Mi soledad se intensificaba al percibir lo difícil que resulta para alguien acercarse a un doliente. Había venido para compartir el dolor y la angustia de esos terribles momentos.

Un viernes de tarde, poco después del fallecimiento de mi esposo Bob, me encontraba en el supermercado. Hacer compras para una sola persona, planear y preparar alimentos para uno solo y comer sola eran obstáculos difíciles de superar. Tenía que comer para vivir, pero no me importaba si vivía o no, ¿así que para qué comer?

Las cajas de cereales me parecían demasiado grandes para mí sola cuando pensaba en que tenía que acabarlas sin ayuda. Además, no había razón para agregar los alimentos favoritos de Bob al carrito de compras. Empujaba el canasto por los pasillos mecánicamente. Me detuve a secarme los ojos y descubrí que no tenía toallitas Kleenex, así que usé la manga de la blusa.

Entonces lo vi, un líder y ministro ordenado de la iglesia. Me miró, dio media vuelta, y salió por el otro extremo del pasillo. Pronto se perdió de vista detrás de unos estantes con botellas de salsa Kétchup y pepinillos encurtidos.

Mi soledad se intensificaba al percibir lo difícil que resulta para alguien acercarse a un doliente.

Levita

El tiempo pasó. Ya podía sonreír, a veces. Vestida con ropa de sábado iba a los eventos públicos de los santos. “Te ves muy bien”, me dijo un ministro amigo mío. Ni siquiera mencionó a Bob, aunque era la primera vez que me veía después de su muerte. ¿Tenía miedo de enfrentarse a la muerte? ¿No había nadie que estuviera dispuesto a compartir mi pena?

Samaritano

Su nombre era Jim. Llegó a la sala de espera del hospital para pasar los últimos momentos de agonía tras la cirugía de Bob. No había venido para hablar. Había venido para compartir el dolor y la angustia de esos terribles momentos.

Viajó muchos kilómetros para estar con nosotros en casa después de la cirugía. Literalmente caminó por el valle de sombra de muerte con nosotros. No recuerdo que haya dicho una sola palabra. Simplemente estaba allí. Sentimos su amor y su cariño.