Quisiera compartir con vosotros algunos pensamientos concernientes a la cura para el denominacionalismo prescripta por Cristo. Nuestro Señor oró que todos sus seguidores fueran uno, así como él es uno con el Padre. Por lo tanto, debe tener un plan para lograr la unidad entre sus verdaderos seguidores antes de venir a buscarlos en el día final.
Los prejuicios denominacionales constituyen una de las principales barreras contra el descubrimiento y el aprendizaje de la verdad como está en Jesús. Cada seguidor de Jesús debería mantener abiertos su mente y su corazón para recibir la verdad cuan-doquiera y dondequiera que sea proclamada a partir de las Sagradas Escrituras. (Juan 17:17; 8:31, 32.)
Nadie tiene el derecho de colocar un rótulo denominacional a ninguna de las verdades presentadas en la Biblia. Todo lo contrario, cada verdad de la Biblia forma parte de la doctrina de Dios para todos los cristianos. Nunca debemos rehusar una verdad bíblica porque la iglesia a la que pertenecemos no la enseña. Hay que darle más importancia a la verdad bíblica que a las posiciones denominacionales.
Cuando Jesús enseñó la verdad en la tierra, los prejuicios denominacionales impidieron que muchos aceptaran su mensaje. (Juan 9:28, 29; 12:42, 43.) Los judíos y los samaritanos que vivían en el mismo país no se trataban a causa de los prejuicios denominacionales. (Juan 4:7-9.) Los escribas y los doctores de la ley, como maestros de religión reconocidos por los judíos, consideraban a Juan el Bautista, Jesús y los apóstoles como innovadores que se mezclaban con el pueblo para inculcarle enseñanzas extrañas y heréticas.
Los primeros cristianos tuvieron que luchar contra el prejuicio denominacional de los judíos que rehusaban escuchar cuando predicaban a Cristo.
Debido al prejuicio denominacional contra los gentiles, los judíos cristianos al comienzo rehusaron ir a las casas de los gentiles, aun para enseñar a Cristo, por temor a contaminarse.
Los prejuicios denominacionales son injustos, irrazonables, no son bíblicos y no son cristianos. Por lo tanto, debemos despojarnos de ellos. Nunca deberíamos permitir que esos prejuicios nos impidan escuchar las enseñanzas de la Palabra de Dios. Démosle siempre a la verdad de la Palabra de Dios la consideración que él espera que le concedamos.
El Cielo aprueba a los que mantienen abierta su mente para buscar y seguir la verdad. Notemos la siguiente alabanza hecha a los bereanos: “Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así” (Hech. 17:11).
Esta debería ser nuestra actitud. Estar dispuestos a escuchar. Luego investigar las Escrituras para asegurarnos de que la enseñanza está de acuerdo con la Palabra de Dios. Si es una verdad respaldada por la Biblia, entonces aceptémosla de inmediato.
La Biblia enseña que Dios ha designado un mensaje evangélico especial para todo el mundo en este tiempo del fin. El mensaje constituye su remedio para el denominacionalismo. Finalmente reunirá a todo el pueblo de Dios bajo la bandera de “los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” (Apoc. 14:12). Podéis leer los pasajes pertinentes en la Biblia para que veáis que respalda lo que decimos.
Leed Apocalipsis 14:14 y notad que se refiere a la forma como Cristo vendrá en el día final. Luego ved que los versículos de Apocalipsis 14:6-12 presentan el simbolismo de tres ángeles que predican tres mensajes relacionados, a toda nación, y por medio de él establecen un triple mensaje especial que preparará el camino para la segunda venida de nuestro Señor. La Biblia muestra que estos tres ángeles representan un cuerpo de personas que será reunido por el Señor en los últimos días para proclamar estas verdades al mundo. (Mar. 16:15).
Algunas de estas verdades especiales de este mensaje enviado por el cielo para nuestra época son: Cristo vendrá muy pronto. Dios está realizando un juicio en el cielo. Toda la gente debería prepararse para pasar la prueba del juicio y estar lista para encontrarse con Jesús cuando venga. Esta preparación se resume como la observancia de “los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”. Otros aspectos especiales de este mensaje son el reconocimiento de Dios como el Creador; la advertencia contra la obediencia al poder de la bestia o la recepción de su marca; y la invitación a salir del sistema eclesiástico de Babilonia.
Los adventistas están empeñados en llevar este mensaje final de Apocalipsis 14:6-12 a los pobladores de todo el mundo. Ahora trabajan en 196 de los 223 países e islas del mundo, empleando 896 idiomas y dialectos. Hay más de un millón y medio de adherentes a estas verdades en el mundo. Están dando a conocer este mensaje preparatorio para la segunda venida de Cristo por medio de campañas de evangelismo para el público, de cursos bíblicos por correspondencia, de estudios bíblicos en los hogares, programas difundidos por radio y televisión; además, mediante libros, revistas y folletos publicados en 228 idiomas por 43 casas editoras esparcidas por todo el globo. Sus enseñanzas, sus adherentes y su obra representan el cumplimiento de esta profecía de Apocalipsis 14:6-12. Esta profecía bíblica proporciona la verdadera razón por la que este movimiento se ha extendido a todo el mundo y está realizando esta obra. Esto es lo que la profecía previa que ocurriría en el mundo en este tiempo.
Es el complemento de lo que ha sido profetizado en Isaías 40: 3 respecto al advenimiento de nuestro Señor por primera vez a este mundo. Setecientos años antes de la aparición de Cristo como el Mesías, esta profecía anunció que se enviaría a un precursor a proclamar un mensaje preparatorio especial. Esta profecía se cumplió con la obra de Juan el Bautista. (Mat. 3:1-3).
