Un médico me dijo lo siguiente, hace unos doce años, cuando me estaba iniciando en la vida matrimonial: “La salud de un hombre depende en gran medida de los cuidados de su esposa; esto es particularmente cierto en el caso de los profesionales. Si las esposas de pastor lo comprendieran, tendríamos menos ministros enfermos del corazón, neurasténicos, padeciendo úlceras gástricas y toda la lista de impedimentos que los obligan a tomar largos períodos de descanso o aun a abandonar su profesión antes de llegar a la época de su jubilación.”
Este médico era un hombre de mucha experiencia en una gran ciudad. Muchos pastores estuvieron bajo su cuidado durante varios años. Se interesaba particularmente en ellos, porque había crecido en un ambiente religioso. Poco después concerté una cita con este doctor para que me diera algunos consejos específicos acerca de cómo puede una esposa salvaguardar la salud de su esposo. Sus sugestiones fueron valiosas para mí y debieran hacer meditar a muchas esposas de pastor.
Mencionó que en estos días debería ser innecesario recalcar la importancia de un examen médico anual. Pero muchos pastores fallan en esto: “¡Me siento bien, sería una pérdida de tiempo y de dinero!” dicen. Otros no ven la necesidad de tal examen a menos que tengan que hacerlo para cumplir ciertos requisitos y trámites. Una esposa puede a menudo persuadir con todo tacto a su esposo para que se someta a este importante examen anual. Si descubre que no hay nada malo, será espléndido. Vale la pena hacerlo, aunque no sea nada más que para que la esposa recupere la paz mental.
Puede ser que el médico dé algunos breves consejos relativos al régimen alimenticio u otras cosas que serán útiles si se las pone en práctica. Si el doctor descubre síntomas que acusan la necesidad de practicar tratamientos inmediatos, cuanto antes se comience con ellos, tanto antes recuperará su salud el paciente.
El hecho de que un médico dictamine que un hombre sufre de una enfermedad incurable, implica una conmoción terrible en la vida de cualquier persona, no importa cuál sea la actividad a que se dedique. Los ministros, como los demás hombres, deben cumplir a menudo con sus tareas a pesar de desventajas físicas definidas, de las cuales no pueden librarse. En algunos casos, lo mejor que puede hacer una esposa es tratar de que su esposo se sienta tan cómodo como le sea posible y que vele para que su vida hogareña sea de lo más feliz. Cierto amigo de un pastor, parcialmente impedido a causa de la artritis, dio un testimonio más poderoso gracias a su actitud al afrontar el sufrimiento, que cuanto hubiera podido predicar en innumerables sermones.
Actividad al aire libre
El pastor debe pasar muchas horas dentro de habitaciones, con frecuencia mal ventiladas. La esposa debe velar porque tenga una afición que se pueda practicar al aire libre, y que le proporcione placer.
Mi esposo pasaba muchos momentos agradables, en sus días de soltero en la cancha de golf. Durante los años de la guerra, cuando no se podía jugar al golf en la cancha pública, se dedicó a la jardinería. Ahora es un fervoroso y entusiasta jardinero y su rastrillo ha reemplazado a los palos de golf.
Es una verdadera ventaja el hecho de tener un terreno que se pueda dedicar a la jardinería, a cierta distancia de la casa, donde el pastor pueda estar solo. Esto permite que el patio pueda dedicarse a los juegos de los niños. Se puede encontrar generalmente un jardín suficientemente grande como para que demande bastante trabajo manual, no demasiado por supuesto, lejos del hogar.
Mi esposo llevó a cabo este plan en la última iglesia en que actuó. Recientemente, al mudarse a una nueva ciudad, una de las primeras cosas que hizo fue alquilar un terreno para el jardín, a fin de empezar a trabajarlo la próxima primavera. Junto con los beneficios que se obtienen para la buena salud gracias al ejercicio al aire libre y al rayo del sol, nuestro jardín constituye una ayuda maravillosa para equilibrar nuestro presupuesto. Además, ¡también amamos las flores que nosotros mismos cultivamos, por supuesto!
Los meses del invierno presentan el problema de la dificultad para encontrar una actividad saludable y conveniente que se pueda desarrollar al aire libre. A veces la opinión de los niños influye en el hombre para que elija sus ejercicios físicos. Los hijos del pastor juegan mucho menos con su padre que los demás niños. Si el padre obtuviera satisfacción en el patinaje o en las excursiones de la niñez» una salida de toda la familia para participar de uno u otro de estos deportes puede constituir una gran fuente de salud y felicidad. Pero ya sea que un hombre haga ejercicio con su familia o sin ella, necesita tener recreación al aire libre en forma regular durante todo el año.
