El pastor de una gran iglesia bautista de una gran iglesia bautista de Los Ángeles, EE. UU., celebró hace poco un servicio bautismal singular. Yo había ido en busca de nuevas ideas y trataré de describir en las líneas que siguen esta hermosa ceremonia.

El bautismo se celebró al principio del tiempo dedicado al culto, y algunos pastores ayudantes tuvieron a su cargo los preliminares del servicio. En un momento dado, el coro comenzó a cantar música suave y apropiada para la ocasión. Todos los ojos se dirigieron al bautisterio ubicado arriba, tras los estrados del coro. El pastor avanzó con lentitud hacia el centro y se volvió para recibir al primer candidato que estaba de pie en los peldaños de la única escalera que se encontraba al lado izquierdo del bautisterio. Le extendió la mano derecha para ayudarle a bajar. Cuando ya estuvo en el agua, le puso la mano en el hombro y de este modo caminaron los dos hasta llegar al otro extremo del bautisterio. El candidato estaba más cerca de la congregación y el pastor más atrás. Mientras ambos caminaban en el agua, el pastor repetía algunos versículos apropiados, palabras de Cristo relativas a la conversión. Repetía diferentes versículos para cada candidato. Como ejemplo mencionaremos el que dice: “Vosotros sois la luz del mundo: una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.”

Al llegar al punto apropiado, el pastor preguntaba a cada uno de los candidatos si quería hacer confesión pública de su fe, diciendo: “¿Quiere Vd. aceptar públicamente a Jesús como su Salvador personal?” El candidato respondía: “Sí, lo acepto.” Entonces el pastor, alzando el brazo, pronunciaba la fórmula bautismal. Asiéndole luego lo sumergía con suavidad y gracia. Cuando el catecúmeno emergía del agua, el pastor giraba sobre sí mismo y avanzaba hacia la congregación ubicando suavemente al recién bautizado medio paso hacia el fondo del bautisterio, mientras repetía palabras apropiadas de Jesucristo. Muchos de sus pasajes eran del Sermón de la Montaña y otras declaraciones del Maestro.

La atmósfera que reinaba era intensamente espiritual. Los presentes tenían la impresión de que de alguna manera Cristo mismo presidía el servicio. El pastor desaparecía tras las palabras del Maestro. El bautisterio y su ubicación influyen en la forma en que este servicio se puede llevar a cabo en las iglesias; no obstante, algunas adaptaciones empleadas ocasionalmente le prestarán variedad y espiritualidad al servicio bautismal.

Sobre el autor: Pastor de la Asoc. Del Sur de California, EE.UU.