Cuarta parte. Relación entre iglesia y estado.

Chile y Perú son repúblicas de la costa occidental. En  el territorio de la segunda así como en Bolivia floreció la gran civilización incaica.

CHILE

La República de Chile es apenas una faja de tierra que se extiende entre las aguas del pacifico y la cordillera de los Andes.

Probablemente, el primer hombre blanco que avistó sus costas fue el explorador portugués Fernando de Magallanes, quien en 1520, en su viaje de circunnavegación, pasó por el estrecho que ahora lleva su nombre. Quince años después Diego de Almagro salió del Cuzco para explorar y conquistar las regiones más frías del sur.

Almagro se las arregló para mantener unido un ejército de seiscientos españoles y quince mil indígenas, y se lanzó a la conquista. , La campaña fue mayormente de exploración, y su ejército sufrió mucho por el frío en las alturas, y por el calor y la falta de agua en los desiertos. Perdió a muchos de sus hombres luchando contra los indios, y cuando volvió a Perú el año siguiente sólo quedaban con él cinco mil indios y menos de 350 españoles.

En 1540 se organizó un nuevo ejército de invasión y conquista cuyo mando fue entregado a Pedro de Valdivia, el cual con 150 soldados españoles y una vasta horda de indios, tuvo éxito en su intento de explorar y conquistar la región más fría del sur.

Los siguientes cien años estuvieron llenos de conflictos entre españoles e indígenas, hasta 1641, cuando se negoció un tratado por el cual se cedía a los indígenas todo el territorio al sur del río Bío-Bío.

Al igual que las otras colonias de España en el Nuevo Mundo, habiendo Chile alimentado un fuerte espíritu de nacionalismo, dio pasos decididos para asegurarse la libertad de la madre patria. En el primer grito de libertad, dado en 1810, se renunció a la lealtad a España y en 1812 se preparó un acta constitucional. El país fue organizado corno república, pero no quedó asegurada su libertad hasta que el gran general argentino José de San Martín cruzó los Andes con un ejército libertador y el 12 de febrero de 1817 derrotó a los realistas en la batalla de Chacabuco.

Como otras repúblicas que surgieron del territorio en el cual gobernara España, Chile, al preparar su nueva constitución, hizo del catolicismo la religión del estado:

“La religión Católica Apostólica Romana es la única y exclusiva fe del estado chileno.

Las autoridades nunca permitirán otro culto público o doctrina contrarios a la de Jesucristo”. [1]

Sin embargo, al fortalecerse la república hubo una gradual extensión de la libertad religiosa que resultó finalmente, en la constitución de 1925, en la separación de la iglesia y el estado.

Dice Barclay: “Chile comenzó su carrera como nación independiente con la iglesia católica firmemente establecida en la década del 70 cobró ascendencia política una administración liberal, y en los años ochenta se verificó la ruptura definitiva con el Vaticano. Finalmente el 18 de septiembre de 1925 se incorporó en la constitución una cláusula que terminaba definitivamente con el sistema de la iglesia del estado”. [2]

Hoy Chile no restringe el culto religioso ni la enseñanza de ninguna religión. Como acota Leo Pfeffer, “tanto el gobierno como el pueblo manifiestan un sincero respeto por la libertad de conciencia, y los misioneros de todos los credos son protegidos y respetados”. [3]

PERÚ

Como ya hemos dicho, la conquista española del Perú comenzó en 1531, pero fue virtualmente completada en 1535. Antes de ese tiempo, ya había en el impelió incaico una civilización muy avanzada en agricultura, ingeniería civil y en cerámica, tejeduría y metalúrgica. Tenían un sistema de gobierno que sacaba el mayor provecho de su país y de sus habitantes, un sistema que sido descripto como socialista. Se construían rutas militares en todas las regiones.

Se realizaban extensas obras de irrigación para aumentar la superficie arable. Se construían terrazas en las laderas de las montañas y se llenaban con tierra traída a veces desde muy lejos. La población del imperio debe haber llegado a ser muy numerosa, obligando al gobierno a adoptar esas costosas medidas para alimentar a su pueblo. Eran ricos en oro y plata, los cuales usaban para fines utilitarios y ornamentales. Su religión giraba alrededor de la adoración del sol y la creencia en la vida futura. Cada año se celebraba un calendario regular de fiestas en relación con esas dos creencias fundamentales, pero detrás del culto del sol parece haber habido una noción definida del Creador, el Gran Espíritu que cuidaba de los hijos del sol.

Los arqueólogos están unánimes en considerar a ese pueblo entre los más notables de la historia. Un imperio tal, sin embargo, no estaba destinado a durar para siempre Fueron destruidos sin misericordia por el conquistador español, no por prejuicio racial, sino por su deseo de oro y de dominación religiosa.

