Este es mi último editorial y, por cortesía del nuevo director, aparecerá en este número. Desde el mes de febrero, me incorporé al nuevo campo de la Unión Chilena en la región metropolitana. Siempre es un gusto regresar a la actividad distrital que a todos nos vio nacer. También fue un privilegio participar en la elaboración de esta publicación que transmite ideas y pensamientos que moldean el ministerio pastoral en tomo a las verdades bíblicas.

En este número, podrán disfrutar de algunos artículos que están en armonía con la Guía de Estudio de la Biblia, “Vislumbres de nuestro Dios”, pues abordan la importancia de Dios como Creador y arrojan luz sobre la confusión que algunos tienen respecto de Cristo y del Espíritu Santo. Sin lugar a dudas, resultarán convenientes al momento de edificar a la iglesia con alimento sólido.

Al despedirme, me gustaría compartir un versículo que siempre me ha ayudado: “Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio” (1 Tim. 1:12). Pablo, más allá de sus logros personales (que hasta el día de hoy admiramos), reconoce que lo que lo habilitaba para el ministerio era la opinión que Dios tenía de él. La visión que Dios tiene de nosotros y con nosotros es lo que nos habilita para el ministerio. Ser un pastor, estar en el ministerio, es un privilegio que Dios nos ha regalado. Si él lo ha querido así, ¿quiénes somos nosotros para discutir con él, aun cuando el desánimo toque a nuestra puerta? Avancemos con la confianza y el respaldo que Dios nos da por su gracia.

Sin duda, las personas y las cosas necesitamos renovarnos, de distintas formas, de tiempo en tiempo. Por eso, la revista Ministerio Adventista renueva su aspecto y su estilo. A partir de ahora, será impresa con un nuevo formato en cuatro colores, utilizando un papel de mejor calidad, mucho más agradable a la vista.

Además, en este número se presenta material abundante para la renovación espiritual personal. Encontraremos, por ejemplo, una invitación a reinstaurar nuestra creencia en una creación literal en seis días, así como información sobre el modo de perfeccionar el aspecto profético de nuestro ministerio. También se aborda el papel del ayuno en nuestra renovación interior, y la naturaleza y obra transformadora del Espíritu Santo, así como innovadoras ideas para estudiar la Biblia.

Esperamos que sea de provecho para cada uno, de manera que nunca perdamos de vista al Renovador, con mayúscula, quien “nos salvó […] por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que […] viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna” (Tito 3:5-7). Que esto sea una realidad en nuestras vidas.

Sobre los autores: Walter Steger: Director de Ministerio Adventista, edición ACES.

Pablo Milano: Pastor de distrito en Santiago, Rep. de Chile.