Consejos de la pluma inspirada
“Muchos de los miembros de nuestras iglesias grandes hacen muy poco o comparativamente nada. Podrían realizar una buena obra si, en vez de hacinarse, se dispersaran por lugares donde todavía no ha penetrado la verdad. Los árboles plantados en forma demasiado apretada no prosperan. El jardinero los trasplanta para que tengan lugar donde crecer, y no quedar atrofiados y enfermizos. La misma regla surtirá efecto en nuestras iglesias grandes. Muchos de los miembros están muriendo espiritualmente porque no se hace precisamente esto. Se están volviendo enfermizos y deficientes. Trasplantados, tendrían lugar donde crecer fuertes y vigorosos” (Testimonios para la iglesia, t. 8, p. 255).
“Sobre todos los que creen, Dios ha colocado la responsabilidad de levantar iglesias” (El ministerio médico, p. 419).
“Hay que establecer nuevas iglesias y grupos. Es necesario que haya representantes de la verdad presente en todas las ciudades y hasta en los lugares más remotos del mundo. La gloria de la verdad de Dios debe resplandecer en toda la Tierra” (Testimonios para la iglesia, t. 6, p. 32).
“Han de organizarse iglesias y elaborarse planes de trabajo para que los lleven a cabo los miembros de las iglesias recién constituidas. Esta obra misionera evangélica ha de continuar expandiéndose, anexando nuevos territorios y ampliando las porciones cultivadas de la viña. El círculo ha de ensancharse hasta circuir el mundo” (El evangelismo, p. 18).
“Junto a todas las aguas han de sembrar la simiente de verdad, visitando un lugar tras otro para suscitar iglesia tras iglesia” (Testimonios para la iglesia, t. 7, p. 22).
“La necesidad de una casa de reunión donde haya un recién formado grupo de creyentes me ha sido presentada en una visión panorámica. […] El establecimiento de iglesias, la elección de casas de reunión y edificios escolares, se extendía de ciudad en ciudad, y aumentaba el diezmo para llevar la obra adelante. No se levantaban edificios en un solo lugar, sino en muchos, y el Señor obraba para acrecentar sus fuerzas” (Obreros evangélicos, p. 450).
“Que la creación de capillas, para testificar por Dios en los diversos lugares, no sea dificultada por haberse retenido los fondos necesarios para ello” (Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 107).
“El pueblo que ostenta su señal debe establecer iglesias e instituciones que sean monumentos para él” (Testimonios para la iglesia, t. 7, p. 105).
“Los obreros de Dios han de plantar los estandartes de la verdad en cada lugar al que puedan llegar” (Testimonios selectos, t. 1, p. 132).
“Esta obra misionera evangélica ha de continuar expandiéndose, anexando nuevos territorios y ampliando las porciones cultivadas de la viña. El círculo ha de ensancharse hasta circuir el mundo. El mensaje de amonestación ha de proclamarse de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad y de país en país, sin una aparatosa ostentación, pero por hombres de fe que actúen por el poder del Espíritu” (El evangelismo, p. 18).