Cada uno de nosotros sabe que no siempre es fácil desarrollar cada tarea que el ministerio requiere.

Con frecuencia, se nos malinterpreta o critica. Sin embargo, concordaremos en que es un precio razonable por el privilegio de hacer algo de suma importancia: presentar una visión adecuada de Dios.

En la actualidad, existen muchas nociones tergiversadas de Dios. Este problema se manifiesta, básicamente, por dos motivos: (1) La gente no se instruye desde la fuente primaria (la Biblia); y (2) La mayoría de las confesiones religiosas manipulan a Dios y a la verdad, conforme a sus propios intereses.

Como ministros, tenemos la responsabilidad de revertir esta situación. Esto solo se logrará al predicar la verdad; ni más ni menos que eso. La indiferencia y la tibieza se multiplican ante la presencia del error o de una verdad que no se comprende. Pero, cuando la gente entienda a Dios; cuando conozca su mensaje y entienda sus verdades valiosas, optimistas y vivificantes, ya no podrá seguir indiferente. Tal es nuestra tarea y privilegio.

Transmitamos con fidelidad el plan de Dios para la humanidad. No lo endurezcamos ni lo suavicemos; el temor o el relajo no se conjugan bien con el mensaje cristiano. Sabemos que la respuesta fácil, para muchas consultas que recibimos, puede ser: “Dios no lo permite”. Sin embargo, detrás de esa prohibición existen razones y principios que dan valor, vitalidad y alegría al ser humano. Presentar la visión adecuada de Dios nos exige decir el “No”; pero, por sobre eso, enaltecer las virtudes y las bondades que Dios ha incluido en ese principio. Esta es nuestra tarea y, como tal, es un indicador del gran valor de nuestra vocación y llamado.

Este principio se puede identificar con claridad en el artículo de James Wibberding, “Más allá de la abstinencia”. “No al sexo premarital”: pero hay mucho más que podemos decir al respecto; principios que permitirán a los jóvenes obtener una visión adecuada de Dios en relación con este tema. Es un “No”, acompañado del aspecto positivo encapsulado en esta verdad.

Todo “No” de Dios siempre conlleva un “Sí”. De pronto, no es tan fácil percibirlo, por causa de nuestra naturaleza caída y debido a nuestra visión espiritual miope. Pero, hemos sido llamados con el fin de presentar el cuadro completo; el panorama en toda su extensión, en el cual el sol y la expansión con arreboles son más hermosos y cautivantes que el valle. ¡Vivamos con el objetivo de presentar cada aspecto de ese Dios que nos asombró, nos cautivó y nos llamó!

Sobre el autor: Director de la revista Ministerio, edición ACES.