“Saludad a Andrónico y a Junias, mis parientes y mis compañeros de prisiones, los cuales son muy estimados entre los apóstoles, y que también fueron antes de mí en Cristo” (Pablo).

     El nombre Junias aparece solo una vez en el Nuevo Testamento, en una lista de amigos y colaboradores de Pablo en Roma, a los que les envía saludos (Rom. 16). A través de los años, se han levantado preguntas acerca de su identidad, ocupación y, especialmente, su sexo (masculino o femenino). En este artículo, analizaremos algunas de estas preguntas y también las implicancias de las respuestas.

     El texto original griego de Romanos 16:7 dice lo siguiente: “Saluden a Andrónico y a Junias, que son mis parientes y mis compañeros de prisión, quienes son muy estimados en/por/entre los apóstoles, y que también fueron en Cristo antes de mí”.[1] Coloqué en cursiva los términos Junias, la frase en/por/entre, y la palabra apóstoles porque la identidad de Junias se encuentra en la interpretación de estas palabras. Aquí, los nombres griegos Andrónikon y Iounían, que están en el modo acusativo (objeto directo), en relación con el verbo “saludar”, fueron traducidos como Andrónico y Junias (como si estuvieran en caso nominativo, que serían escritos como Andrónikos y Iounias).

     La diferencia entre el masculino Iounián y el femenino Iounian es de solo un acento. En verdad, los más antiguos manuscritos, los unciales, están escritos en mayúsculas, sin acentos. Consecuentemente, los dos géneros debían ser IOUNIAN, dejando al lector decidir cuál sería el género de Junias.

     Para elucidar esa cuestión, consideraremos el uso del nombre en la antigüedad, las referencias a Junias hechas por los escritores cristianos y el nombre en los antiguos manuscritos griegos del Nuevo Testamento.

En la antigüedad

     A pesar de la declaración de Wayne Grudem y John Piper, de que Junias no era un nombre femenino común en el mundo de habla griega,[2] sí era un nombre femenino romano común. Su significado era “juvenil”, “joven”. Derivado de la diosa Juno, el nombre aparece más de 250 veces en los registros de Roma, solo en el primer siglo.[3] Es un nombre frecuente encontrado en lápidas,[4] que también aparece en inscripciones del primer siglo en Éfeso, Didyma, Lidia, Bitinia y Troas.[5] La Junias más conocida es la medio hermana de Brutus, esposa de Casius.[6]

     Si el nombre fuera masculino, debería haber sido Junias en griego, o Junius en latín. El nombre Junius está bien comprobado. Por otro lado, no hay comprobación de Junias en ninguna “inscripción, documento, escritura, epitafio u obra literaria del período del Nuevo Testamento”.[7] Algunos han sugerido que Iouniás debió haber sido una forma contracta de Iounianós, pero ese nombre tampoco es evidente.[8] De acuerdo con Linda Belleville, “Iouniás, como contracción de Iounianós, se originó en el mundo de habla inglesa con Thayer”.[9]

Primeras referencias cristianas

     En su comentario sobre Romanos, Joseph Fitzmyer menciona 16 escritores cristianos griegos y latinos del primer milenio, que entendían que la Junias de Romanos 16:7 era mujer. Entre ellos, el más antiguo es Orígenes, cuyo comentario sobre Romanos fue traducido por Rufino, en latín, y citado por Rabanus Maurus.[10] En su Liber de Nominibus Hebraicis, Jerónimo enumera nombres como Junias. [11] Desde Juan Crisóstomo hasta Pedro Lombardo, comentaristas griegos y latinos de la Epístola a los Romanos, usaron el nombre femenino Junias. Las únicas excepciones fueron Ambrosiastro (a fines del siglo IV) y Atto de Vercelli (925-960), que usaron Julia.

