Hoy todos concuerdan con el hecho de que el esparcimiento de publicaciones fue muy importante en la primera década de nuestra iglesia, pero…, ¿y hoy? ¿Cuál es su utilidad?

Poco tiempo después de la muerte de su esposo, la hermana White realizó una visita a los países europeos. Mientras estuvo allí, dedicó gran parte de su tiempo al entrenamiento y la motivación de colportores en la gran tarea de divulgar la verdad. (Notas Biográficas, págs. 313, 314). Podríamos preguntamos por qué gastó su precioso tiempo en esta tarea.

Fue en este período de la historia de la Iglesia cuando se consiguió penetrar en muchos países del mundo, y en gran parte esto sucedió por medio de hermanos dedicados a difundir la verdad a través de nuestros libros.

Hace pocos días, conversando con un anciano de iglesia en Chile, quedé sorprendido cuando afirmó que en la ciudad de Santiago, durante todo un año, por medio de conferencias, programas de radio y TV, estarían alcanzando sólo el 1% de la población. Al principio quedé escandalizado con los resultados de los hermanos chilenos, pero después de preparar una pequeña estadística incluyendo las principales grandes ciudades que conozco en diferentes países, llegué a la conclusión de que la cantidad de personas que escuchan la verdad durante un año, no es mayor que el 1% con raras excepciones.

¿Es nuestra misión predicar al 1% de la población, o llevar el evangelio a todo el mundo? Corremos el peligro de sentimos satisfechos por estar bautizando más personas que el año anterior o más que en otros campos, y olvidamos que nuestra misión abarca todo el mundo. Pero… ¿cómo lograrlo si no conseguimos traer a todas las personas a la iglesia para escuchar la verdad? Para cumplir nuestra misión tenemos que ir donde las personas están, y no esperar que ellas vengan a nosotros.

La iglesia tiene varios métodos para resolver este problema; pero en 1909 la Sra. White presentó una solución: “Hay muchos lugares en los cuales no puede oírse la voz del predicador, lugares que pueden ser alcanzados únicamente por nuestras publicaciones, los libros, periódicos y folletos que contienen las verdades bíblicas que el pueblo necesita”. Manuscrito 127,1909

¿Qué tipo de publicaciones debemos distribuir? “Nos acercamos rápidamente al fin. La impresión y circulación de libros y periódicos que contengan la verdad para este tiempo ha de ser nuestra tarea”. Testimonies for the Church, tomo 8, pág. 89. (1904).

Hay un grupo de valientes hermanos que están y estarán realizando el importante trabajo de iluminar al mundo a través de nuestras publicaciones. Ellos son los colportores.

Durante los años que he trabajado con este grupo especial, probé diferentes métodos de motivación tales como: premios, trofeos, viajes, beneficios y otros. Llegué a la conclusión de que todo esto ayuda muy poco. Sin embargo, cuando colocamos en la mente de ellos la misión y la necesidad de depender de Dios; los milagros acontecen y los libros llegan a una gran cantidad de hogares.

¿Cuál es el perfil del colportor evangélico? Cuando en las asambleas les permitimos a los colportores que hablen, les gusta contar las experiencias espirituales de conversión de personas, de las oraciones elevadas en los hogares y de ser usados por Dios. Ellos son espirituales y es justamente eso lo que les da fuerza para continuar.

Una excelente colportora de la ciudad de San Pablo, conversando con su Director le dijo: todas las noches cuando cierro mis ojos, veo sólo plantas, hierbas, remedios. Siento que el estrés me está dejando sin la voluntad de continuar colportando. ¿Qué debo hacer? Siento que Dios me llamó, pero noto que el entusiasmo se acabó. Entonces el director le preguntó: ¿Está usted presentando libros que hablan de Jesús o solamente los que tratan sobre salud? Cuando respondió que sólo trabajaba con libros de salud, le dio un prospecto que contenía el libro Vida de Jesús. Poco tiempo después volvió a ser la campeona de este campo.

“Tan pronto como el nombre de Jesús se menciona con amor y ternura, los ángeles de Dios se acercan para enternecer y subyugar el corazón”. El Colportor Evangélico, pág. 120.

Al colportor le gusta tener presente que “el ángel de Jehová” va a su lado y esto es lo que lo motiva y estimula.

Hace pocos días vi a un colportor en Suiza abrazar el libro El Conflicto de los Siglos, y hablar con emoción sobre el privilegio de difundir este libro.

Los colportores que trabajan solamente con libros de salud, con el tiempo pierden el entusiasmo y abandonan su objetivo.

Recientemente una gran compañía que investiga la opinión pública, realizó una encuesta en Brasil y descubrió que el 76% de la población quieren conocer las profecías del Apocalipsis.

El pastor Alejandro Bullón aceptó el desafío de preparar un libro que habla del “Tercer Milenio” y las profecías del Apocalipsis. Nunca en mi vida vi tanto entusiasmo como cuando los colportores recibieron este libro los primeros días de septiembre para leerlo y después venderlo. Vi a uno de ellos que mientras lo elevaba emocionado declaró: “Este será el último libro que diseminaremos, pues después de esto vendrá Jesús”.

¿Cuál es el regalo que más le gusta recibir a un colportor? Permítanme terminar con una pequeña historia.

El 6 de noviembre de 1997, el colportor Joao A. Santos, presentó la revista Señales de los Tiempos a un cliente en San Pablo, y éste le contó la siguiente historia:

-Hace 22 años mi padre compró a un vendedor un libro titulado El Conflicto de los Siglos y una Biblia. Después de estudiarlo, adoptó la religión del mismo. Cinco años después murió, pero antes de morir nos hizo prometer que continuaríamos fieles al mensaje que habíamos conocido. Hemos buscado la Iglesia con esas características por 22 años.

Finalmente la dama terminó preguntando al colportor:

-¿Podría Ud. ayudamos?

El colportor preguntó si sabía quién había sido la persona que había realizado la venta. Ella fue a buscar la Biblia de su padre, pues allí estaba escrito el nombre del vendedor.

No podía creer cuando al abrir la Biblia encontró su propia firma, él mismo había sido aquel vendedor.

¡Agradecemos a Dios por los colportores que tenemos en la Iglesia Adventista!

Sobre el autor: Director de Publicaciones de la División Sudamericana.