Los riesgos del llamado “movimiento de oración”, que está movilizando el mundo evangélico.

Entre 1992 y 1993, el Dr. C. Peter Wagner añadió a su prolífica producción de más de treinta libros una serie titulada “Guerrero en oración”, en tres volúmenes: “Oración de guerra”, “Escudo de oración” e “Iglesias que oran”. Considerado el “padre” del Movimiento para el Crecimiento de la Iglesia, Wagner era entonces profesor en el Seminario Teológico Fuller en Pasadena, California, además de escritor y conferenciante de vasta influencia, con 35 años de ministerio.

El autor venía estudiando el “movimiento de oración” desde 1987, cuando decidió escribir una trilogía sobre áreas clave no cubiertas suficientemente por los libros existentes: la oración en la iglesia local, la intercesión por los líderes cristianos y la intercesión en el ámbito estratégico. Convencido de que el Movimiento para el Crecimiento de la Iglesia, iniciado por Donald McGavran en 1955, se había detenido excesivamente en aspectos técnicos, decidió abocarse al estudio de sus dimensiones espirituales desde 1980. Bajo la influencia de su amigo John Wimber, fundador de la “Vineyard Christian Fellowship” [Confraternidad Cristiana “La Viña”] y propulsor del “Evangelismo con poder”, caracterizado por “señales y prodigios”, Wagner comenzó a hablar del inicio de una “tercera ola del Espíritu Santo”. [1]Su libro How to Have a Healing Ministry [Cómo tener un ministerio de sanidad], de 1988, refleja esta nueva tendencia.

Para 1989 entendió que una nueva dimensión espiritual relacionada con la evangelización tomaría la forma de un ministerio profético. John Wimber, Cindy Jacobs y Paul Cain habrían de modelar su valoración de la profecía personal para escuchar a Dios. Luego, sintió que debía ocuparse del tema de la oración. Un Congreso sobre la Evangelización Mundial celebrado en Manila en 1989, lo impresionó con la idea de guerra espiritual. Participó de talleres sobre “espíritus territoriales” e intercesión en un nivel estratégico. Después de revisar la bibliografía disponible sobre la oración, emprendió la tarea de preparar sus propios libros.

Oración de guerra

El primer libro, Oración de guerra,[2] refleja un extendido énfasis iniciado en 1990 acerca de la guerra espiritual. Hay frecuentes alusiones a conocidos exponentes del movimiento carismático evangélico como Paul Yongy Cho, John Wimber y Walter Wink. Se cita más de una vez la conocida declaración de Wink: “La historia pertenece a los intercesores”.

La idea de guerra espiritual en un nivel estratégico se afirmó por el contacto de Wagner con ciertos líderes evangélicos de la Rep. Argentina como el pastor Ornar Cabrera, de la iglesia “Visión de Futuro” y el evangelista Carlos Anacondia. Para el autor, la guerra espiritual puede producirse en tres niveles: al ras del suelo (ministerio de liberación); en el nivel del ocultismo (contra canalizadores, curanderos, brujas, magos, etc.) y en el nivel estratégico (contra espíritus territoriales).

Peter Wagner propone tomar en serio la enseñanza bíblica acerca de Satanás y de sus ángeles, y se hace eco de la necesidad de realizar una “cartografía espiritual”. Este novedoso concepto fue desarrollado por David Barrett, Luis Bush y George Otis. El texto de 2 Corintios 10:4 y 5, que habla de “la destrucción de fortalezas”, se volvió fundamental. Se entiende por fortaleza un refugio del diablo y sus fuerzas, un territorio ocupado por los demonios. Otis describe las fortalezas como “centros de control y mando de Satanás”. La guerra espiritual en el nivel estratégico es hacer retroceder a los espíritus territoriales a fin de que Dios sea glorificado. Wagner cree que es importante conocer los nombres y las actividades de esos malos espíritus.

El libro de Wagner propone algunas reglas para conquistar ciudades: seleccionar un área geográfica precisa, conseguir la unidad de los pastores y de otros líderes cristianos de la zona a fin de orar juntos regularmente, conseguir la preparación espiritual de los dirigentes y otros cristianos que participan, trabajar con intercesores dotados y llamados a la guerra espiritual en el nivel estratégico. Piensa el autor que los que tienen el don de la intercesión oran, por lo general, entre dos y cinco horas diarias, y mucho de ese tiempo lo pasan escuchando a Dios; es decir que los intercesores tienen en general el don profético.

Escudo de oración

El segundo libro, Escudo de oración,[3] está dedicado al ministerio de oración intercesora en favor intercesión personal e intercesión de de los pastores y otros líderes espirituales. Su hipótesis es que la fuente de poder espiritual menos usada en las iglesias actuales es la intercesión por los líderes cristianos. Define la intercesión como el acto de acercarse a Dios en favor de otro. Entre los principales intercesores de la Biblia menciona a Moisés, Samuel, Pablo y el supremo ejemplo de Jesús.

