El propósito de la evangelización es que cada converso llegue a ser un creyente capaz de reproducirse, y que esté comprometido con la misión.

Graduado en Teología en la Universidad Adventista del Plata, Rep. Argentina, donde también obtuvo una maestría, el pastor Bruno Alberto Raso logró hace poco su título doctoral en Teología Pastoral en la Universidad de la Unión Peruana. En su trayectoria en la causa de Dios, trabajó como pastor de iglesias en el sur de la Argentina y en Buenos Aires, y dirigió varios departamentos en la Asociación Bonaerense, en la que también sirvió como presidente durante ocho años. Fue evangelista y secretario de la Asociación Ministerial de la Unión Austral, y en los últimos tres años se ha desempeñado como presidente de esa Unión. Está casado con Dora Otto, hija de pastor, y tiene dos hijas, Doris y Cristina.

Durante un encuentro de administradores de campos e instituciones de la División Sudamericana, realizado en Sao Paulo, Rep. del Brasil, el pastor Raso dialogó con Ministerio. A continuación, presentamos los principales aspectos de esa entrevista.

Ministerio: Usted acaba de defender su tesis doctoral. ¿Cómo contribuye esa tesis a la obra de la iglesia?

Pastor Raso: El tema de esta tesis es “Un estudio de los factores personales, pastorales, eclesiásticos y comunitarios que tienen que ver con la misión de hacer discípulos” Tomamos la misión de la iglesia, y la definimos en términos de discipulado, como nos enseñan los cuatro evangelios, el ministerio de Cristo y el de Pablo. Es interesante que el imperativo de la comisión evangélica, en el Evangelio de Mateo, es “haced discípulos”; de manera que tanto cuando vamos, como cuando bautizamos y enseñamos, estamos participando en la tarea de formar discípulos. Ese fundamento bíblico se comprobó por medio del estudio de aproximadamente treinta autores contemporáneos que coinciden en presentar un perfil de liderazgo dedicado a la formación de discípulos, además de los resultados de una investigación en la que participaron veinte iglesias de Buenos Aires y 1.093 miembros. Se destaca el hecho de que nuestra tarea de evangelización no está terminada cuando bautizamos a alguien; el objetivo es hacer de cada persona un converso, y de cada converso un misionero que, a su vez, genere otros discípulos. La evangelización no está completa hasta que logramos que cada creyente sea un discípulo responsable, comprometido con la misión y que se reproduzca.

Ministerio: ¿Cómo se refleja eso, de manera práctica, en el desarrollo de la Unión Austral?

Pastor Raso: Por la gracia de Dios, el año pasado tuvimos el mejor periodo de evangelización en la historia de la Unión, ya que bautizamos a 9.459 personas. Nunca antes habíamos conseguido bautizar tal cantidad; y, si comparamos estos tres años con los tres anteriores, descubrimos que el aumento equivale al 45%. Creemos que esta filosofía de hacer discípulos, sumada a la movilización y la motivación de la hermandad en el contexto del proyecto de Evangelismo integrado de la División Sudamericana, está dando como resultado muchas conversiones para gloria de Dios. Hoy, tenemos en la Unión Austral 100.000 miembros, 783 iglesias y grupos distribuidos en tres países: Paraguay, Uruguay y la Argentina. Tenemos siete campos: las asociaciones Central, Bonaerense y Norte, y las misiones del Noroeste y del Sur en la Argentina, y las misiones Uruguaya y Paraguaya. Seguimos soñando, orando y trabajando para crecer todavía más. Nuestra visión no es sólo alcanzar un blanco, sino también terminar la tarea que Dios nos encomendó.

Ministerio: En los últimos años, la Argentina vivió una cierta turbulencia económica. ¿Cuál fue la experiencia de la iglesia en esas circunstancias?

Pastor Raso: En un primer momento, el impacto fue sumamente importante en términos institucionales. Los compromisos asumidos en dólares se triplicaron, y se pusieron fuera del alcance de nuestras posibilidades; no era factible aumentar los salarios, por ejemplo, además de otras complicaciones. Pero la iglesia es del Señor, y él la dirige muy bien: hoy podemos decir que su recuperación ha sido realmente extraordinaria. Para que tenga una idea: el promedio de aumento de ingresos en concepto de diezmos, el año pasado, en relación con el anterior, fue del 26%. Estamos hablando de un aumento en medio de una situación en la que no cabía la menor perspectiva humana de que eso sucediera. Pero, repito, el Señor cuida de su iglesia; y las crisis son oportunidades para que nos arrodillemos con humildad, reconozcamos nuestra incapacidad delante de la grandeza de Dios, confiando en que él obrará en favor de nosotros con poder, amor y fidelidad

Ministerio: La Unión Austral posee instituciones importantes. ¿Qué impresión tiene usted acerca de la influencia que ejercen éstas en la comunidad?

