Cómo prevenir el agotamiento en el ministerio
El ministerio pastoral es una experiencia increíblemente gratificante, pero también puede ser profundamente desafiante y agotadora. Como nunca antes, muchos de los ministros del Señor están luchando con el agotamiento laboral. Según una encuesta realizada por el Instituto Barna, el 42 % de los pastores ha considerado la posibilidad de abandonar el ministerio debido al agotamiento y la soledad. El 56 % de ellos declaró que experimenta un inmenso estrés en el trabajo, mientras que el 43 % se siente solo y aislado. Además, el 29 % afirmó que está pensando en dejar el ministerio porque no es optimista sobre el futuro de su iglesia, y el 24 % dijo que su congregación está en constante declive.[1]
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que alrededor del 90 % de la población mundial sufre estrés a diario, lo que a largo plazo puede desembocar en ansiedad, depresión y agotamiento.[2] Se trata de una tendencia cada vez más fuerte que no podemos ignorar. Sus síntomas incluyen aislarse más de lo habitual, cambios emocionales frecuentes, sobrecarga emocional, ansiedad, sensación de estar siempre haciéndolo todo solo, trabajar más horas de lo habitual y no dedicar tiempo a la autorreflexión y a la salud mental. Todos estos son indicadores de que el pastor puede estar sufriendo agotamiento laboral.
El síndrome de burnout ya existía en la época de los profetas del Antiguo Testamento, aunque no se lo identificaba con ese nombre. Al igual que ocurre hoy con los pastores, el ministerio de los antiguos profetas era extenuante en muchos sentidos, y algunos alcanzaron un alto nivel de agotamiento físico, mental y emocional. Elías fue uno de estos profetas.
Un hombre como nosotros
El síndrome de burnout puede derribar al obrero de Dios más fuerte, consagrado y valiente en la primera línea del ministerio pastoral. Elías era un gran hombre de Dios (1 Rey. 17:24), valiente (18:8, 18), consagrado (18:42-46) y dedicado a la oración (Sant. 5:18). Una de sus victorias más extraordinarias fue contra los profetas de Baal y Asera en el monte Carmelo (1 Rey. 18:20-40). Sin embargo, Santiago no deja de enfatizar que “era un hombre como nosotros” (5:17, DHH), “con debilidades como las nuestras” (NVI). Y si él era como nosotros, entonces hay algo en su experiencia que puede servirnos de advertencia e instrucción. Por eso, destacaremos cuatro verdades que nos revela la experiencia del profeta Elías (1 Rey. 18, 19):
1. El pastor no puede ocuparse de su vida espiritual e ignorar el cuidado de su cuerpo y su mente. Elías tenía una estrecha relación con Dios, algo que es evidente en las Escrituras. Sin embargo, había enfrentado por tres años y medio una dura sequía, durante la cual probablemente le fue difícil mantener una dieta más equilibrada y rica en nutrientes. Tal vez también necesitaba dormir mejor para adquirir la consistencia emocional necesaria para reducir los niveles de estrés, ansiedad y depresión asociados al síndrome de burnout.
A menudo, los pastores son celosos de su espiritualidad, pero descuidan su salud física y emocional. La mayoría de las veces, el agotamiento que experimenta un pastor no está directamente relacionado con las actividades propias del ministerio, sino más bien con su propia mala salud debido a la intemperancia y al descuido de los principios de salud que conocemos. Si se descuida la alimentación, el sueño y el ejercicio físico, se debilitan la mente y las emociones. Elena de White advirtió: “La ignorancia de la fisiología, y el descuido en la observancia de las leyes de la salud, han llevado a la tumba a muchos que podrían haber vivido para trabajar y estudiar inteligentemente”.[3]
Un buen consejo es incluir pausas de descanso en tu rutina ministerial. Dormir ayuda a recargar la energía física y prepara el cerebro para procesar mejor las experiencias cotidianas y tomar las decisiones correctas. Se ha demostrado científicamente que unas buenas horas de sueño también ayudan a prevenir la depresión.[4]
2. Un pastor que trabaja solo actúa de manera equivocada, y esto puede llevarlo al síndrome de burnout. La batalla que Elías libró en el Carmelo requería muchas tareas, y la mayoría las realizó solo: el discurso elocuente, la reconstrucción del altar del Señor, el transporte de la leña, la inmolación y el despedazamiento del novillo, y la ejecución del juicio de Dios contra los falsos profetas de Israel. En otro momento, Elías cometió dos errores que contribuyeron a su caída en picada. En primer lugar, dejó atrás a su siervo. Durante las horas oscuras en la cueva, nadie estaba con él para animarlo u ofrecerle una perspectiva útil. Pero un problema aún peor fue que se apartó de los israelitas temerosos de Dios que podrían haber sido sus aliados: los “siete mil fieles, que no doblaron sus rodillas ante Baal” (1 Rey. 19:18).
