Los pastores no son inmunes a las preocupaciones y la ansiedad: una junta de iglesia que será complicada, miembros problemáticos, asuntos de familia, las finanzas de la iglesia, y la lista continúa. La ciencia confirma el vínculo que existe entre el estado mental y la enfermedad: “El estado psicológico es un factor prominente en la salud”.[1] “La actitud, las redes sociales y una dieta saludable se interrelacionan y van a la par, en su importancia para una salud mental y física”.[2]
Actitudes tales como el perdón, la fe, el optimismo, la felicidad y la perseverancia bajan el nivel de estrés y, junto con la confianza en Dios, ayudan a reducir el riesgo de enfermedades cardíacas, alta presión sanguínea, infecciones, salud frágil y un sinnúmero de otras enfermedades relacionadas con el estrés. También, ayudan a reducir el grado de la enfermedad y a recuperar la salud más rápidamente, cuando aparece.[3]
Un estado permanente de preocupación, hostilidad, rencor, desesperanza, pena y depresión incrementa el riesgo de contraer infecciones, condiciones inflamatorias y enfermedades, y prolonga la recuperación de la enfermedad.[4] Muchos factores contribuyen a las dolencias, e incluso aquellos que tienen una visión positiva de la vida llegan a enfermarse. Sin embargo, un estado mental positivo es tan importante para la buena salud como el ejercicio y la dieta.
Practicar las siguientes sugerencias puede inclinar su balanza mental hacia el lado positivo de la vida.
1. Sonría. Sonreír es gratis; pero los beneficios no tienen precio. Practicarlo ayuda a reducir las hormonas del estrés en el cerebro y puede fortalecer el sistema inmune.
2. Exprese gratitud. Las personas que expresan gratitud tienden a vivir más y a ser más felices. Escribir una lista de las bendiciones diarias es una poderosa defensa contra la depresión mental.
3. Céntrese en lo positivo. Rumiar continuamente los eventos tristes del pasado o las preocupaciones está asociado a muchas clases de depresión. Centrarse en las soluciones positivas y en las oportunidades ayudará a reducir los pensamientos negativos.
4. Perdone. Albergar ira y resentimiento puede herirlo, al incrementar las hormonas del estrés, la presión sanguínea y disparar otras enfermedades físicas. Un acto puede ser inexcusable, pero es perdonable. Perdonar le permite dejar ir el dolor.
5. No se rinda. Las personas exitosas no están libres de errores; solo que se resisten a rendirse. Cada uno de nosotros puede cambiar, aprender y mejorar. Persevere, a pesar de los desafíos y los fracasos. Déjese inspirar por el éxito de los demás y aprenda de las críticas. Construir una actitud más resiliente (sobreponerse a la adversidad) y saludable lo ayudará a volver a poner el aceite del entusiasmo en la vida diaria.
6. Nutra su cerebro y su cuerpo. La nutrición y un estilo de vida poderoso afectarán el funcionamiento de su cerebro, su estado de ánimo, la memoria y el aprendizaje. Consumir cereales integrales, frutas frescas y vegetales, nueces y legumbres ¡tiene efectos a largo plazo en la mejoría del cerebro y del estado de ánimo, con los que no puede competir un trozo de pastel! Beber agua, en lugar de bebidas cafeinadas o azucaradas, mejora naturalmente la lucidez. El descanso adecuado es esencial para resistir la fatiga, la irritabilidad y las tentaciones. Y el ejercicio diario, especialmente a la luz del sol y al aire fresco, tiene un efecto muchas veces más poderoso que los sedantes, para reducir el estrés.
7. Ayude a otros. Ofrézcase a ayudar a otros de alguna manera. Las pequeñas cortesías ayudan a otros y, al mismo tiempo, estimulan su propia salud y alivian la depresión. Muchos estudios demuestran que aquellos que dedican tiempo diario a ayudar a otros en el servicio no solo disminuyen su riesgo de contraer enfermedades, sino también mejoran su calidad de vida.
La ansiedad, las preocupaciones y el temor crónicos son lo opuesto a confiar. La confianza en Dios es el arma más potente en contra de los problemas físicos y mentales. Como pastor, invite frecuentemente a otros a poner su confianza en Dios. Él le extiende la misma invitación personal y persuasiva para cada desafío diario: “Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; derramad delante de él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio” (Sal. 62:8).
Sobre la autora: Directora de los Ministerios de la Salud de la Asociación de Michigan, Estados Unidos.
Referencias
[1] David Beaton, “Effects of Stress and Psychological Disorders on the Immune System” (Rochester Institute of Technology, November 2003), www.personalityresearch.org/papers/beaton.html
[2] Kathryn O. Tacy, “The Role of Prior Protective Factors”, peer review of David Beaton, “Effects of Stress and Psychological Disorders on the Immune System” (Rochester Institute of Technology, November 2003), www.personalityresearch.org/papers/beaton.html.
[3] Ibíd.
[4] Robert Ader, Sychoneuroimmunology (Burlington, MA: Elsevier Press, 2007), p. 766.