     Aquellos que argumentan que Junias fue un hombre insisten mucho en el Index Discipulorum, atribuido a Epifanio, donde Junias aparece como tal. Por otro lado, Belleville señala que Epifanio también se refiere a Priscilla como personaje masculino y la menciona como obispo de Colofon, mientras que Aquila, esposo de ella, fue obispo de Heracleia; dos lugares diferentes. “La confusión de dos géneros y la discrepancia entre las dos ciudades minan la credibilidad del documento”.[12]

     Egidio de Roma fue el primer escritor de la iglesia en referirse a Andrónico y Junias como “esos honorables hombres”.[13] Es interesante recordar que eso corresponde al tiempo en que el papa Bonifacio VII decretó en 1298 que todas las monjas debían permanecer permanentemente enclaustradas.[14]

Antiguos manuscritos griegos

     Si el escriba de un manuscrito uncial quisiera escribir Iounían o Iounián, eso sería secundario. Las letras deberían ir en mayúscula y sin acento: IOUNIAN. El género de esa persona debía ser descubierto en otra fuente.

     Los manuscritos en minúscula comenzaron a aparecer después del siglo VII. En verdad, los manuscritos unciales fueron recopiados en mayúscula, forzando el uso de acentos. Esos manuscritos contenían Iounían, identificando Junias como un nombre femenino. De acuerdo con Eldon Epp, ningún manuscrito griego en minúsculas usó el masculino Iounián.[15]

     El UBS Greek New Testament señala por lo menos 20 manuscritos del Nuevo Testamento en minúsculas que usan el femenino Iounían. Entre ellos, los más antiguos son el 081 (de 1044) y el 104 (de 1087). El más reciente es el 2.200, del siglo XIV.[16]

     En los manuscritos y los escritos del Nuevo Testamento sobre el capítulo 16 de Romanos, más de una vez el nombre Junias del versículo 7 es colocado como Julia, que aparece después en Romanos 16:15. Eso puede ser visto en el manuscrito uncial P.46, aproximadamente del año 200.[17] Julia es un nombre femenino.

     Richard Bauckham conjetura que Junias, de Romanos 16:7, es la misma Juana mencionada en Lucas 8:3 y 24:10. Su nombre romano debía ser más fácil de pronunciar, y su relación con Jesús la identificaba como cristiana antes de Pablo. Andrónico sería un segundo esposo de Juana, u otro nombre dado a Chuza, primer marido de ella.[18]

El Nuevo Testamento en Griego

     De acuerdo con la lista de Epp, 38 Nuevos Testamentos griegos, entre los años 1516 y 1920 usan el nombre Iounían, indicando el género femenino para Junias. Durante ese tiempo, hubo solo una excepción: Alford, en el siglo XIX, usó el modo masculino, pero colocó el femenino como alternativa.[19]

     Desde la versión de Nestle, en 1927, pasando por el UBS Greek New Testament, de 1933, solo el Hodges-Farstad New Testament, de 1982, usa el femenino. Las demás 14 versiones usan el masculino, frecuentemente sin explicación alternativa. Esa tendencia fue revertida en 1994, con las versiones de Kurt Aland (1994) y del UBS (1998), que regresaron al femenino sin lectura alternativa.[20]

Traducciones modernas

     Las siete versiones inglesas más antiguas, desde Tyndale (1525-1534) a KJV (1611), todas presentan a Junias como mujer. Desde la Revised Version (1881) hasta la New Living Translation (1996), 21 traducciones inglesas muestran el género masculino, si bien lo mencionan en femenino.[21]

     Algunas traducciones inglesas recientes todavía usan el género masculino, ciertamente porque su fuente original así lo hacía, y el género masculino estaba en el Nuevo Testamento griego traducido por esas versiones. Estos son los casos del francés Louis Segond, la española Biblia de las Américas, la revisión de 1995 de la Reina-Valera, la New American Standard Bible, la versión Contemporary English Version, and The Message, entre otras.

Notable entre ellos o reconocida entre ellos

     Para algunos, la frase griega episemoiem ha sido problemática. ¿Es Junias uno de los apóstoles? ¿O es reconocida por los apóstoles? La Vulgata Latina traduce “notable entre los apóstoles” (nobiles in apostolis). En su comentario sobre Romanos 16:7, Juan Crisóstomo escribió lo siguiente sobre Andrónico y Junias: “Que se destacan entre los apóstoles. Ya ser apóstol es una gran cosa. Pero estar entre los notables, ¡qué grande elogio! Pero ellos eran notables por causa de sus obras y realizaciones. ¡Cuán grande era la devoción de esta mujer, para que ella sea encontrada digna del título de apóstol!”[22]