En una misión difícil, es arriesgado ir solo. Esto puede conducir a una visión egoísta de que todo depende de ti. Así, terminas asumiendo todas las tareas tú solo y creyendo que nadie puede hacerlas tan bien como tú. Esta mentalidad conduce inevitablemente al agotamiento y la depresión. Para liberarte de esta carga aplastante, tienes que bajar el ritmo, confiar en Dios y reconocer que necesitas trabajar con otros para completar la misión.
3. Cuidar la salud de uno mismo es una acción necesaria para que el pastor prevenga el síndrome de burnout. El ejemplo del profeta Elías nos advierte que, si no nos cuidamos, podemos sucumbir al agotamiento en la labor pastoral. En el monte Carmelo, se implicó tanto en su trabajo que no se tomó tiempo para comer, lo que le produjo debilidad física.[5] Como consecuencia de ello, se vio sacudido emocionalmente al enfrentarse a situaciones estresantes, como las amenazas de Jezabel.
No estamos diseñados para permanecer en un estado de estrés elevado durante largos períodos de tiempo. Por eso, cuando los niveles agudos de estrés se convierten en crónicos, nuestro cuerpo y nuestra mente se ven afectados de muchas formas negativas. Cuando estamos sometidos a un estrés grave, las hormonas que producimos (adrenalina, cortisol y noradrenalina) desgastan nuestro organismo, comprometiendo el sistema inmunitario, elevando la presión arterial y provocando diversos síntomas, que pueden incluir dolores de cabeza, indigestión, fatiga e incluso enfermedades cardíacas. El estrés crónico se asocia a un aumento de la ansiedad, ataques de pánico y agotamiento. Es un fenómeno complejo en el que nuestra capacidad para pensar de forma racional o clara se ve limitada, nuestras emociones se vuelven extrañamente frágiles y volátiles, y los acontecimientos más nimios pueden desbordarnos y causarnos graves problemas.[6]
Contrariamente a lo que mucha gente piensa, el estrés no es una sensación o un mal hábito mental que pueda eliminarse o modificarse fácilmente. Las personas que padecen estrés crónico necesitan tomar las medidas adecuadas para hacer frente a sus efectos, tanto a nivel biológico como psicológico. En este contexto, cuidar la salud de uno mismo es una acción preventiva necesaria, y esto también se aplica a los pastores.
Es esencial que el pastor se comprometa a cuidar de sí mismo, porque para poder satisfacer las necesidades de su rebaño, primero debe asegurarse de que sus propias necesidades están cubiertas. Con esto en mente, hemos desarrollado un plan de cinco pasos que puede ayudar a los pastores a prevenir el síndrome de burnout:
• Planificar el cuidado de la salud y el bienestar propio: Haz un plan personal en el que reserves un tiempo (diario o semanal) para realizar actividades que contribuyan a tu salud física y mental.
• Salud preventiva: Muchas personas llevan una vida ajetreada, con dietas deficientes, hábitos poco saludables y exceso de trabajo, lo que contribuye a aumentar las enfermedades. Así que cuida mejor de tu salud dando prioridad a las medidas preventivas. Los ocho remedios naturales sirven a este propósito y deberían formar parte de tu estilo de vida. Si notas signos de agotamiento físico o mental, es importante tomar precauciones. Cualquiera que sospeche que puede estar sufriendo el síndrome de burnout debe, en primer lugar, buscar el consejo de un médico para obtener un diagnóstico preciso. En segundo lugar, debe aceptar el tratamiento adecuado, ya que empezar a tratar los síntomas lo antes posible reduce el riesgo de llegar al punto álgido del síndrome de burnout.
• Relaciones sanas: Observa a las personas que te rodean. ¿Te brindan ánimo? ¿Te ofrecen apoyo? ¿Se preocupan por ti? ¿Valoran también que cuides de tu propia salud? Las personas con las que convivimos tienen una gran influencia en nosotros, por lo que debemos elegir sabiamente nuestras amistades. También es importante cultivar las relaciones familiares.
• Menos contacto con las pantallas: Dale un respiro a los dispositivos electrónicos. Deja a un lado el teléfono celular, la tablet y la computadora. Sal de los entornos cerrados y ve al exterior. Mira el cielo. Escucha a los pájaros. Pasea por la naturaleza. Lee un libro. Cuida tu huerto o jardín. Pasar demasiado tiempo delante de pantallas “chupa” nuestra energía vital y nos hace perder un tiempo precioso que podríamos emplear en relajarnos o reducir el estrés.
