verdadera culpa o solo teme ser expuesta? La pornografía ¿es una fuga para su estrés? ¿Tiene noción de los riesgos y las consecuencias? Solo entonces podremos orientarla para sustituir las motivaciones carnales por motivaciones espirituales.
Corazón
Al orientar a alguien que esté luchando contra la pornografía, es necesario tener en cuenta que la batalla es principalmente espiritual. Nuestro objetivo debe ser llevar a esa persona, gracias al poder del Espíritu Santo, a experimentar una transformación al permanecer en Cristo. Para ello, es fundamental reconocer las motivaciones, los deseos y los ídolos de su corazón.
Jeremías declaró: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Jer. 17:9). David clamó: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí” (Sal. 51:10). Para entender las intenciones del corazón de alguien que es asediado por este vicio, es necesario conocer su visión sobre Dios, su fe, y cómo está luchando para vencer ese pecado.
¿Conoce realmente al Señor y confía en él? ¿Lo ve como gentil y amoroso o como arbitrario? ¿Ama a Jesús y comprende que, como cristiano, su identidad depende de él?
Comunidad
Lo que más desea el enemigo es causar separación entre los seguidores de Cristo, debilitando así su fe. La pornografía es un agente traicionero, que deteriora las relaciones, no solo cuando un cónyuge descubre el vicio de su pareja sino también por los cambios que ocurren en la mente del adicto, al crear un ciclo que esclaviza: pecado, culpa, vergüenza y retorno al acto. Por su naturaleza, la pornografía ofrece una noción falsa de la intimidad. Sin embargo, la persona que lucha contra ella necesita apoyo sincero y verdadero.
La iglesia debe ser el lugar para proveer ese auxilio. Es necesario hacer real el evangelio de la gracia. Dios no solo perdona los pecados, sino también, por medio de su Espíritu, transforma el corazón. El evangelio de Cristo es la única esperanza en la lucha contra la pornografía.
Sobre los autores: Directores del Ministerio de la Familia para el Estado de Carolina del Norte, EE.UU.