En lo referente a la inspiración de la Biblia, ¿enseñan los adventistas Que la Biblia es la verdadera palabra de Dios, la única infalible regla de fe y de práctica?

Los adventistas creemos que “toda Escritura”, el Antiguo y el Nuevo Testamentos, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, “es inspirada divinamente” (2 Tim. 3:16). y que constituye la verdadera palabra de Dios —la verdad que “vive y permanece para siempre” (1 Ped. 1:23). Reconocemos la Biblia como la autoridad máxima y definitiva respecto de la verdad. Las Sagradas Escrituras llegaron hasta nosotros a través del ministerio de los profetas que hablaron y escribieron “siendo inspirados del Espíritu Santo” (2 Ped. 1:21). Los apóstoles declararon que el Dios que hizo los cielos y la tierra habló mediante la boca de David y de los profetas de antaño (Hech. 4:24-26; Mat. 1:22; 2:15; Hech. 3:18-20; 28:25, 26; Heb. 1:1; 4:7).

Y esos mensajeros elegidos de Dios declararon que lo que se daba a través de ellos era la verdadera palabra de Dios (Isa. 43:1; 45:1; Jer. 17:19, 20; 18:1, 2; 22:1,2; 26:1, 2). Pablo les recordó a sus conversos que habiendo escuchaban la lectura de las Escrituras, estaban oyendo no las palabras de los hombres, sino en verdad la palabra de Dios (1 Tes. 2:13).

Jehová declaró su verdad al mundo mediante el ministerio de estos mensajeros del pasado. Moisés recibió el siguiente mensaje: “Profeta les suscitaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare” (Deut. 18:18). Y Jeremías registró la siguiente declaración del Señor: “He aquí he puesto mis palabras en tu boca” (Jer. 1:9). Las palabras que estos hombres hablaron y escribieron no fueron las propias; fueron las palabras del Dios viviente. Y Dios le dijo a Ezequiel: “Hijo del hombre, ve y entra a la casa de Israel, y habla a ellos con mis palabras” (Eze. 3:4).

Expresiones como “Oíd la palabra de Jehová”, “Oí la voz de Jehová, diciendo”, “La palabra de Jehová vino a mí”, etc., aparecen más de 1.300 veces en los escritos proféticos del Antiguo Testamento. Y los escritores del Nuevo Testamento declaran más o menos lo mismo. El apóstol Pablo dice: “Yo recibí del Señor lo que también os he enseñado” (1 Cor. 11:23). “Si alguno a su parecer, es profeta, o espiritual, reconozca lo que os escribo, porque son mandamientos del Señor” (1 Cor. 14:37). Tomamos la Biblia en su totalidad, creyendo que no sólo contiene la palabra de Dios, sino que es la palabra de Dios.

Creemos en la autoridad, veracidad, precisión y verdad de las Sagradas Escrituras. En la Biblia existe la misma unión de lo divino y lo humano que se manifiesta en Cristo. Sus verdades reveladas han sido dadas por inspiración divina (2 Tim. 3:16), pero están expresadas en las palabras de los hombres.

Los adventistas nos adherimos a la posición protestante que sostiene que la Biblia y solamente la Biblia es la única regla de fe y de práctica para los cristianos. Creemos que todas las creencias teológicas deben examinarse por la Palabra viva y juzgarse por su verdad; cualquiera que no resista esta prueba, o que no esté en armonía con su mensaje, ha de rechazarse. “El cristianismo recibe la Palabra de Dios como el gran tesoro de la verdad inspirada y la piedra de toque de toda inspiración” (El Conflicto de los Siglos, pág. 205).

“Debemos recibir la Palabra de Dios como la autoridad suprema” (Testimonies, tomo 6. pág. 402).

“En la actualidad los hombres se han alejado mucho de sus doctrinas y preceptos [de las Escrituras], y se bace muy necesario volver al gran principio protestante: la Biblia, únicamente la Biblia, como regla de la fe y del deber” (El Conflicto de los Siglos, pág. 217).