     Hasta fines del siglo XIX, hubo poca discusión acerca del apostolado de Junias. William Sanday y Arthur Headlam escribieron, en su comentario sobre Romanos: “Junias es, de hecho, un nombre romano común, y en ese caso, los dos probablemente hayan sido esposo y esposa. Por otro lado, como nombre masculino, Junias era menos común […]. Si, como es probable, Andrónico y Junias estaban incluidos entre los apóstoles […] es más probable que el nombre haya sido masculino”.[23]

     El adjetivo episemoi se refiere a algo que tiene una marca distintiva. Puede ser usado como señal de que algo o alguien es considerado muy bueno, notable, famoso, como en Romanos 16:7; o muy malo, infame, como es aplicada a Barrabás (Mat.27:16), donde el término es traducido por la NRSV como “notorio”.[24] Aproximadamente a comienzos del año 1900, la idea de que el nombre fuese Junia, una mujer estimada por los apóstoles […] apareció en comentarios de varios autores.[25] Considerando que solo hombres podían ser apóstoles, Junias no podía ser apóstola, pero podía ser muy estimada por ellos.

     En 1994, el Comentario Textual para el UBS Greek New Testament decía lo siguiente: “Considerando la imposibilidad de que una mujer sea uno de los apóstoles, algunos miembros [de la comisión de la USB] entendieron que el nombre era masculino”.[26] Evidentemente, el punto crucial del problema es la preposición en, que puede ser traducida como “entre”, “con”, o “por los”.[27] La preposición indica lugar, y normalmente es seguida por una palabra en caso dativo (objeto directo).

     ¿Cuál es el significado en el texto en estudio? ¿Fueron Andrónico y Junias reconocidos como apóstoles? ¿O eran notables entre los apóstoles (visión inclusiva)? ¿O fueron reconocidos por los apóstoles como cristianos notables, pero no como apóstoles (visión exclusivista)?

     En 2001, Michael Burer y Daniel Wallace presentaron una reevaluación de Romanos 16:7, y propusieron que Junias era mujer, y que ella y Andrónico eran admirados por los apóstoles. Después de destacar lo que percibían como un error de aquellos que tomaban la posición inclusiva, esos comentaristas encontraron evidencia para su propia visión exclusivista en el estudio de documentos antiguos.[28] Episémoi en tois apostólis debía significar “notables para los apóstoles”. Las tres principales respuestas dadas a esa preposición vinieron de Bauckham, Belleville y Epp.

      Bauckham analizó el estudio realizado por Burer y Wallace, y cambió sus conclusiones.[29] Belleville realizó el mismo estudio y presentó evidencias bíblicas para el error de esos autores. Mostró que la preposición en acompañada de dativo normalmente es inclusiva. También descubrió paralelos helenísticos de la frase episémoi en tois, claramente inclusivos. Para Belleville, Junias era mujer y fue apóstol.[30] En 2002, Eldon Epp escribió un extenso artículo que se convirtió en la base para su libro publicado en 2005: Junia: The First Woman Apostle [Junias: La primera apóstol mujer]. En él, Epp presenta una argumentación bien documentada favorable a esa idea.32

Los apóstoles

     La gran cuestión es: ¿quiénes son esos apóstoles? Obviamente, no son los Doce. En 1 Corintios 12:28, Pablo se refiere al don espiritual del apostolado. Andrónico y Junias, ¿recibieron ese don? Sabemos muy poco, además del significado de la palabra apóstolos: alguien que es enviado. Si Andrónico y Junias fueron enviados como comisionados, ¿quién los envió?

     Richard Bauckham sugiere que Pablo se refiere a los apóstoles de Cristo, como él mismo, que fueron comisionados por el Cristo resucitado y que, como los Doce de los sinópticos, forman un grupo mayor.[31] Orígenes defendió que Junias y Andrónico estaban entre los 72 enviados por Jesús.[32]

     Craig Keener dice lo siguiente: “No es natural leer en este texto que ellos solo hayan sido muy estimados por los apóstoles. Considerando que estuvieron presos con Pablo, el apóstol los conocía muy bien como para poder recomendarlos […]. En ningún lugar Pablo limita la compañía apostólica a los Doce y a él mismo, como algunos han defendido (ver especialmente 1 Cor. 15:5-11). Aquellos que favorecen la visión de que Junias no era apóstol lo hacen sobre la base de la presuposición anterior de que las mujeres no podían ser apóstoles, no por causa de la evidencia del texto”.[33]

     Es difícil concluir este estudio sin mencionar que Pablo se estaba refiriendo a una mujer llamada Junias que, con Andrónico (probablemente su esposo), participó del grupo de apóstoles del Nuevo Testamento. Pablo la reconoció como tal: una mujer dispuesta a sufrir por el evangelio que ella incansablemente anunciaba.

