Yo luchaba con un desafío personal. Estaba perplejo. Había muy pocas opciones. ¿Qué haría? Mientras más me hacía esta pregunta, más me desalentaba. Todas mis soluciones parecían llevarme hacia el final de un callejón sin salida.  

Ese era mi estado mental mientras, como un robot, después de una mudanza reciente, organizaba mi estudio, vaciando cajas de libros. Desganado, arreglé los libros de acuerdo con el tema. A pesar de mi poco entusiasmo por el proyecto, noté un libro escrito por Thomas H. Troeger, un exmaestro mío. Hacía años había tomado un seminario de posgrado con él en la Escuela de Divinidades Colgate de Rochester. ¡El libro era Rage! Reflect. Rejoicel 1Lo abrí en el capítulo titulado “confianza”, y comencé a leer. Era una reflexión devocional basada en el Salmo 131:2. “En verdad que me he comportado y acallado mi alma como un niño destetado de su madre; como un niño destetado está mi alma”.  

La lectura del sermón de Tom Troeger me ayudó, pero la del Salmo 131 me dio seguridad mientras me enfrentaba a mi dilema. ¿Qué había en estas palabras de la Escritura que me dieron tranquilidad y esperanza? ¿Qué hace que las palabras de un antiguo libro sean tan relevantes para los asuntos que usted y yo afrontamos hoy? Y ¿cómo podemos nosotros los pastores predicar de la Escritura con relevancia?  

Los predicadores deben comprender que ellos no hacen que la Escritura sea relevante. Hay una relevancia intrínseca en la Biblia que nosotros no podemos ni incrementar ni disminuir. Es relevante porque Dios se encarga de su mensaje. Es relevante porque habla de las experiencias humanas como el amor, el temor, la confianza, la incertidumbre y la esperanza. Estas experiencias son conocidas tanto para los jóvenes como para los viejos; para los hombres, como para las mujeres. La Biblia misma trasciende todas las épocas y nos habla a cada uno de nosotros con relevancia. El alma sosegada y tranquila a la cual el salmista se refiere no es sólo alguien que vivía en alguna época pasada. Las palabras de la Escritura hablan a las almas vivientes e intranquilas de hoy. Por lo tanto, siempre que presentamos fielmente la Escritura en nuestra predicación ella, por su misma naturaleza, hablará con relevancia a nuestra audiencia.  

Siendo que la Escritura es relevante en sí misma, ¿puede el predicador hacer algo para incrementar su relevancia? Sí, el predicador puede proveer una ayuda muy valiosa. Puede ayudar al oyente para entrar en la experiencia descrita en la Escritura. Esto puede lograrse mediante la comprensión del mundo bíblico, las experiencias descritas en los pasajes estudiados, y creando imágenes contemporáneas que el oyente pueda comprender y con las cuales pueda identificarse.  

Mi esposa y yo hemos sido bendecidos con el sermón “El valle de lágrimas” de Clyde Newmyer. Él lo predicó en la década de 1980 cuando era nuestro pastor en Nueva York. El texto del sermón, el Salmo 84:5-7, es un poderoso pasaje que describe dramáticamente los dilemas humanos y ofrece esperanza. Habla de bendiciones y peregrinaciones a través del valle de Baca, o lágrimas. Luego pasa a compartir la historia de una persona contemporánea que experimentó una jomada de inimaginables dificultades y sobrevivió a ellas. Pero a través del sermón se notan señales de que él mismo ha viajado a través del valle de lágrimas. Y sin embargo, su fe no ha sido mellada. En medio del desastre hay esperanza. Y esa es la razón por la cual mi esposa y yo hemos recibido una gran bendición volviendo a leer muchas veces su sermón.  

La predicación significativa de la Biblia se fortalecerá si el predicador es fiel a los temas bíblicos. La relevancia se logra resistiendo la tentación de convertir nuestras desviaciones teológicas personales en caminos preferenciales. ¿Cómo puede ocurrir esto? Hay quienes aceptan la Escritura como autoritativa, pero que desean ir más allá de lo que ella dice. Algunos predicadores intentan forzar la Escritura para que se refiera a ciertos asuntos aun cuando ella diga muy poco o nada acerca de ellos. Por otro lado, hay quienes ignoran la autoridad y la claridad de la Escritura y la tratan como un libro de consulta y no como la Palabra de Dios. La fidelidad a los temas bíblicos y la adherencia y el énfasis en el papel correcto de la Biblia, nos capacita para predicar acerca de ella con relevancia.  

¿Encontré una solución para los desafíos que afrontaba? No, el desafío todavía está frente a mí; pero desde la lectura de los salmos he experimentado una sensación de paz que no conocía antes. Las palabras de la Biblia me trajeron la seguridad que yo necesitaba, y los dos predicadores cuyos sermones leí, intensificaron esos salmos para mí y los bañaron con un significado particularmente útil.