Pastor Raso: La comunidad y las autoridades en general tienen gran aprecio por nuestras instituciones. Como iglesia, también las apreciamos mucho. La gente sabe, por ejemplo, que los alimentos producidos por Gránix son sanos, puros y de alta calidad. Cuando el público asocia esa empresa con la iglesia, inevitablemente la valoriza también. Lo mismo sucede con nuestra Asociación Casa Editora Sudamericana [ACES|, que cumplió, en el mes de marzo pasado, cien años de predicación del evangelio por medio del mensaje impreso. Son cien años de bendiciones divinas, y de coherencia entre lo que enseña y practica. En verdad, esas instituciones están bajo la conducción de la División Sudamericana, y nosotros tenemos el privilegio de que su influencia nos ayude en nuestras actividades. De parte de la Unión, tenemos el Sanatorio Adventista del Plata, con su Centro de Vida Sana, con un perfil decididamente misionero; también tenemos la Universidad Adventista del Plata, que vive su mejor momento en cuanto a cantidad de estudiantes y cursos que ofrece. Conviene resaltar que, cuando el gobierno aprobó el funcionamiento de la Facultad de Medicina, lo hizo mediante el expreso reconocimiento de que los adventistas formamos médicos diferentes. Los candidatos a esa carrera tienen que rendir un examen que incluye una prueba de conocimiento bíblico; es decir, el gobierno sabe que formamos médicos con vocación cristiana, humanitaria y de servicio, que difícilmente se puede encontrar en otra parte.

Ministerio: ¿Qué nos puede decir concretamente acerca de la participación misionera?

Pastor Raso: La participación es, precisamente, total. El año pasado, por ejemplo, se invitó a todas las instituciones a colaborar con una semana de cosecha evangélica, con la cooperación de sus obreros, pastores y estudiantes. La respuesta fue sumamente positiva, y el personal de las instituciones trabajó en varias iglesias durante una semana que culminó con un bautismo. La Facultad de Teología, anualmente, suspende las clases durante una semana, para que profesores y estudiantes puedan participar. El personal de la ACES también realizó un trabajo extraordinario. tuve el privilegio de predicar en la misma ciudad donde lo hacía el pastor Arbin Lust, gerente general de la ACES. El último sábado de la semana celebramos juntos el bautismo de 44 personas. Los redactores y otros obreros también colaboraron. Esa participación les hizo mucho bien a todos. Los obreros de las instituciones, mientras desarrollan sus tareas diarias, generalmente están lejos de la gente; de modo que una semana junto a la iglesia y a los interesados, alimentando a los hermanos, acompañando el proceso de toma de decisiones en favor de Cristo, además de otras maravillosas experiencias, ha sido altamente beneficiosa para ellos.

Ministerio: La evangelización pública en la Unión Austral ¿se limita a esas semanas de cosecha?

Pastor Raso: No. Seguimos desarrollando campañas de evangelización de acuerdo con el método tradicional de varias semanas, porque hay lugares nuevos, sin presencia adventista, que requieren un trabajo más amplio y necesitan más tiempo. Y hay un modelo intermedio, según el cual el evangelista predica durante una semana para despertar el interés; entonces, los obreros y la iglesia siguen trabajando con esa gente interesada, y en dos o tres meses el predicador regresa para realizar una semana de decisión. La gran ventaja de las semanas de cosecha es que están más al alcance de la vida de la iglesia y de la comunidad, que con su ritmo intenso no siempre permite a la gente que disponga de noches libres durante tres meses para asistir a las conferencias. Pero, en el programa de la iglesia, hay lugar para todo tipo de evangelización.

Ministerio: Si recordamos que la Unión está compuesta por tres países, ¿hay diferencias entre ellos en cuanto a la receptividad de la gente al mensaje adventista?

Pastor Raso: La Argentina fue colonizada por los españoles; por lo tanto, su cultura es eminentemente católica; lo mismo sucede en el Paraguay. Uruguay, en cambio, recibió una gran influencia de la Revolución Francesa, y por eso ahí encontramos algo más de ateísmo. Como consecuencia de esas influencias, la gente tiene la mente cargada de prejuicios; no quiere oír nada que no esté autorizado por su iglesia, o que no concuerde con su experiencia religiosa o su concepción acerca de la vida. Durante mucho tiempo hemos sufrido los efectos de los prejuicios de algunos gobernantes, los medios de comunicación y los formadores de opinión. Pero la iglesia ha hecho su parte, y se esfuerza por romper estas barreras por medio de la obra de las instituciones, de ADRA, mediante tareas comunitarias, además de las actividades de los Grupos pequeños. Todavía no podemos decir que hemos derribado todos los obstáculos, pero hay señales indicadoras de que, con el correr del tiempo, las cosas cambiarán.

