El concepto bíblico de pastorear espiritual mente al rebaño de Dios no comenzó con el Nuevo Testamento; en realidad, ésa era también una de las funciones de los sacerdotes y los profetas del Antiguo Testamento. Y la Biblia nos dice que algunos de ellos, efectivamente, no hicieron un buen trabajo en ese sentido. Le fallaron a Dios. En un mensaje directo, el Señor dice: “¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mi rebaño! dice Jehová […] Vosotros dispersasteis mis ovejas, y las espantasteis, y no las habéis cuidado” (Jer. 23:1, 2).
En Ezequiel 34:2-10 los comentarios continúan: “¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! […] No apacentáis las ovejas […] No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, ni volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia […] Anduvieron perdidas mis ovejas por todos los montes […] y no hubo quien las buscase […] Y son presa de todas las fieras del campo, y se han dispersado […] Andan errantes por falta de pastor […] He aquí, yo estoy contra los pastores”.
El mismo Jesús se refirió a ese abuso y negligencia espiritual (Juan 10:3-5; 11, 12). Y el apóstol Pedro enfatizó la manera correcta de cuidar el rebaño y la verdadera motivación del pastor para hacerlo, cuando dijo: “Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente, no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey” (1 Ped. 5:2, 3).
Dios tiene hermosas expectativas en cuanto a la obra que los pastores deben hacer junto con su pueblo. Estas son algunas de ellas:
•Mantener unidas a las ovejas.
•Atender las necesidades espirituales del rebaño.
•Alimentarlo debidamente.
•Cuidar a las ovejas débiles y atender a las enfermas.
•Buscar a las que han abandonado el aprisco.
•Protegerlas de los ataques del enemigo.
•Cuidar de las ovejas con amor y seguridad.
•Conocer a cada una de ellas por su nombre.
Analicemos estas expectativas. En primer lugar, definamos las diferentes responsabilidades pastorales al examinar los diversos nombres que se han usado para designar su oficio; después, estudiaremos algunos pasajes específicos que arrojan luz en cuanto a las responsabilidades ministeriales.
Presbutérion
La palabra “presbiterio” (1 Tim. 4:14) se utilizaba para referirse al conjunto de los ancianos del pueblo y al Sanedrín judío. Este tribunal estaba integrado por los principales sacerdotes y dirigentes religiosos. El término “presbítero” aparece 67 veces en la Biblia, traducido como “pastor”, y algunas veces como “anciano”. Los ancianos eran gente madura, espiritual y de mucha experiencia. Eran hombres reconocidos por su equilibrio, su sabiduría y su habilidad para aconsejar. Ciertamente, llevan a cabo una gran tarea en la iglesia, al animar y orientar a sus miembros.
Episkopos
Esta palabra griega aparece cinco veces en el Nuevo Testamento, y se la puede traducir como “sobreveedor”, “superintendente”; también se la traduce como “obispo”. (En realidad, la palabra castellana “obispo” deriva de “episkopos”). En 1 Pedro 2:25 el apóstol se refiere a Cristo como el “Pastor y Obispo de vuestras almas”. La idea que transmite esta palabra es la de guardián, visitador y administrador. El pastor tiene la responsabilidad de supervisar a la iglesia, de manera global, para estar seguro de que todo se esté haciendo de acuerdo con la voluntad de Dios. Es alguien que es celoso por el bienestar de los miembros y cumple la función de guardián de las doctrinas.
Poimén
La palabra griega poimén es la que mejor describe la obra de un líder de la iglesia; se la puede traducir por “pastor”, lo que la relaciona con la enseñanza, el consuelo, la dirección, la protección y la nutrición (Hech. 20:28; 1 Ped. 5:2). En los días del Antiguo Testamento, el pastor de ovejas cuidaba y guiaba al rebaño con seguridad y amor, algo que deben imitar los pastores espirituales de hoy. Alimentar, curar, comprender y acompañar a las ovejas debe ser una alegre tarea para los pastores de la actualidad (Juan 21:15, 16).
Para reflexionar
¿Por qué a veces, todavía, encontramos pastores autoritarios, indiferentes, parciales, insensibles y duros en su trato con los miembros de la iglesia? Piense en esto, pastor. ¿Cómo está su ministerio? ¿Ha sido usted un pastor según el corazón de Dios? ¿Ha tratado de ser sensible a las necesidades de los fieles? ¿Cómo está su relación con ellos? ¿Está curando las heridas? ¿Está buscando la oveja perdida?
Nunca pierda de vista la obra que Dios espera que usted haga, mi querido pastor. Que su ministerio sea una verdadera declaración de amor a Jesús y a los miembros de su iglesia. “¿Me amas? […] Apacienta mis ovejas”.
Sobre el autor: Secretario asociado de la Asociación Ministerial de la División Sudamericana