A lo largo de mis lecturas personales, de asistir a seminarios, en carácter de observador, y de presentaciones del tema de crecimiento de iglesia y del movimiento del crecimiento de la iglesia, he descubierto nuevas ideas que han demostrado ser muy provechosas. La importancia de los diferentes conceptos se ha vuelto más interesante a medida que los variados aspectos de esa “ciencia” se han ido descubriendo. Ha sido una gran oportunidad obtener un conocimiento más profundo del tema.
Una de las preocupaciones de los dirigentes (administradores), de los ministros (pastores), y de los miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en muchos lugares del mundo es la falta de crecimiento, el poco crecimiento o el relativamente rápido crecimiento de la iglesia en diferentes lugares. Esta preocupación ha incluido la necesidad no sólo de un crecimiento espiritual más profundo, sino también de un mayor crecimiento numérico y conceptual.
El deseo de lograr el ideal de un rápido crecimiento ha dado lugar al diseño de diferentes planes. Se ha dedicado mucho esfuerzo, y se han destinado muchos fondos para lograr este ideal. Algunos de estos esfuerzos han dado: unos, buen resultado; otros, poco resultado; y algunos, ningún resultado. Más aún, los resultados han sido proporcionales a la cantidad de dinero invertido, los planes trazados o los esfuerzos ejercidos.
Mientras consideramos el Movimiento para el Crecimiento de la Iglesia (Church Growth Movement), y su efecto sobre la iglesia cristiana, incluyendo la Iglesia Adventista del Séptimo Día, llegamos a la conclusión de que deben tomarse algunas medidas en nuestras filas. Si ha de haber un crecimiento más rápido entre nosotros, y ciertamente debiera haberlo, debiéramos presentar a nuestro pueblo los conceptos para el crecimiento de la iglesia de una forma más extensa y comprensiva.
En la página 55 del libro Design for Church Growth (Plan para el crecimiento de la iglesia), de Chaney y Lewis, los autores dicen: “El crecimiento es más que un proyecto, es una forma de pensar y vivir”. Esto puede ser mejor entendido por lo que el autor continúa diciendo:
1. En las iglesias que crecen la gente se reúne esperando que algo ocurra.
2. En las iglesias que crecen el acento se halla en la forma positiva de pensar y vivir.
3. En las iglesias que crecen cada idea buena recibe una atención buena.
4. En las iglesias que crecen el dinero no es la consideración primaria, ¡sino las necesidades de la gente!
5. En las iglesias que crecen los miembros disfrutan del servicio.
6. En las iglesias que crecen la estructura de la organización es sólo un medio para un fin, y no un fin en sí mismo.
7. En las iglesias que crecen la atmósfera de crecimiento permea cada plan, cada estrategia y cada actividad.
Una atmósfera tal debiera invadir el pensamiento, los planes, las emociones, las actividades y el énfasis de los dirigentes (administradores), de los ministros (pastores), y de los laicos por igual. Para lograr esto, el administrador y el pastor debieran convertirse en un promotor, un capacitador o un instructor a fin de que la congregación (los laicos) puedan ser transformados en “el centro de la fuerza de trabajo de la iglesia que crece” (Design for Church Growth, pág. 54).
Reflexionando en la necesidad de una estrategia para el crecimiento de la iglesia y en un mayor compromiso de los laicos en el rápido crecimiento, y en lo que se puede hacer para satisfacer estas necesidades, ha demostrado ser muy provechoso leer y considerar muy cuidadosamente Obreros evangélicos, páginas 364 y 365: “Los dirigentes de la causa de Dios, como generales sabios, han de trazar planes para que se realicen avances en toda la línea. Al hacer sus planes, deben dedicar estudio especial a la obra que pueden hacer los miembros laicos, en favor de sus amigos y vecinos. La obra de Dios en esta tierra no podrá nunca terminarse antes que los hombres y mujeres abarcados por el total de miembros de nuestra iglesia se unan a la obra, y aúnen sus esfuerzos con los de los pastores y dirigentes de las iglesias”. (La cursiva es nuestra.)