Ministerio: Dadas las circunstancias que usted describe, es difícil, entonces, que un pastor alcance sus blancos de bautismos, si éstos son elevados.

Pastor Raso: Ésta, al parecer, es una preocupación antigua. Siempre estamos discutiendo si debemos bautizar poca gente bien preparada, o mucha gente mal preparada. Pero, ¿quiénes somos nosotros, en este caso, para decir qué es bueno y qué es malo? Y, si insistimos en pensar de esta manera, ¿por qué no intentamos ganar a muchos y que estén bien preparados? Es verdad que Jesús hubiera entregado su vida por una sola persona, y se habría sentido satisfecho; pero también es verdad que él vino para que hubiera mucho fruto y, en ese caso, igualmente se sentirá feliz. La Biblia habla de una pesca abundante (Luc. 5:1-11) y de árboles que dan frutos. Sabemos perfectamente qué pasa con los árboles que no dan frutos (Luc. 13:6-9). Creo que podemos llegar a un equilibrio: si en la carrera desenfrenada por ganar a muchos no los puedo alimentar, cuidar, proteger, entrenar ni capacitar, eso es un extremo. Por otro lado, si los cuido, los alimento, les doy agua, los protejo y les enseño, pero no formo discípulos, tampoco estoy cumpliendo la misión. El mensaje de Cristo es bien claro: “Como me envió el Padre, así también yo os envío” (Juan 20:21). Somos, por lo tanto, los continuadores de la misión de Cristo, y él vino a buscar y salvar lo que se había perdido. Tal vez el problema sea una cuestión de énfasis. Tenemos que enfatizar más los objetivos de trabajo que los de resultados. Cuando se trabaja con humildad y en comunión con el Señor, los resultados se producen naturalmente.

Ministerio: Ya que usted hizo mención de los Grupos pequeños, parece que en algunas regiones ése es el principal método de evangelización. ¿Ocurre lo mismo en su campo?

Pastor Raso: Bien, nosotros hemos adoptado totalmente el programa de Evangelismo integrado de la División Sudamericana. Ese proyecto incluye varios frentes de trabajo: Un Millón en Acción, los Grupos pequeños, los estudios bíblicos personales, la evangelización pública y otros ministerios. Es, por cierto, una integración en el pleno sentido de la palabra. Hemos descubierto que, en nuestro territorio, los Grupos pequeños y las semanas de cosecha o decisión constituyen la mejor combinación para despertar el interés, instruir a la gente y llevarla a Cristo. Por supuesto, todo eso cuenta con el apoyo de las publicaciones, de ADRA, de las emisoras, de la hermandad en su conjunto, de las escuelas, de la obra en favor de la salud, etc. Pero, desde el punto de vista de la cosecha, de lograr la decisión de la gente y de su integración en la iglesia, los Grupos pequeños y las semanas de cosecha constituyen la mejor combinación en nuestro territorio.

Ministerio: ¿Qué nos puede decir acerca de la participación de los miembros de la iglesia en las actividades misioneras?

Pastor Raso: Es una buena pregunta. Los que se dedican a estudiar el crecimiento de la iglesia nos dicen que, si alguien consigue que el 20% de los miembros de iglesia participe en tareas de evangelización, se puede dar por satisfecho. Pero nuestro anhelo de ver cuanto antes el resplandor de la mañana gloriosa no nos permite quedar satisfechos con la participación de sólo el 20% de los miembros en la obra misionera; en la Unión Austral estamos contentos, porque, aunque la participación todavía no ha llegado al ideal, estamos creciendo. Tenemos que conseguir mucho más y, según la Sra. Elena de White, debe ser “la mayor parte de la iglesia” Todos los creyentes deben ser misioneros y deben participar en la preparación de un pueblo para la venida de Jesús. Nuestro blanco no es permanecer dentro de los parámetros estadísticos del crecimiento de la iglesia: nuestra meta debe ser integrar a toda la iglesia en la misión.

Ministerio: ¿Cuáles son los blancos de la Unión Austral en este Año de la Evangelización Mundial?

Pastor Raso: Hemos aceptado este desafío, y estamos animados para enfrentarlo. Queremos pasar, por primera vez en nuestra historia, la marca de los diez mil bautismos en un año. En ese sentido, hay una convocatoria general para lograr la participación de todos: jóvenes, mujeres, instituciones, líderes; en una palabra, toda la iglesia. Cada sector tiene un programa determinado, de modo que no sólo bautizaremos diez mil personas, sino también las confirmaremos en la fe y en la esperanza del pronto regreso de Jesús.