El valor de los días feriados
“Una de las formas más seguras de que un hombre quebrante su salud consiste en que tenga la idea insensata de que debe estar continuamente en el puesto del deber,” dijo cierta vez un médico, jefe de una clínica.
“Los pastores son seres humanos lo mismo que los demás hombres. Necesitan un día a la semana para descansar y recrearse. Pero ¡cuán pocos de ellos lo hacen! ¡Cómo pueden predicar en forma convincente acerca de la necesidad de tener un día de descanso por semana, es algo que no puedo entender! Algunos pareciera que se sintiesen culpables si muy de vez en cuando se toman un medio día, no para los asuntos de la iglesia, sino para su propio refrigerio.”
Otro médico señaló que, aunque algunos pastores parecen estar de acuerdo en tomar una vacación durante el verano, muchos de ellos son llamados a la iglesia durante ese período para atender funerales o bodas. Otros trabajan demasiado duramente, reemplazando a otros pastores, o estudiando durante lo que llaman sus “vacaciones.” Pareciera que por temperamento hubiera hombres que no tuviesen “espíritu de vacación.” Aunque se encuentren a kilómetros de distancia de su hogar, no saben cómo desligarse de la carga de su trabajo o de la actividad mental relacionada con la promoción de planes y la organización de los mismos para la próxima temporada.
Un destacado médico declaró cierta vez que los pastores se beneficiarían muchísimo más si gozaran de algunas cortas vacaciones diseminadas a lo largo del año, que disfrutando de una sola vacación más prolongada una vez al año. Aconsejaba a los pastores que se alejaran de la ciudad una vez por semana, por causa de su salud, aunque sólo fuera por unas pocas horas. Su opinión era también que el hombre necesita un día completo de descanso cada mes, fuera del alcance de los problemas y las actividades de su iglesia. Según su opinión, ésta es la única manera de escapar de la “terrible tiranía” de una congregación.
Los pastores que siguen un plan de esta naturaleza conocen su gran valor, con pocas excepciones. Pero no es fácil poner en práctica este plan, hallándose en la mitad de la vida, por así decirlo. Si un pastor debe salir ocasionalmente, necesitará la cooperación y el ánimo de su esposa. La anciana Sra. Jones, una “madre en Israel,” o el Sr. Smith, una columna de la iglesia central, pueden enfermarse seriamente o morir después que el ministro ha salido. La esposa del pastor puede ponerse en contacto con él en caso de necesidad. Con mucho tacto ella puede atender los asuntos de menor importancia durante la breve ausencia del pastor.
Que haya paz durante las comidas
Los pastores hacen bromas a veces por la dificultad que tienen para digerir todas las cenas a las cuales deben asistir. Pero mayor daño reciben su sistema digestivo y nervioso por causa de las comidas ingeridas a horas anormales y por las interrupciones y el apuro con que a veces tienen que comer.
Los llamados telefónicos durante la hora del almuerzo o la cena y aun el desayuno son un problema constante en la casa del ministro. Un pastor conocido mío no contestaba los llamados telefónicos mientras estaba comiendo. “El Sr. X está almorzando,” era la respuesta que daba su esposa. Pero en algunas ocasiones, por causa de la armonía, la esposa no puede rehusar que un llamado urgente sea atendido por el pastor mismo. No obstante, a menudo la esposa o un hijo o hija pueden ayudar al pastor a atender el teléfono durante la hora de la comida. Puede ser que haya hombres que no sufran por causa de las interrupciones a esa hora, pero otros realmente necesitan paz mientras están comiendo. La indigestión y las úlceras estomacales pueden tener por causa el comer en esas condiciones. Tales enfermedades no son poca cosa. Mi padre, que sirvió a su iglesia cuando la presión de las actividades de la vida no era tan grande como hoy, vivió una existencia bastante miserable durante varios años por causa de dificultades estomacales que surgieron en parte debido a su vida de pastor.
La esposa puede cooperar para que el proceso digestivo de su marido sea normal no solamente tratando de que a la hora de la comida haya paz y tranquilidad, sino sirviéndole alimentos apetitosos y a horas regulares. Puede animarlo también a que se tome un breve descanso después de comer. Pocos hombres ven la importancia de descansar a medio día o después de la cena, hasta que el médico descubre que tienen una úlcera y que necesitan descansar. Pero cuánto menos complicado es incluir este sencillo hábito en el programa diario como algo normal. Ciertamente, vale la pena.
