Al comenzar un nuevo año toda persona echa una mirada retrospectiva para apreciar lo realizado, al propio tiempo que mira hacia adelante para colocar las bases de sus realizaciones futura.

  Planear el trabajo es un deber fundamental de todo ser humano. Hacer planes sencillos es mejor que no hacer ninguno. Los hombres de mayor influencia, en todos los tiempos, fueron aquellos que planearon sus actividades con todo cuidado. Jenofonte, el renombrado hombre de acción y de letras de la antigua Grecia, dijo: “Las normas van más lejos que la fuerza, y los planes preceden a la acción.”

  La actividad del evangelista y del pastor incluye planes tanto para ellos mismos como paran sus asociados. El predicador sin planes es comparable a un barco sin brújula. El evangelista que hace planes anticipados, y los somete a estudio y meditación, está en camino hacia el progreso. El hombre de planes se distingue siempre del que no los tiene. El primero ve sus esfuerzos coronados por el éxito, en tanto que el segunda ve disminuir los resultados de sus esfuerzos.

  El obrero cristiano pensará bien todos los detalles, pues el conjunto de éstos formará un todo armónico. Los planes que se llevan al papel suelen ser los mejores. Escribir nuestros planes nos ayuda a cultivar el arte de la exactitud y la precisión. Este ejercicio mental nos dará más vigor de pensamiento y más poder para juzgar sobre bases sólidas las cosas de nuestra vida.

  Los planes siempre deben tener un margen para las emergencias, pues éstas se presentarán. Debemos prepararnos, por lo tanto, para hacerles frente.

 Para ser efectivos, los planes que incluyen la participación de otros, siempre deben ser explícitos para que puedan entenderlos aquellos que deben realizarlos. La mejor forma de hacer conocer nuestros planes es reunir a todos los que deben colaborar, e instruirlos, explicándoles lo que se espera de cada uno de ellos.

  Obreros adventistas, hagamos amplios planes para 1956: planes que requieran dependencia de nuestro Dios para llevarlos a cabo. Oremos, trabajemos, y Dios nos ayudará.