Fórmula segura para mantener los pies bien firmes en el suelo: pesadas responsabilidades sobre los hombros.

La única dificultad que ofrece la oportunidad es que generalmente está disfrazada de trabajo duro.

El dúo que planeó la conquista de este imperio estaba compuesto del soldado y el sacerdote. Mano a mano salían para conquistar y para convertir. Si los pobres e indefensos aborígenes renunciaban a sus tesoros y se sometían al bautismo, sólo se los reducía a vasallos y esclavos; pero ¡ay de los que se negaban a hacer ambas cosas!

“El pueblo conquistado por los españoles en las Indias no tenía la más remota idea de la doctrina cristiana o del culto católico; pero consideraba que su conversión a esa doctrina y culto eran una consecuencia necesaria de su derrota militar, y un requisito indispensable que afirmaba su vasallaje y esclavitud al monarca español”. [4]

En efecto, la religión que fue introducida en el Perú era la de la España medieval que había crecido a la vista de la sangrienta y cruel religión de los moros y había absorbido mucho de su espíritu y carácter: la religión de la estaca y la hoguera.

En 1570 se estableció en Lima el tribunal de la Inquisición y “fueron quemados vivos unos sesenta hombres y mujeres, y un número casi increíble sufrió penas y torturas poco menos horribles”. [5]

Desde su independencia, Perú ha tenido quince constituciones, y en todas ellas prevalece la unión de estado e iglesia. Según Mecham el sistema peruano “de interdependencia de estado e iglesia es uno de los más abarcantes y absolutos de Latinoamérica”.[6]

“La constitución de 1860 prohibía el público ejercicio de cualquier otra religión que la católica, pero éste fue uno de los puntos principales que llevaron a la exoneración en 1919 del presidente José Pardo, quien se negó a promulgar la ley, aprobada por el Congreso, que establecía la libertad de culto, y la nueva constitución omite la prohibición del ejercicio de cualquier otra religión. Mantiene, sin embargo, la declaración de que la nación profesa la religión Católica Romana y de que el estado la protege”. [7]

Hoy en muchos aspectos, las leyes del Perú conceden privilegios especiales a la Iglesia Católica, particularmente en restricciones a los programas da proselitismo no católicos.

BOLIVIA

Bolivia puede clasificarse entre las naciones menos conocidas del mundo. A pesar de los adversos factores sociales, naturales e históricos y por la falta de acceso al mar, este país ha hecho un notable progreso en la lucha por vencer esos obstáculos.

La conquista de Bolivia fue iniciada por Francisco Pizarro y completada en 1535. Durante el período colonial hubo varias rebeliones de indios contra el gobierno, pero en cada caso fueron sofocadas. En 1809 comenzó a aparecer un movimiento por la independencia en forma simultánea entre todos los pueblos de la costa occidental del Nuevo Mundo. El mismo comenzó en Lucu, Bolivia, y se propagó a otros centros, degenerando pronto en una guerra que duró quince años. Finalmente el 9 de diciembre de 1825 las tropas reales fueron derrotadas y la independencia de Bolivia fue un hecho cumplido.

La primera constitución de Bolivia, preparada en 1826, dio a la Iglesia Católica un status de privilegio, “y desde entonces ha ejercido una fuerte y a menudo decisiva influencia en los asuntos políticos”.[8] La tolerancia legal del ejercicio público de todos los cultos no se introdujo hasta 1905 y desde entonces ha habido plena libertad religiosa, por lo menos de palabra. En 1911 el Congreso propuso un decreto que establecía el matrimonio civil:

“La ley sólo reconoce el matrimonio civil, tras el cual puede realizarse la ceremonia canónica o religiosa, pero ésta no satisfará los requisitos legales de la ceremonia civil”.[9]

Hoy el estado por su constitución promulgada en 1938 reconoce y sostiene el catolicismo romano, sin embargo garantiza la libertad religiosa especificando la libertad de reunirse y la libertad de adorar.


Referencias:

[1] Barclay, Opus cit., págs. 100.

[2] Id., pág- 71

[3] Leo Pfeffer, Church, State and Freedom, pág-41. The Beacon Press, Boston, 1953.

[4] Citado por Robert Speer, Opus cit., pág. 74.

[5] Webster E Browning, Roman Christianity in Latin America, pág.- 23. Fleming H. Revell Company, Nueva York, 1924.

[6] Citado por Leo Ptefíer, Opus cit., pág. 41

[7] James y Martin, pag. 67

[8] Barclay, Opus cit., pág. 67.

[9] Id., pág. 102.