Desde la organización de la escuela sabática, se ha tenido el ideal de que cada feligrés sea un miembro de la escuela sabática. Ha sido, sin duda alguna, un loable propósito. Nada mejor podría haberse concebido, pues sus consecuencias son de sumo beneficio para el pueblo de Dios. Sobre los dirigentes de este departamento y los obreros en general, pesa la responsabilidad de alcanzar el blanco propuesto: “Todo miembro de iglesia, un miembro de la escuela sabática’’.
A medida que empezaron a organizarse escuelas sabáticas, primero en los Estados Unidos y luego en otras partes del mundo, se hizo evidente que se trataba de “una siembra del Señor” destinada a ser “una planta de renombre en el jardín de Dios”. Hoy, la escuela sabática ha crecido como un gran árbol, cuyas raíces han llegado hasta lo profundo de la tierra en cada continente y sus ramas están extendidas para producir frutos dentro y fuera de la iglesia. Sus casi dos millones de miembros unidos de corazones y manos alrededor de la tierra, han llegado a ser una bendición inmensa para la iglesia. Esto se manifiesta especialmente al ser confirmados en su preciosa fe, su experiencia cristiana y su actividad en la iglesia. Y en segundo lugar su valiosa contribución al establecer nueva obra mediante las filiales y otros métodos de evangelismo.
Infelizmente no alcanzamos todavía en Sudamérica nuestro tan deseado blanco. Estamos aún lejos de él. Cada vez que recurrimos a las estadísticas nuestro corazón se estremece de pena al comprobar la inmensa cantidad de hermanos que por una u otra razón no son miembros de la escuela sabática o no asisten a sus reuniones. El ausentismo es abrumador. Sabemos que las razones son varias. Pero también sabemos que este hecho tan importante, tan trascendental en el destino de cada miembro de iglesia, es de tal alcance que debemos, cuanto antes, buscarle solución al problema; de lo contrario, esta situación se agravará. En verdad, el hecho de faltar a las reuniones de la escuela sabática, es generalmente el primer indicio de algún mal, como ser: descontento, desánimo, negligencia en los deberes religiosos, y… por qué no decirlo, puede ser el primer paso por la senda de la apostasía. Merece, entonces, que estudiemos, con sumo cuidado, las causas que provocan este mal, a fin de lograr que todos los miembros participen de las bendiciones que proporciona la reunión de la escuela sabática. Es conocido lo que ocurre con un bracero lleno de carbones encendidos que arden vivamente: cuando se retira un carbón tras otro y se los separa, comienzan a humear y finalmente se apagan. Luchemos con todas nuestras fuerzas y organicemos a nuestras iglesias y escuelas sabáticas de tal manera que podamos asegurar que cada miembro de iglesia sea un miembro de la escuela sabática para que sea una realidad entre nosotros el “no dejando nuestra congregación como algunos tienen por costumbre, más exhortándonos y tanto más cuanto veis que aquel día se acerca” (Heb. 10:25).
Muchos hermanos que no asisten a la reunión de la escuela sabática, tampoco están presentes en la hora del sermón. Esto incide tremendamente en los blancos, sean éstos financieros, de índole espiritual o misioneros. No olvidemos que la persona que se vuelve indiferente hacia los cultos, adopta una actitud similar para con el diezmo, la actividad misionera, las ofrendas, las normas y al final llega a ser un problema para la iglesia.
Como dirigentes de la causa del Evangelio debiéramos hacer esfuerzos perseverantes, sin desmayar ni cejar, hasta conseguir que toda la hermandad participe de la bendición que la escuela sabática proporciona a cada uno.
Le interesará saber:
- Que aunque tuvimos a fines de junio 165.229 miembros de escuela sabática en la División Sudamericana, hay más de 27.613 miembros de iglesia que no son miembros de escuela sabática.
- Que aunque tenemos 165.229 miembros de escuela sabática, lamentablemente sólo un término medio de 110.557 asisten a las reuniones.
- Que muchos de éstos tampoco asisten a los demás cultos de la iglesia.
- Que abundan los casos en que ellos se alejan paulatinamente, enfriándose poco a poco hasta tomar el camino de la apostasía.
- Que es necesario comenzar una amplia campaña de promoción a una mayor fidelidad en la asistencia a la reunión de la escuela sabática.
- Que el elevado porcentaje de miembros ausentes incide mucho en las ofrendas de la escuela sabática.
- Que las divisiones de mayor porcentaje de ofrendas de la escuela sabática en relación con el diezmo, como la Australasiana, la del Lejano Oriente, la Africana y otras, ya han logrado que sus miembros asistan regularmente a la escuela sabática y a otras reuniones. Tienen entre 75 y 125 % más de miembros de escuela sabática que de miembros de iglesia.
- Que ocupamos el último lugar en la lista de las divisiones mundiales, en lo que respecta a la relación entre ofrendas de la escuela sabática y los diezmos.
- Que el hecho de ser miembro activo, estudiar diariamente la Biblia mediante las lecciones de la escuela sabática, asistir a sus reuniones, dar ofrendas generosas y cooperar en la obra misionera, asegura con firmeza en la verdad.
Pastores, obreros distritales y directores del Departamento de Escuela Sabática, ¿aceptamos este tremendo desafío? ¿Cuál será nuestra actitud hacia los 27.613 miembros de iglesia de la división que no están registrados como miembros de la escuela sabática? ¿Cuántos de los hermanos de su campo o distrito no son miembros de la escuela sabática? Haga cálculos, quizás le espera una sorpresa.
Podría ser posible que esta cifra sea tan elevada por falta de mejor información, o porque muchas de nuestras iglesias son tan reducidas en espacio que no hay lugar suficiente para que los alumnos se ubiquen en sus correspondientes clases y así escapan a la vista del maestro y no se los anota como presentes, o no se los registra como miembros; sí, esto podría ser posible, pero no olvidemos que hay razones más profundas y serias que éstas, y que nosotros estamos obligados a buscarlas y corregirlas.
Aceptemos la solemne responsabilidad de hacer de la escuela sabática lo que indica el espíritu de profecía en la siguiente declaración: “La escuela sabática debería ser un lugar donde, mediante una comunión viva con Dios, los hombres y las mujeres, los jóvenes y los niños se preparen de tal manera que sean una fortaleza y una bendición para la iglesia” (Consejos Sobre la Obra de la Escuela Sabática, pág. 11)
Sobre el autor: Director del Depto. de Escuela Sabática de la División Sudamericana.