La Iglesia mundial entra en un programa de evangelización denominado Gran cosecha 90. El blanco es doblar los resultados obtenidos durante los Mil Días de Cosecha.
Siendo que Interamérica y Sudamérica ocuparon el primer y el segundo lugar respectivamente en bautismos en los Mil Días de Cosecha, es natural que los ojos del mundo estén puestos en estas dos divisiones. Es más, el mundo espera el liderazgo de estas divisiones. Existe un intenso interés por conocer nuestras ideas, métodos y filosofía evangelizadoras.
Tenemos, pues, un doble deber: primero para con nosotros mismos, y segundo para con el mundo que espera de nosotros inspiración, liderazgo y grandes resultados.
Será pues necesario que continuemos dando a la evangelización y la ganancia de almas la prioridad en la programática de la Iglesia. Será necesario invertir más fondos en evangelización. Será necesario idear nuevos métodos que cautiven y muevan a la acción a la Iglesia. Será necesario que los administradores y departamentales coordinen sus actividades con un sentido evangelizador. Será necesario incrementar al máximo el concepto de evangelización unida de obreros y laicos.
Es muy importante que a nivel de División, uniones, campos locales e iglesias se comience de inmediato el programa Cosecha 90. La experiencia de los Mil Días nos enseñó que aquellos campos que tuvieron un programa enérgico y comenzaron de inmediato a cosechar fueron los que obtuvieron las más resonantes victorias. Aquellos campos locales que tardaron en ponerse en movimiento se vieron en serios aprietos para alcanzar su blanco.
Gran cosecha 90 es un programa para todos los obreros y para toda la Iglesia. Es un intento serio de cumplir la comisión de predicar el Evangelio hasta lo último de la tierra. Es un llamado a penetrar con el Evangelio hasta los últimos rincones del territorio que nos es asignado.
El Señor ha usado poderosamente a Inter y Sudamérica en el pasado. Permitamos que nos siga usando para honra y gloria de su nombre y para inspiración y ejemplo de todo el mundo.