Esposas, permaneced junto a vuestros esposos
El número de internados y enfermos varía en las diferentes congregaciones, pero el visitar a los tales es una de las demandas más pesadas para el pastor en muchas iglesias. Los llamados procedentes de los hogares en los cuales hay luto es otro de los mayores deberes del ministro. El desgaste nervioso del pastor es muy grande. Su capacidad de simpatía, paciencia y comprensión llegan al límite cuando debe visitar personas abrumadas por sus problemas. Los dolientes parecieran hallar un placer extraño en describir en todos sus detalles los instantes en que sus amados fallecieron, y se espera que el pastor escuche estos relatos de labios de todos.
Un pastor le confesaba a su esposa: “Después de escuchar la descripción de todos los dolores que sufrió la Sra. Doe en la espalda, y los comentarios detallados acerca de las coyunturas inflamadas de la Sra. Smith, me pregunto si mi propio organismo está funcionando normalmente.” Se dice que los jóvenes estudiantes de medicina sufren a veces de los síntomas mencionados en sus libros de texto, pero el pastor debe escuchar a menudo una larga lista de síntomas de enfermedades en forma mucho más vivida que cualquier dato que se pueda leer en un libro.
La señora del pastor debe estar preparada para permanecer junto a su esposo y ayudarlo, si bajo la demanda de las visitas de los enfermos comienza a preocuparse de sus propios dolores y molestias.
Sí, cualquiera sea el problema relacionado con la salud del pastor, la esposa debe permanecer a su lado y prestarle todo el apoyo moral y la ayuda práctica. La situación de cada hombre es distinta. Ya sea aguda o crónica, el problema del hombre no pareciera tan grande si lo puede compartir con su esposa. Tal vez una de las mejores cosas que pueden hacer un pastor y su esposa sería discutir juntos las sugerencias presentadas en este artículo. Tal vez discrepen con algunas de las ideas, pero sin duda hay unos cuantos puntos que se pueden aplicar a su propio caso. Si un solo plan se puede aplicar a Vd., póngalo en práctica inmediatamente. No crea que su “superhombre” está por encima de la necesidad de someterse anualmente a un examen médico, de tener un pasatiempo al aire libre, de salir de vez en cuando y dejar a un lado sus actividades o de gozar de una verdadera vacación durante el verano.
Puede ser que su esposo no se sienta inclinado a discutir un artículo relacionado con la salud. En tal caso tendrá que tratar de llegar sola a sus propias conclusiones. Muchas esposas ciertamente coincidirán en el hecho de que sus maridos gozan de un índice de salud más bajo del que podrían gozar, debido a que no se cuidan suficientemente a sí mismos. Cada mujer debe encontrar la manera de conseguir la cooperación de su esposo para ese esfuerzo extra que consiste en cambiar de rutina y de esa manera proteger la salud.
Tal vez el problema más arduo que tenga que afrontar una esposa, es aquel pastor que trabaja “todo el tiempo” y se ríe de todos los consejos de los médicos. Tiene abundancia de energía física, hay tanto que hacer y los días pasan tan rápidamente. Puede ser que no sienta la necesidad de descansar y de gozar de días de vacaciones completos, absolutamente exentos de trabajo. De repente la naturaleza le dará su advertencia.
Mi propio hermano era un obrero incansable que trabajaba continuamente para el Reino como pastor de una de las iglesias más grandes y activas del Canadá central. Falleció a la edad de 43 años, de un ataque cardíaco producido por el exceso de trabajo. No puedo dejar de pensar en mi hermano cada vez que veo a un pastor que está trabajando más allá de sus fuerzas, que no toma suficiente descanso, o que no está dispuesto a recabar ayuda, no importa cuán cansado se sienta. Su muerte prematura no fue resultado del cuidado que recibió en su hogar; yo sé que su esposa trató de ayudarle “aplicándole freno,” pero no tuvo éxito.
Señora de pastor: Tome en serio su cometido de vigilar la salud de su esposo. Puede ser que él no tenga ninguna dificultad en el corazón, pero si no cuida su organismo, cosechará lo que está sembrando. Puede ser también que no sea muy fácil ayudarlo, pero Ud. debe descubrir la manera de hacerlo.
En este asunto de salvaguardar su salud, tal vez sea ya más tarde de lo que Vd. cree. Por lo tanto, póngase en contacto con el médico de la familia, coopere con él en la tarea de conservar a este hombre a quien ama, en buenas condiciones físicas y cumpliendo la tarea que tiene señalada en la viña del Señor.
Sobre la autora: La Sra. de Mathews es la esposa del pastor Arnold A. Mathews, pastor de la Iglesia Unida de la calle George, de Peterborough, Ontario, Canadá. Es hija y nieta de pastor, y su familia cuenta con no menos de siete ministros. Por lo tanto, no dudamos de que se expresa con la autoridad que presta la experiencia.