Esto ha llevado al autor a un renovado sentido de la urgente necesidad de instrucciones para el crecimiento de la iglesia por medio de seminarios y talleres, especialmente, aunque no exclusivamente, para los administradores. Muy ventajosa será la realización, en forma metódica, de estos seminarios y talleres para cubrir los diferentes aspectos del crecimiento en iglesias, en distritos y en asociaciones.
Estos seminarios debieran ser presentados primeramente a los dirigentes (administradores) y a los ministros (pastores). Se les debería enseñar cómo descubrir el auténtico significado del crecimiento de la iglesia, y lo que significa el movimiento para el crecimiento de la iglesia.
Pienso que junto con el énfasis en los dirigentes y en los pastores, una de las necesidades más urgentes para producir un crecimiento rápido de la iglesia, es una mayor participación de los laicos. Para lograr esto, los dirigentes (administradores) y los ministros (pastores)* deberían ser llevados al lugar donde puedan captar realmente el total significado de las cinco dimensiones del crecimiento de la iglesia:
1. El crecimiento numérico.
2.El crecimiento orgánico.
3. El crecimiento conceptual.
4. El crecimiento en el conocimiento del Cristo encarnado.
5. El crecimiento en la maduración cristiana.
Todas estas dimensiones son muy importantes para una renovación de nuestros esfuerzos en el cumplimiento de nuestra tarea. Entre éstas, hay una que merece un énfasis especial, una cuidadosa explicación y una mejor comprensión: el crecimiento conceptual. Los dirigentes (administradores), los ministros (pastores), y los laicos necesitan tener una comprensión más cuidadosa de este concepto, y de los diferentes papeles que deben ser interpretados en esta dimensión.
En primer lugar, tanto dirigentes (administradores) como ministros (pastores) necesitan captar la comprensión bíblica del laicado, y de los dones espirituales y del bautismo. En segundo lugar, los laicos deberían ser enseñados en cuanto a lo que significa, bíblica e históricamente, el laicado, tener talentos, recibir dones espirituales y ser bautizados en el ministerio o sacerdocio de Dios.
Si estos grupos de iglesia entendieran y aplicaran los conceptos derivados de las dimensiones del crecimiento de la iglesia, entonces los laicos y el ministerio experimentarán un rápido crecimiento, y una explosión de compromiso en todas las actividades.
Habrá un sentido de urgencia para cumplir el propósito del elevado llamamiento mencionado en 1 Pedro 2: 9: sacerdocio, misión y proclamación. La administración y el ministerio verán a los laicos, e incorporarán a los laicos -como dice Gottfried Oosterwal-, no como los “indoctos, ignorantes y no entrenados”. No como menos importantes que el “exaltado clero”. Antes, los laicos eran vistos como una parte integral del “sacerdocio” especial, “real”, “escogido” para la misión, el servicio y la proclamación.
Como resultado de la comprensión de la administración, del ministerio y del laicado de su llamado de acuerdo con esta dimensión conceptual, habrá un compromiso real para el rápido crecimiento.
Veremos, como declara Chaney y Lewis en la página 55 de su libro Design for Church Growth (Plan para el crecimiento de la iglesia), las prioridades ubicadas en el lugar donde pertenecen: “Los ministros laicos deben convertirse en una fuerza movilizadora dentro de la iglesia, si ha de ocurrir un crecimiento significativo. En las iglesias que crecen hoy hay siempre responsabilidades para los que tienen dones especiales… Las iglesias que crecen encuentran ubicaciones de servicio para su gente. Hacen fácil para los laicos verse comprometidos y sentirse necesitados.
“El pastor de una iglesia que crece es siempre una figura central, pero es cuidadoso en rodearse de laicos talentosos, responsables y orientados hacia el trabajo, que funcionan como ministros laicos”.
Con el don del Espíritu Santo sobre los dirigentes (administradores), ministros (pastores) y laicos con un claro sentido de su privilegio y distinción, y con un adecuado conocimiento del crecimiento de la iglesia, habrá un compromiso total. Habrá un rápido crecimiento de la iglesia, una tarea concluida y un pueblo preparado para nuestro Señor que regresa.
Sobre el autor: Es presidente de la Unión Antillana.