Esta es la definición que Wagner ofrece: “El don de la intercesión es la capacidad especial que da Dios a ciertos miembros del cuerpo de Cristo para orar extensa y regularmente, con el fin de obtener respuestas frecuentes y específicas a sus oraciones, en un nivel mayor del que se espera de un cristiano común y corriente”. Es decir, que los que tienen el don de la intercesión oran durante más tiempo, con mayor intensidad, disfrutan más de la oración, y ven respuestas más frecuentes y dramáticas. El autor piensa que muchos intercesores tienen los dones complementarios de profecía y de discernimiento de espíritus. Su hipótesis es que el 5% de una congregación tiene el don de la intercesión y que un 80% de los que tienen el don son mujeres.

El libro habla de cuatro clases de ministerios de intercesión: intercesión general, intercesión en la crisis, guerra. Algunos estudios que presenta muestran que el promedio de los pastores ora solo unos 22 minutos al día. También se describe a tres tipos de intercesores personales:

1-1 Círculo interno, de relación estrecha.

  1. 1-2 Círculo del centro, de relación casual.
  2. 1-3 Círculo externo, de relación remota.

Se dice que los 1-1 han desarrollado intimidad con el Padre, escuchan su voz y conocen sus propósitos. En esta categoría 1-1, Dios mismo inicia el contacto entre el intercesor y el líder por quien ora.

El libro habla de cuatro clases de ministerios de intercesión: intercesión general, intercesión en la crisis, guerra. Algunos estudios que presenta muestran que el promedio de los pastores ora solo unos 22 minutos al día. También se describe a tres tipos de intercesores personales:

1-1 Círculo interno, de relación estrecha.

  1. 1-2 Círculo del centro, de relación casual.
  2. 1-3 Círculo externo, de relación remota.

Se dice que los 1-1 han desarrollado intimidad con el Padre, escuchan su voz y conocen sus propósitos. En esta categoría 1-1, Dios mismo inicia el contacto entre el intercesor y el líder por quien ora.

Iglesias que oran

En el último libro de la serie “Guerrero en oración”, Iglesias que oran[4] Peter Wagner describe el gran movimiento de oración inspirado en el movimiento coreano de oración. El libro fue escrito veinte años después del primer libro de Wagner acerca del crecimiento de iglesia, Su iglesia puede crecer. El autor plantea la diferencia entre la oración retórica y la oración activa, y su relación con el crecimiento de la iglesia. Hay mucho énfasis en escuchar la voz de Dios. Define la oración activa como una oración en dos direcciones: hablar a Dios y escuchar a Dios. Se refiere con esto a un movimiento profético moderno levantado, en su opinión, por el Espíritu Santo.

En 1988, John Wimber había invitado a Paul Caín, considerado un profeta, para hablar a los dirigentes de su iglesia. Wagner se convenció de la autenticidad de ese nuevo movimiento profético. Al año siguiente, se relacionó con Cindy Jacobs, que desarrollaba un ministerio profético.

El libro presenta la necesidad de que las iglesias locales designen un líder de oración. Se habla de ministerios de oración, cuartos de oración, cadenas de oración, retiros de oración, semanas de oración y equipos especializados de oración, como también de la oración corporativa y de los efectos de la oración en la comunidad. Wagner confía en que esta generación experimentará el mayor reavivamiento del Espíritu Santo de toda la historia. Cree que los grandes temas de este tiempo han sido el movimiento de oración, el movimiento profético moderno y la guerra espiritual.

Se plantean novedosas formas de oración por la comunidad: Conciertos de oración, cumbres de oración y alertas de oración. Luego, pasa a la cuestión de cómo orar en la comunidad a través de Marchas de Alabanza, Caminatas en Oración, Expediciones de Oración y Viajes de Oración. Las Marchas de Alabanza, iniciadas por Graham Kendrick y Roger Forster, han reunido a decenas y centenares de miles de personas en muchas ciudades del mundo. Estas marchas por Jesús incluyen danzas, aplausos a Jesús, silbidos y vítores. Las Caminatas en Oración se realizan en los vecindarios en los que se quiere lograr la victoria espiritual. Las Expediciones de Oración se enfocan en las regiones y están relacionadas con la cartografía espiritual. Los Viajes de Oración se concentran en las fortalezas, y constituyen una declaración de guerra contra Satanás. Un viaje de oración lleva a un grupo a otro lugar estratégico, con el propósito de orar en el lugar.

Confrontación con la Biblia

Peter Wagner es un escritor consumado, de lectura fácil y cautivante. Es un investigador de temas prácticos de actualidad que interesan profundamente a las iglesias. Su preocupación por la oración es genuina, y algunas de sus propuestas necesitan tenerse en cuenta a fin de revitalizar la iglesia y su misión evangelizadora. Pero es preciso reflexionar sobre el rumbo que está tomando este “movimiento de oración”, que tanto impacto ha causado en las iglesias y en algunos autores denominacionales sobre la oración. La trilogía de Wagner ha producido su efecto por más de doce años en predicadores, escritores y líderes eclesiásticos.

