Uno de los factores que más contribuyen al éxito del esfuerzo cristiano es la unidad de los obreros. Una docena de hombres que trabajan estrechamente unidos en propósito y acción, conseguirán mejores resultados que el mismo número de obreros que trabajan en forma independiente, sin comunidad de acción y propósito.
Los que construyen puentes colgantes saben que los cables de acero son los que resisten pesos más grandes. Un cable no es más que un conjunto de alambres retorcidos que forman una unidad. Me atrevo a decir que los alambres estrechamente retorcidos y unidos en un solo cable, pueden soportar mayores pesos que el mismo número de alambres separados. Jesús oró por la unidad de sus seguidores diciendo: “Que sean una cosa, como también nosotros somos una cosa.” (Juan 17:22.) La unión de los hombres del movimiento adventista en las campañas, en la obra evangélica, en los departamentos y otros esfuerzos, constituye uno de los factores más importantes del éxito. Un hombre puede atraer a otro. Un obrero que tiene ciertos talentos que el otro no tiene, puede ejercer una enorme influencia sobre él. Uno que tiene más ánimo que el otro, lo puede entusiasmar y alentar.
Los planes y las campañas de la iglesia son preparados por los dirigentes, sobre los cuales descansa la responsabilidad de presentar al pueblo de Dios proyectos y planes que hagan progresar la obra. Nuestro sistema tiene la ventaja de que todos los planes deben ser primero aprobados por las juntas responsables, en las cuales están representados los diferentes departamentos de la obra. En estas juntas hay administradores, evangelistas, maestros, médicos y miembros laicos, y todos ellos unen sus esfuerzos para bosquejar planes y campañas que hagan prosperar la obra. Cuando leamos algo sobre alguna campaña o proyecto, tengamos presente que han sido estudiados con oración dentro y fuera de las juntas, a fin de que puedan merecer la aprobación de Dios.
A continuación citaremos algunas palabras de la Hna. White: “Trabajad unidos. Avanzad juntos. Que cada uno permanezca en su puerto. Insto a los que pretenden creer en la verdad que marchen unidos con sus hermanos.”
A veces hay obreros, felizmente muy pocos, que no se unen con gozo a sus hermanos en las campañas especiales. Por cierto, estas personas se olvidan de una serie de ventajas que provienen de la cooperación espontánea y alegre. La cadena no es más fuerte que su eslabón más débil. Algunas personas pueden casi hacer fracasar una buena campaña. Las campañas y los planes del movimiento adventista siempre tienen un margen de adaptación a la personalidad del obrero, pero en sus principios básicos debieran ser llevados a cabo de acuerdo con las sugestiones recibidas. De otra manera el programa de la iglesia no iría adelante.
Deseamos sugerir a esos pocos obreros que estudien de nuevo las bendiciones que se reciben como consecuencia de trabajar poniendo el corazón, la mente y las energías a la par de sus compañeros. Hay un gozo insustituible que proviene de la unión con los compañeros en los esfuerzos y campañas de la iglesia, y al terminar el año a ningún obrero le puede caber satisfacción más grande que la de haber cumplido con el deber.
A veces me encuentro con algún obrero que está sumamente arrepentido de no haber cooperado en alguna de las campañas de la organización. Escribo estas líneas para que ninguno de los obreros de la División Sudamericana tenga que pasar jamás por esta experiencia.