• Hábitos saludables: Los hábitos se forman mediante la repetición. Elige acciones que puedas realizar cada semana para cuidar tu propia salud y persiste en repetirlas. Si aceptas el hecho de que cuidarte a ti mismo es absolutamente esencial, se convertirá de forma natural en parte de tu rutina diaria, y habrás dado los pasos más importantes para prevenir el síndrome de burnout.
4. El síndrome de burnout no es el final del camino. El comentario de la Biblia de Estudio NVI afirma: “Elías llega a la conclusión de que su ministerio es infructuoso y que su vida ya no vale la pena, había perdido su confianza en el triunfo del bien sobre el mal, en la victoria del reino de Dios, y se ha retirado”.[7] ¡Qué cuadro tan dramático ver al hombre de Dios, que había sido elevado a la cima de la montaña, sufriendo ahora en su más profundo valle de frustración, miedo y decepción! Pero todo este drama no significó el fin del ministerio de Elías.
Uno de los aspectos que caracteriza al síndrome de burnout es la sensación de no tener salida, la incapacidad de visualizar cómo las cosas podrían ser diferentes. Esto se debe a que la parte del cerebro responsable de resolver problemas e imaginar nuevos escenarios se ve afectada negativamente por el agotamiento crónico. Es como desconectarse. Cuando estás agotado, resulta difícil encontrar una solución creativa para superar lo que sientes. Existen al menos tres estrategias para ayudar al pastor a afrontar el agotamiento en la obra ministerial:
• Tómate tiempo libre: En el momento culminante de la crisis de Elías, Dios le concedió un período de descanso en el que pudo recuperarse física y emocionalmente (1 Rey. 19:6-8). Elena de White aconsejó: “Usted debe trabajar cuidadosamente y observar periodos de descanso. Al hacer esto retendrá su vigor mental y físico y rendirá un trabajo mucho más eficiente”.[8]
• Comparte tus sentimientos con sinceridad: Cuando estaba en la cueva, Dios le preguntó a Elías qué hacía allí, y el profeta fue sincero en su respuesta. Por lo tanto, acude a un terapeuta, habla de tus luchas y sé sincero al expresar tus sentimientos. En terapia, los psicólogos tienen el compromiso ético y profesional de escuchar a sus pacientes. Puedes desahogarte sobre tus sentimientos negativos y el terapeuta te ayudará a superarlos.
• Ten una perspectiva correcta del ministerio: Elías creía que había fracasado, que Dios lo había abandonado y que no había esperanza. Debido al agotamiento, nuestra visión de Dios, de nosotros mismos y del ministerio también puede distorsionarse. Por lo tanto, necesitamos la perspectiva correcta. “La esperanza y el valor son esenciales para dar a Dios un servicio perfecto. Son el fruto de la fe. El abatimiento es pecaminoso e irracional. Dios puede y quiere dar ‘más abundantemente’ (Heb. 6:17) a sus siervos la fuerza que necesitan para las pruebas”.[9]
Querido pastor, no tienes por qué quedarte en la “cueva oscura” del burnout o en el valle del agotamiento en la obra de ministerial. Puedes creer en las promesas de Dios, confiar en los recursos que él pone a tu disposición y, en lugar de llevar todas las cargas sobre tus hombros, detenerte un momento y escuchar el suave susurro de la voz del Señor en medio del ajetreo de la vida, diciendo: “Vengan a mí todos los que están fatigados y agobiados, y yo les daré descanso. Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para su alma, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga” (Mat. 11: 28-30).
Sobre el autor: Wagner Aragão es pastor en Brasilia. Rubenita Aragão es psicóloga
Referencias
[1] “Pastors Share Top Reasons They’ve Considered Quitting Ministry in the Past Year”, Barna. Disponible en: <link.cpb.com.br/c99eb2>; consultado el 15/4/2024.
[2] “Quatro sinais sutis de que você está prestes a ter um burnout”, Metrópoles. Disponible en: <link.cpb.com.br/71e3dd>; consultado el 15/4/2024.
[3] Elena de White, El ministerio pastoral (ACES, 2015), p. 102.
[4] “More Sleep May Reduce Depression in Teenagers”, Columbia University. Disponible en: <link.cpb.com.br/ec7057>; consultado el 15/4/2024.
[5] Elena de White, Profetas y reyes (ACES, 2008), p. 118.
[6] Howard E. LeWine, “Understanding the Stress Response”, Harvard Health Publishing. Disponible en: <link.cpb.com.br/4c6212>; consultado el 15/4/2024.
[7] Luciano Jaramillo y Athala Jaramillo, eds., Biblia de Estudio NVI (Vida, 2002), p. 531.
[8] White, El ministerio pastoral, p. 96.
[9] White, Profetas y reyes, pp. 120, 121.