En el Día del Pastor, también debemos recordar con gratitud y reconocimiento a su otra mitad: su esposa.

Este bimestre incluye un día para reconocer y reafirmar el valor de la tarea pastoral; y me alegro mucho por ello. También creo que debemos aprovechar toda ocasión para enaltecer la obra pastoral. Pero en medio de todas estas demostraciones de afirmación, es importante que no nos olvidemos de la otra mitad del equipo ministerial: la esposa del pastor. No estoy segura de que en algún momento, por lo menos no recientemente, se haya establecido un día en su homenaje. Pocas veces reconocemos la valiosa contribución de la esposa del pastor a las congregaciones a las que sirve junto con su esposo.

Al recordarlo, deberíamos aprovechar la oportunidad para celebrar, también, el “Día de la Esposa del Pastor”. Deberíamos comenzar a hacerlo en el hogar. ¿Qué le parece, pastor, si usted se vuelve una ayuda idónea para su esposa en ese día? Es posible hacerlo si le brinda ayuda y satisface sus necesidades. Por experiencia propia sé perfectamente que cosechamos lo que sembramos; y eso es una sentencia bíblica. Si usted dedica esfuerzos y energía extra para que su esposa sea más feliz, y se sienta más tranquila y segura, seguramente experimentará lo que se llama “efecto bumerán” y recibirá muchas bendiciones. Piense en que usted se puede consolidar en su trabajo al tratar de afirmar a su compañera en el ministerio.

Si usted quisiera poner en práctica algunas ideas, su misma esposa le podría dar una lista detallada de sus necesidades personales; pero vamos a considerar, en líneas generales, algunas áreas en las que podemos facilitar las actividades diarias de la esposa del pastor.

Un lugar bajo el sol

Vivir con un “hombre santo no es tan cómodo en es­te mundo. Por lo general, los pastores cuentan con el reconocimiento de los miembros de la iglesia, como consecuencia de sus sermones inspiradores, de los blancos alcanzados, de su buena administración financiera o de sus seminarios, clases y estudios; su esposa también necesita ese reconocimiento. Hágalo verbalmente delante de la iglesia cada vez que tenga la oportunidad. Oír que la comida o la torta que preparé estaban realmente deliciosas posiblemente no afirme tanto mi estima propia como oír que mi esposo reconoce ante la congregación alguna idea, o hasta una ilustración que le di para un sermón. Eso afirma mi confianza y disipa las sombras de mi vida.

El reconocimiento y el apoyo van juntos. Cuando su esposa oye críticas acerbas contra usted, de parte de miembros lo suficientemente cobardes como para no hablar directamente, ella lo defiende como una tigresa que lucha por sus crías; haga lo mismo con ella. Si los miembros de iglesia creen que no cumple con las expectativas, enaltézcala y defiéndala. Si usted no está de acuerdo con algo que ella dijo o hizo, hable con ella en privado.

Déle prioridad a la familia

Por cierto, de vez en cuando se producen emergencias, y los pastores siempre están muy ocupados. Son sumamente sensibles a las crisis por las que pasa otra gente; pero no todo en la obra pastoral es una verdadera emergencia. Por ejemplo: una reunión de diáconos convocada con apresuramiento porque el 1 Ino. Rodríguez no puede venir otro día, sólo para discutir cómo hacer para eliminar mejor la basura; o pasar una buena parte de la noche pegado al teléfono tratando de calmar a la Hna. Suárez, a quien no le gustó el estilo de música que se tocó en la iglesia el sábado.

Cuando las actividades se superponen, parece que las necesidades y los planes de la familia del pastor se deben cancelar primero. Muchas veces tratamos de entenderlo, aunque el corazón quede herido. Piense en el mensaje que les envía a sus seres queridos cuando ellos quedan excluidos de su lista de “deberes” cada vez que “algo importante” aparece a última hora. ¿Es su familia algo tan poco importante para usted? Nuestra tendencia consiste en relegar las cosas menos importantes en favor de lo que consideramos muy importante.