El autor hace uso de la Biblia, pero su interpretación de ciertos textos es a veces imprecisa. Entiende, por ejemplo, que la ramera de Apocalipsis 17 es un espíritu territorial. Más aún, llama la atención que en los tres libros que destacan la necesidad de la oración se diga tan poco del estudio y la predicación de las Escrituras. El interés por la doctrina bíblica es opacado por el entusiasmo que despierta el don de profecía que suelen poseer los intercesores. Enseña claramente que los intercesores reciben “palabras de Dios” y asegura que “lo escuchan diariamente”.

La serie refleja el interés actual por lo místico y lo sobrenatural, además de la típica obsesión  pentecostal por los demonios. Wagner sostiene la tesis de que los demonios ocupan territorios y se vinculan con cosas específicas como ídolos, animales, casas, etc. Dos amigos de los Wagner encontraron espíritus malos en tres habitaciones de su propia casa, incluyendo el dormitorio principal, y los expulsaron. Muchos ministerios de liberación, como el empleado en las campañas de Carlos Anacondia, provocan a los demonios para que hablen, y revelen sus nombres y actividades, para luego “atar a los espíritus”, negándoles que sigan hablando. El mismo Wagner dice poseer en don de sanidad y cree que su esposa, Doris, tiene el de exorcismo. Por otro lado, el escritor no muestra la preocupación de los autores del Nuevo Testamento acerca del peligro de las falsas manifestaciones espirituales (Mat. 24:24; 2 Tes. 2:9; Apoc. 13:13, 14).

Tendencias peligrosas

Debe concordarse con el autor con respecto a la dimensión espiritual del crecimiento de la iglesia y su relación con la vida de oración. No obstante, algunas ideas sobre esa espiritualidad resultan perturbadoras, tanto como su admiración por predicadores carismáticos como Carlos Anacondia o el fallecido Ornar Cabrera. Cuenta Wagner acerca del pastor Alberto Prokopchuk, de la Iglesia Bautista de los Olivos, La Plata, Rep. Argentina, que en una campaña le pareció escuchar una voz que le decía: “¡Intenta hacerlo a la manera de Anacondia!” También sostiene que la mayoría del crecimiento de las iglesias en las últimas décadas se encuentra en las tradiciones pentecostales carismáticas. Probablemente se olvida de que no siempre podemos identificar crecimiento con legitimidad.

Otros líderes espirituales mundialmente reconocidos han dejado sus huellas en el pensamiento del autor de “Guerrero en oración”. Los volúmenes dan reiterado testimonio de la amistad de Wagner con Paul Yonggi Cho, pastor de la Iglesia Yoido del Evangelio Completo, conocida como la congregación más grande del mundo. Cuenta, por otra parte, que en los años ‘80 invitó a John Wimber, pastor de la Hermandad Vineyard de Anaheim, para que lo ayudara a impartir un curso nuevo en el Seminario Fuller acerca de “Las señales, maravillas y el crecimiento de iglesia”, que causó una intensa controversia. Reconoce haber escuchado críticas a la práctica de la “visualización”, que conoció por su íntima amistad con Paul Yongi Cho y Robert Schuller. Dice al respecto “Solo podría admitir que estas personas sabían algo que yo no sabía”.

Para prestar atención

El extenso “movimiento de oración”, que comenzó por la década de 1970, se está moviendo a todas luces hacia el ecumenismo casi irrestricto. Dick Mills, considerado un profeta, le comunicó a Wagner que sentía que Dios lo estaba llamando a servirlo para unir tres “cordones”, a fin de que cumplieran sus propósitos en años venideros: los evangélicos conservadores, los carismáticos y los liberales. Wagner enseña que no hay sustituto válido para la unidad de los pastores locales como base de la guerra espiritual eficaz. Asegura que la unidad no es doctrinal, legal, política o filosófica, sino espiritual. En su opinión, la Marcha por Jesús puede llevar a la unidad a través de los líderes denominacionales más que cualquier otra cosa. Dice: “Podemos esperar que las Marchas de Alabanza ayuden a traer unidad al cuerpo de Cristo”.

El “Movimiento de Oración” plantea desafíos y provoca la reflexión sobre asuntos decisivos. Una reacción adecuada no se opondrá al énfasis colocado sobre la oración y la oración intercesora. Lo importante es comprender las cualidades de la espiritualidad bíblica, de la genuina devoción y de la naturaleza de la renovación espiritual que conducirán al pueblo de Dios al cumplimiento de la misión de la iglesia y al encuentro con Jesucristo.

Sobre el autor: Profesor de Teología y Director del Centro de Investogaciones White de la Universidad Adventista del Plata. Rep. Argentina


Referencias

[1] Ver la excelente evaluación realizada en Wolfgang Bühne, Explosión carismática: Un análisis crítico de las doctrinas y prácticas de las llamadas “Tres olas del Espíritu Santo”, Trad. Elisabet González Martín (Terrassa, España: Clie, 1994).

[2] C. Peter Wagner, Oración de guerra, trad. Juan Sánchez Araujo (Nashville, TN: Editorial Betania, 1993).

[3] Escudo de oración, trad. Javier A. Quiñones-Ortiz (Nashville, TN; Editorial Betania, 1995).

[4] Iglesias que oran, trad. Javier A. Quiñones-Ortiz (Nashville, TN: Editorial Betania, 1995).