Son climas diferentes y la agricultura es diferente también. En uno, hay solamente una cosecha al año: se siembra en julio y se siega en diciembre. En el otro, en cambio, el clima es tal que permite una siembra constante y una siega también constante. Es el caso de la caña de azúcar: en los cañaverales del valle de Chocope, en el norte del Perú, hemos visto caña recién salida, caña de un metro de altura, caña madura y caña ya quemada y lista para ser cortada. Lo mismo pasa con el trigo, el arroz y otros productos. Es cuestión de clima.

            “Las mismas leyes que gobiernan la siembra de la semilla terrenal, rigen la siembra de la simiente de la verdad” (Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 16). También la cosecha depende del clima, pero en el campo espiritual, tendrá que ser del clima también espiritual.

            ¿Qué clase de clima hay en su iglesia, en su distrito, en su asociación, en su unión, hermano ministro? ¿Cuántos bautismos realiza al año, al trimestre? Hay campos y distritos en los que la gran cosecha se realiza el sábado más próximo al 31 de diciembre. Recordamos el caso de un obrero en Sudamérica que no tuvo bautismos en todo el año, pues los iba a realizar recién el último sábado de diciembre. Una situación imprevista, lo obligó a postergar la celebración de esos bautismos hasta “el próximo año”. Era para él todo un drama.

            Gracias a Dios ese concepto anacrónico ya ha sido gradualmente descartado.

            Hay aún mucho, sin embargo, que mejorar. En 1972. en Sudamérica fueron bautizadas 17.453 almas en los nueve primeros meses, y 12.551 en los últimos tres, lo que equivale en números redondos a 58 y 42% respectivamente. El bautismo de primavera, realizado en los últimos años, ha permitido elevar el porcentaje que hace algunos años era del 50 y 50%.

            Resulta significativo que los obreros que más bautizan son aquellos que más temprano comienzan la cosecha. Bautismos tempranos, traerán más candidatos en los meses siguientes y por supuesto cuatro cosechas darán más fruto que una o dos o tres solamente.

            En la División Sudamericana en 1972 la máquina cosechadora fue acelerando gradualmente su marcha en lo que a bautismos se refiere. Tomando trimestre por trimestre, los porcentajes fueron 8, 20, 30 y 42% respectivamente.

            En 1974 queremos realizar por lo menos cuatro cosechas: una por trimestre. La del primero, producirá nuevos interesados para la segunda, y ésta para la tercera, y así sucesivamente. Como éste es el Año de la Cosecha, es nuestro privilegio hacer mucho más, por la gracia de Dios, que en cualquier año precedente. Y si ese trabajo es hecho a conciencia, sin métodos o motivos rutinarios, sino pensando en las almas por las que Cristo murió, la alegría del deber cumplido, será enorme. “Las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite”. “Miles se convertirán en un día”. ¿Sucederá esto en 1974?