Cuando los maestros de religión oficiales de los judíos le preguntaron a Juan el Bautista quién era él, y con qué autoridad predicaba un mensaje diferente del que ellos enseñaban, él los refirió a la profecía de Isaías 40:3: “Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías” (Juan 1:23).
Las enseñanzas y la obra de Juan debieron su existencia a esta profecía. Esta era la única explicación verdadera de su mensaje, su misión, su lugar en la religión. Fue el cumplimiento de esta profecía que convirtió sus enseñanzas en el camino del Señor, para la gente de su época.
Notemos bien esto. Así como ocurrió con el mensaje de Dios dado en Isaías 40:3, antes de la primera venida de Cristo el Redentor, así ocurre actualmente con este mensaje dado divinamente en Apocalipsis 14:6-12 para nuestros días, justamente antes de la segunda venida de Cristo. Esta profecía muestra cuál es el camino del Señor en esta época. Apocalipsis 14:6-12 muestra lo que el Movimiento Adventista es realmente. El cumplimiento de esta profecía en este movimiento revela su autoridad divina para enseñar la verdad. Muestra por qué está actuando en el mundo como un movimiento religioso separado de los demás.
En Palestina había numerosas denominaciones y sectas en los días de Juan el Bautista. El Nuevo Testamento se refiere a algunas de ellas como los fariseos, los saduceos y los herodianos. Pero notemos esto: las enseñanzas de Juan el Bautista y sus conversos (llamados los discípulos de Juan) no constituían otra secta entre las existentes. No. Representaban el cumplimiento de Isaías 40:3: “Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios”.
Así también, el Movimiento Adventista no es otra secta o denominación entre las numerosas que existen en nuestros días. No. Este movimiento representa el cumplimiento de Apocalipsis 14:6-12: el triple mensaje angélico dado para preparar al pueblo de Dios para la segunda venida de nuestro Señor. Debe su existencia a esta profecía. Pollo tanto es prudente que nos situemos en la posición bíblica y miremos más allá de su nombre, hacia el mensaje dado por Dios en Apocalipsis 14:6-12, y que los adventistas proclaman. Este mensaje contiene lo que Dios desea que vosotros conozcáis y obedezcáis sobre todas las cosas.
A estos tres mensajes se los llama “el evangelio eterno” (Apoc. 14:6). Esto significa que este triple mensaje incluye las verdades generales del Evangelio como fueron predicadas por Cristo y sus apóstoles, en adición a las verdades especiales mencionadas específicamente en la presentación de estos mensajes en Apocalipsis 14. Esto muestra que el pueblo adventista no es innovador, o una secta herética con doctrinas extrañas e inconsistentes, sino que enseña las verdades generales del Evangelio, en adición a las verdades especiales para nuestros días. Constituye un movimiento de retorno a la Biblia, y prosigue la obra reformadora de Lutero, Wesley, Knox y otros, para lograr una completa separación de los errores que entraron en la iglesia durante los oscuros años del medioevo.
Predica la justificación solamente por la fe, la santificación solamente por la morada de Cristo en el corazón regenerado, la salvación solamente por la gracia, la divinidad de Jesucristo, la absoluta necesidad del nuevo nacimiento, y otras doctrinas bíblicas. Enseña que nadie puede salvarse por la observancia de los Diez Mandamientos, sino que después de que una persona ha nacido de nuevo obedecerá los mandamientos de Dios permitiendo que Cristo viva en él su vida de obediencia.
Este triple mensaje es para “toda nación, tribu, lengua y pueblo” (Apoc. 14:6). Por eso está por encima de toda denominación. Es el mensaje universal de Dios para cada alma, independientemente de la iglesia o religión que siga. Sabio será quien reconozca que, puesto que es el mensaje especial de Dios para nuestro tiempo, adquiere precedencia sobre todo lo demás en materia de religión.
Este movimiento que proclama el triple mensaje angélico, no es otro “ismo”, o cisma, o secta, o religión inventada por el hombre. Ha sido designado por el cielo para reunir a todos los seguidores de Cristo sobre la plataforma de “los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” (Apoc. 14:12). Realizará la consumación del Evangelio.
En esta época de perplejidad e incertidumbre hay una necesidad urgentísima de un mensaje seguro de Dios que nos muestre el camino de salida. Dios ha proporcionado ese mensaje en esta profecía de Apocalipsis 14:6-14.
A medida que sigáis los consejos del mensaje de Dios para hoy, tendréis una experiencia nueva y mejor en Cristo. Os dará una esperanza nueva y más brillante; en efecto, la mejor que Dios puede ofrecer. Miles y miles de personas en todas partes han encontrado las verdades del mensaje de Dios, que habían anhelado tanto tiempo y por las que habían orado tantas veces. La más gozosa y provechosa experiencia os espera en el descubrimiento de estas verdades divinas para hoy.
En los días de Noé, no había nada más importante que escuchar y aceptar, que el mensaje especial de este hombre de Dios. En los días de Juan el Bautista no había nada más importante que su mensaje. Y en nuestro tiempo, en religión no hay nada más importante para cada alma que conocer y aceptar el mensaje especial de Dios dado en Apocalipsis 14:6-12. Entonces, no dejemos de avanzar por el camino señalado por Dios, escuchando y obedeciendo su mensaje para nuestra época. Aprovechemos con la ayuda de Dios la oportunidad que hoy tenemos de escuchar este mensaje explicado por hombres que han puesto su vida al servicio de Dios.
Sobre el autor: Evangelista.