¿Ése es el mensaje que usted les quiere comunicar a su esposa y a sus hijos? De vez en cuando, trate de hacerlo de otra manera. Muestre que ellos son, después de Dios, lo más importante de su vida. Discúlpese con alguien, o cancele algo: por lo menos algo que no sea tan urgente. Su esposa debe saber que el tiempo que usted pasa con ella y con sus hijos es prioritario para usted. Y, por su ejemplo, permita que los miembros de la iglesia se enteren de que la atención a su familia está por encima de otros planes.

Protección garantizada

Cuide el tiempo y las energías de su esposa, de modo que no tenga que dedicarlos a la atención de un puesto que nadie quiso aceptar. Si bien es cierto que la esposa del pastor debe ser un ejemplo de vida cristiana activa, recuerde que ella también puede caer víctima del abatimiento. El cuidado de los hijos y, al mismo tiempo, la atención de otras mil responsabilidades absorbe tiempo. Ella cuenta con las mismas 24 horas diarias de cualquier otra persona. Permita que los feligreses comprendan con toda claridad que usted no espera que su esposa se responsabilice de todo. Mientras usted trabaja, conduciendo y controlando a la congregación, ella no se debe sentir herida al tener que evaluar sus propias expectativas. Tampoco la convierta en su secretaria para todo servicio: confeccionar el boletín, hacer los mandados de la iglesia, porque usted esté “muy ocupado”, olvidándose de que ella también actúa como la encargada personal de sus mensajes. Además, ya que ella permanece en casa la mayor parte del tiempo, conviene tener una extensión telefónica para la recepción de mensajes, y orientar a los hermanos para que se comuniquen dentro de ciertos horarios, cuando se trata de asuntos rutinarios.

Comparta sus informaciones

No me gusta ser la última persona en saber que la Una. Ramírez tuvo un nuevo bebé, que la junta aprobó la nueva decoración de la sala del jardín de infantes o que el Hno. González está seriamente enfermo en el hospital, y hasta que el Hno. Pérez se realizó un implante de cabellos. Para su esposa es desconcertante llegar a la iglesia el sábado de mañana y oír que la gente habla acerca de las “últimas noticias”, y descubrir que ella no sabe nada de nada.

Lo último que usted debe hacer después de un largo día de trabajo es conversar con su esposa acerca de los últimos acontecimientos. Recuerde que a las mujeres les gusta oír noticias acerca de las personas que aman.

Es posible que usted deba destacar, para compartir con ella, algunas cosas importantes, interesantes o graciosas. Lo que a usted le parece trivial puede ser muy interesante para ella. Comparta con ella las cosas buenas, no exactamente que el jefe de diáconos se quejó una vez más de que alguien dejó abiertas las puertas de la iglesia. Repito: después de un día de trabajo, hay muchas cosas interesantes acerca de las cuales conversar.

Sorpresas “milagrosas”

* Ofrézcase, de vez en cuando, para quedarse con los niños, para que su esposa pueda descansar y pasear un poco. Bañe a los chicos y déles la comida antes de que ella llegue. Y no espere a que ella esté completamente exhausta para ofrecerle su ayuda.

* Termine el trabajo que a ella especialmente no le gusta. Diga algo como: “Yo sé que a ti te gustan las ventanas limpias y brillantes, pero no te gusta subir la escalera para hacer ese trabajo. Yo lo haré como un obsequio para ti”

* Haga planes para salir juntos en una fecha que a ella le guste; tal vez, una fecha relacionada con el noviazgo. Responsabilícese totalmente de esa velada; mejor aún, haga que esas ocasiones se vuelvan algo regular, a menos que una emergencia obligue a una postergación, pero nunca a su cancelación.

* Si ella necesita salir con el auto, asegúrese de que está limpio y en orden.

* Pase lo que pase, busque la manera de obsequiarse a sí mismo: sus energías, su tiempo, usted mismo.

Comparta todos sus días con ella. Trate de poner en práctica estas ideas y verá cómo se producen los milagros. Como el pan puesto sobre las aguas, la recompensa llegará con un centuplicado reconocimiento.

Sobre la autora: Coordinadora de AFAM de la Asociación General.