Sobre la autora: Profesora de Teología y editora jubilada, reside en California, Estados Unidos.


Referencias

[1] Traducción de la autora.

[2] Wayne Grudem y John Piper, Recovering Biblical Manhood and Womanhood: A Response to Evangelical Feminism (Wheaton, IL: Crossawy Books, 1991), pp. 79-81.

[3] Joyce Salisbury, Encyclopedia of Women in the Ancient World (Santa Barbara, CA: ABC-CLIO, 2001), s. v. “Junia”.

[4] Linda Belleville, Discovering Biblical Equality (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2005), p. 117.

[5] Belleville, “ ‘Iounian … ’epísêmoi ’en toîs ’apostólois: A Re-examination of Romans 16.7 in Light of Primary Source Materials”, New Testament Studies 51 (2005), p. 241.

[6] Ibid., p. 234.

[7] Belleville, Discovering Equality Biblical, p. 117.

[8] Eldon Epp, Junia: A First Woman Apostle (Minneápolis, MN: Fortress Press, 2005), pp. 26-28.

[9] Linda Belleville, “A Re-examination,” p. 239.

[10] Joseph Fitzmyer, Anchor Bible (Nova York: Doubleday, 1993), t. 33, pp. 737, 738.

[11] www.documentcatholicaomnia.eu/02/0347-0420_Hieronymus_Liber_De_Nominibus_Hebraicis_MLT.pdf; accedido el 14 de junio de 2013.

[12] Ute Elsen, Women Officeholders in Early Christianity: Epigraphical and Literary Studies (Colleville, MN: Liturgical Press, 2000), p. 47.

[13] Linda Velleville, “A Re-examination,” p. 235.

[14] Bernadette Brooten, Women Priests: A Catholic Commentary on the Vatican Declaration (New York: Paulist Press, 1977), www.womenpriests.org/classic/ brooten.asp.

[15] Eisen, p. 47.

[16] Epp, p. 45.

[17] United Bible Societies, The Greek New Testament (Stuttgart: Deutsche Bibelgesellschaft, 1993), p. 564.

[18] Bruce Metzger, A Textual Commentary on the Greek New Testament (Stuttgart: Unite Bible Societies, 1971), p. 539.

[19] Richard Buckham, Gospel Women: Studies of the Named Women in the Gospels (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 2002), pp. 109-202.

[20] Epp, pp. 62, 63.

[21] Ibíd.

[22] Ibíd., p. 66.

[23] John Chrysostom, Nicene and Post-Nicene Fathers (Grand Rapids, MI: Eerdmans, s/d), t. 11, www.ccel.org/ccel/schaff/npnf111.pdf, accedido el 26 de agosto de 2012.

[24] William Sanday y Arthur Headlam, International Critical Commentary (Edinburg: T&T Clark, 1895), t. 32, p. 423.

[25] Gerhardt Kittel, Geoffrey Bromiley y Gerhard Friedrich, editors, Theological Dictionary of the New Testament (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1964-1976), “Episémos”.

[26] Epp, p. 62.

[27] Metzger, p. 322.

[28] Theological Dictionary of the New Testament, “en”.

[29] Michael Burer y Daniel B. Wallace, “Was Junia Really an Apostle? A Re-examination of Rom 16:7,” New Testament Studies 47 (2001), pp. 76-91.

[30] Buckham, pp. 172-180, 246.

[31] Linda Belleville, “A Re-examination,” pp. 242-247, 248; Discovering Equality Biblica, pp. 119, 120.

[32] Elton Epp, New Testament Textual Criticism and Exegesis (Leuven: Leuven University Press, 2002), p. 45.

[33] Bauckham, pp. 179, 180.