Ministerio: ¿Qué hechos destacaría usted como los grandes triunfos misioneros de la Unión Austral durante estos últimos cinco años?

Pastor Raso: Diría que, junto al aumento de la ganancia de conversos en la historia de la Unión Austral, podemos mencionar la fundación y la expansión de emisoras de radio. Además de las que ya teníamos en la Universidad Adventista del Plata, en Córdoba, Bahía Blanca y Salta, estamos añadiendo otra en Tucumán, en el noroeste argentino; otras dos en el Uruguay (Montevideo y Punta del Este), y una más en el Paraguay. Verificamos también la estabilización y la consolidación misionera de las instituciones médicas y educacionales. Junto con todo eso, no podemos dejar de mencionar la lealtad de los hermanos, su amor por la iglesia, su compromiso misionero, su fidelidad en los diezmos y su generosidad en las ofrendas, que posibilitan el avance de la misión.

Ministerio: ¿Qué espera usted de los pastores que trabajan en el territorio de la Unión Austral?

Pastor Raso: Nuestros pastores están muy bien identificados con su tarea y su elevada vocación. Sus prioridades son bien claras. Enfrentan obstáculos y dificultades en muchos lugares, tales como la falta de recursos y situaciones complejas para la predicación del evangelio; pero estamos seguros de que el Señor cumplirá sus promesas por medio de un ministerio que ame a la iglesia y a su misión, y que sueñe con terminar la obra que se le confió. Creemos en una obra pastoral que se corresponda con este modelo. Y Dios bendecirá abundantemente los esfuerzos realizados.

Ministerio: ¿Qué significa para usted administrar la iglesia de Dios en estos días?

Pastor Raso: Creo que, más que a administrar, se nos ha llamado a dirigir, a conducir. No somos los dueños de la iglesia; el Señor es el dueño. Somos servidores del dueño, para amar y servir a la iglesia. Tenemos que ser proveedores de ideas, planes, métodos de trabajo y recursos para hermanos, pastores e instituciones, a fin de que todos disfruten de la satisfacción de haber llevado a cabo la misión que se nos encomendó. Tenemos un liderazgo espiritual que cumplir en este tiempo tan especial, con prioridades claras, con un sentido de misión en todo lo que hacemos. Todos nuestros proyectos y actividades deben pasar por el filtro del Reino de los cielos y de la eternidad; si así no fuera, no tendría sentido nada de lo que estamos haciendo como administradores o directivos de la iglesia. Necesitamos establecer claramente nuestras prioridades, y definir con precisión dónde queremos llegar como iglesia y como individuos.

Ministerio: ¿Le gustaría enviar un mensaje especial a los pastores de la División Sudamericana?

Pastor Raso: En primer lugar, una expresión de gratitud a Dios por los compañeros en el ministerio diseminados a lo largo y a lo ancho de esta gran División, por su vocación y su espíritu misionero. Deseo invitar a todos a que renovemos nuestra dedicación, nuestra comunión con Jesús, nuestro compromiso con su iglesia y con la misión. Establezcamos de manera bien determinada y clara nuestras prioridades. Comprometámonos a movilizar a nuestra hermandad en la dirección y en el sentido de la eternidad. En el Evangelio de Mateo, Cristo declara que dispone de todo el poder en el cielo y en la tierra. En el cielo, porque es el Creador; en la tierra, porque ya pasó por la experiencia de la Cruz y del sepulcro. Provisto de esa autoridad, nos manda hacer discípulos en todas las naciones. “Id […] haced discípulos…] bautizándolos […] enseñándoles” (Mat. 28:18-20). Quiere decir que debemos hacer discípulos que a su vez hagan creyentes convertidos y misioneros, capaces de alcanzar a otros.

Pero el Evangelio no termina con esa orden. Su conclusión es una promesa: “Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” Generalmente nos acordamos de esta promesa cuando visitamos a gente desanimada, que está pasando por alguna crisis o que está enferma; y eso está bien. Pero no debemos olvidar que nos fue dada para ayudamos a cumplir la misión. Cuando leo que Jesús nos dejó una misión y prometió estar con nosotros durante su cumplimiento, me siento conmovido y emocionado, y dispuesto a comprometerme con él y con su misión. Confiemos en su promesa, entreguémonos a Cristo, trabajemos, cosechemos frutos para el Reino y, para seguir su ejemplo, sintámonos satisfechos juntamente con él (Isa. 53:11).

Sobre el autor: Zinaldo A. Santos es director de la revista Ministerio, edición brasileña, y Bruno A. Raso, presidente de la Unión Austral.