Reconocemos que ningún programa puede adaptarse a las diferentes necesidades de cada individuo. Quizás mucho más que la mayoría, los ministros tienen un programa diario que varía de día en día. Sin embargo, las sugerencias dadas aquí son principios importantes para la buena salud y un ministerio efectivo. Lo invitamos a considerarlos seriamente y ponerlos en práctica, adaptándolos donde sea necesario para que se ajusten a su situación particular. Los editores.
El gran movimiento religioso que se inició en Oxford con los hermanos Wesley y sus asociados recibió el mote de metodismo, porque el programa de vida, estudio, adoración y servicio de sus miembros estaba cuidadosamente sistematizado. Esto los capacitaba para hacer el mejor uso de su tiempo
Seríamos más exitosos en nuestra experiencia y trabajo cristianos y disfrutaríamos de mejor salud si individualmente estuviéramos mejor organizados y nuestro programa diario fuera más metódicamente organizado. Tengan en cuenta estas sugerencias:
1. Levántese temprano. Para hacerlo fácil, vaya a la cama más temprano la noche anterior. Un adulto necesita sólo seis a ocho horas de sueño. En realidad, las estadísticas revelan que si todas las cosas son iguales, dormir más que esto puede incrementar la posibilidad de muerte prematura por enfermedades cardíacas.
2. Al levantarse beba dos vasos de agua. Esto enjuaga el estómago, los riñones y la vejiga, y prepara el tracto gastrointestinal para el desayuno. También hidrata el sistema, disminuyendo la sed para la hora de comer. Repítalo bastante antes del almuerzo y la cena.
3. Devoción personal. Una persona debiera alimentar el alma antes de alimentar el
cuerpo. Tenga comunión con su Hacedor cuando la mente está fresca y hay pocas distracciones. Siga sistemáticamente algún tema bíblico y un programa de lectura de la Escritura y de literatura cristiana de calidad. No descuide la meditación.
4. Ejercítese. Para los que están en una ocupación predominantemente sedentaria como el ministerio, el ejercicio es una absoluta necesidad. La mayoría de la calistenia es de valor limitado; el ejercitar los grandes músculos de las piernas es más beneficioso para proteger el corazón. Correr, pedalear o nadar es excelente, pero caminar es lo suficientemente bueno para la mayoría de la gente. El caminar no requiere de ropa o equipo caro, y casi todos, a menos que estén disminuidos, pueden caminar. Camine por lo menos cuatro kilómetros y medio por día, seis días por semana. Camine rápido y respire profundamente.
5. Baño. Un baño o ducha, especialmente después del ejercicio que lleva a transpirar, es importante. Báñese diariamente para limpiar los poros. El administrador del templo del cuerpo debiera mantenerlo inmaculado.
6. Devoción familiar. El hogar, como el cuerpo, es un templo, y el padre es su sacerdote oficiante. Es una frase hecha, pero sin embargo cierta, que la familia que ora unida permanece unida.
7. Desayuno. Esta debiera ser la principal comida del día. El estómago descansa durante la noche y está en su mejor condición para hacerse cargo del alimento. Un desayuno sustancial provee energía para las actividades de la mañana sin necesidad de café a las diez o los cigarrillos que codician a algunas personas cuyo desayuno consiste sólo en algo caliente y algún bocado dulce.
Los niños, también, trabajan mucho mejor en la escuela si consumen en forma consistente un desayuno sustancial, y la gente de más edad se siente menos nerviosa durante el día después de un desayuno completo. Por supuesto, una gran comida a la noche hará difícil consumir un buen desayuno al día siguiente. Un nutricionista aconseja: “Desayune como un rey, almuerce como un príncipe y cene como un pobre’’.
8. El trabajo de la mañana. Habiendo observado y practicado las sugerencias previas, cualquier persona estará bullente de energía y en condiciones de hacer más que meramente ganar su salario.
9. Almuerzo. La comida del mediodía debiera también ser sustancial. Una breve caminata después del almuerzo ayudará a la digestión.
10. El trabajo de la tarde. Complete las actividades asignadas para el día y al llegar a casa. . .
11. Complete el ejercicio del día. El ejercicio sugerido en el número 4 es mejor si se lo toma en dos partes: antes del desayuno y antes de la cena.
12. Cena. Coma una cena liviana, incluyendo artículos como frutas, un poco de pan integral y algo caliente de bajas calorías. No use mucho líquido después de la cena. Es mejor no beber nada.
Si es práctico, los obreros de más edad y de trabajo sedentario podrían manejarse bien con dos comidas por día: desayuno y una segunda comida alrededor de las dos o tres de la tarde. Un régimen tal, admitámoslo, es difícil en la cultura actual. Muchos, sin embargo, consumen sólo dos comidas por día en la actualidad, siendo que sólo “pican” algo para el desayuno. Comen mal las dos comidas, con un buen almuerzo y una gran cena por la noche. La gran cena de la noche es lo que más contribuye a la obesidad y también a arruinar un sueño reparador.
13. La noche. Haga buen uso de las horas de la noche. Este es el momento de la unidad familiar. El hogar debiera ser el lugar más atractivo para los niños. Hágalo así.
Asegúrese de que el culto vespertino con la familia sea corto e interesante, y ajústelo a las necesidades de todos. Anime la participación de cada uno. Este es el tiempo para repasar las providencias de Dios durante el día y para agradecerle por sus bendiciones.
14. Devociones personales. Precisamente antes de ir a la cama, ore personalmente y entréguese a Dios para el descanso de la noche.
15. Acuéstese temprano. Haga un hábito del acostarse temprano, lo suficiente como para tener sus seis a ocho horas de sueño de tal forma que pueda estar fresco y despierto temprano para la rutina del próximo día.
El sistema y la regularidad promueven la salud y hacen la vida más hermosa para disfrutarla.
Sobre el autor: Es un médico que enseña en la Escuela de Salud de la Universidad de Loma Linda, en California. Estados Unidos.