El hombre del siglo XX vive en profundidad la experiencia de la penetración. El hombre procura penetrar en todas las áreas del conocimiento. Quiere adentrarse en los insondables e impenetrables mundos del cosmos, el macrocosmo y el microcosmo, el invisible mundo del átomo. El hombre penetra en las profundidades del mar. de la tierra y del cielo: penetra en el inconsciente, en los secretos de la psiquis y del soma, realizando trasplantes, reemplazando órganos corazón, riñones.
Vivimos el momento máximo de la penetración. Y la iglesia, ¿en qué momento vive? Por encontrarse en la última fase de la penetración, podemos decir que también vive su momento más importante.
Penetración es actividad divina. No podemos salvar al mundo si nos quedamos fuera de él. Cuando Dios quiso salvar al mundo, no se quedó allá arriba, rodeado de gloria y majestad, sino que penetro por la puerta de Belén. En el vientre de María, el Verbo cabalgo de Nazaret a Belén. para nacer en un pesebre. Jesús, el Dios eterno. Aquel que una vez penetro aquí para crear, ahora penetraba por segunda vez para salvar. Jesús vivió la experiencia de la penetración en su ministerio.
No son pocos los textos en los evangelios que muestran que Jesús tenía un programa de penetración en su ministerio. Lucas 8:1; 13:22; 9:56; 4:43. describen a Jesús yendo de ciudad’ en ciudad, de aldea en aldea. Allí dice que recorría todas las aldeas. Ningún lugar era demasiado pequeño o indigno que no mereciera su atención. Marcos 1:29-38 muestra como Jesús desarrolló un programa de penetración. El relato dice que el Señor curó la suegra de Pedro. Después de la puesta del sol, le fueron traídos muchos enfermos y endemoniados, y recibían curación.
“Toda la ciudad se agolpo a la puerta” (vers. 33). “Todos te buscan” (vers. 37), le dijeron. Una gran multitud deseaba ver y oír al joven Predicador. El versículo 38 describe la gran importancia dada a la penetración en el calendario de actividades del Salvador: “Vamos a los lugares vecinos, para que predique también allí; porque para esto he venido”.
Cuando, como pastores, nos colocan en un distrito, nuestra responsabilidad no debe limitarse a cuidar de las iglesias y grupos existentes: tenemos las mismas responsabilidades para con “los lugares vecinos”. La sierva del Señor dice que muchos ministros prefieren ir entre las iglesias y recorrer una y otra vez el mismo terreno… Estos ministros navegan demasiado cerca de la costa. Deben ir a las aguas profundas y arrojar sus redes en el lugar donde se encuentran los peces” (El Evangelismo, pag. 48). Nuestros esfuerzos no deben limitarles a unos pocos lugares donde la luz ha llegado a ser tan abundante que ya no se aprecia” (Joyas de los Testimonios. tomo 3. pag. 223).
Pastores, vayamos a “los lugares vecinos”, porque los lugares donde la verdad no ha sido proclamada son los mejores para trabajar” (El Evangelismo, pág. 19). Además, “nuestros ministros no han de dedicar su tiempo a trabajar por aquellos que ya han aceptado la verdad” (Joyas de los Testimonios, tomo 3. pag. 82). Debe visitarse “un lugar tras otro”, organizarse iglesias, “y luego el predicador pasara adelante a otros campos igualmente importantes” (Ibid.).
El Salvador vivió en su ministerio un programa de penetración. Iba de casa en casa. El Salvador elaboró el primer proyecto Penetración, lo anunció a sus discípulos, y les dio directivas acerca de la forma de realizarlo: dijo donde debería comenzar, adonde debería ir, y hasta dónde debería penetrar. El primer proyecto Penetración se llamó ID. Solo dos letras, pero una palabra de gran alcance. Nunca se dijo tanto con tan pocas palabras: Por tanto, id”. Por tanto, penetrad: penetrad en todo el mundo, alcanzad a toda persona.
En Hechos 1: 8 leemos como habría de desarrollarse el proyecto Penetración elaborado por Cristo: Debía comenzar por Jerusalén. luego extenderse a Judea y Samaría, y posteriormente asumir un carácter internacional, abarcando hasta los confines de la tierra. Los discípulos y la iglesia primitiva quedaron poseídos del mismo espíritu de Cristo. Ejecutaron el proyecto Penetración en forma integral. Jerusalén quedo llena de la doctrina (Hech. 5:28). Se multiplicaba el número de los discípulos, muchos de los sacerdotes obedecían a la fe (Hech. 6:7). La primera fase estaba cumplida.
Pero al parecer se demoraron en iniciar la segunda etapa. La junta directiva se reuma y postergaba el avance de la penetración. El tesorero no entregaba los fondos. Los departamentos tenían mucha orientación y poca acción, mucha instrucción y poca práctica. Dios tuvo que intervenir. “Hubo una gran persecución. . . y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria” (Hech. 8:1). Precisamente las dos zonas que formaban la segunda región de penetración. Hubo gran gozo en la ciudad de Samaria (Hech. 8:8)
Y nosotros, ¿cuándo iremos a alegrar los corazones de millares de personas en las muchas ciudades, los numerosos barrios y aldeas de nuestros distritos? Cuando alguien llego con el pedazo de piedra, allá en el altiplano, presentándose como enviado del pastor Stahl. le dijeron: “Hemos esperado tanto”. Hoy hay multitudes esperando. ¿Cuándo iremos, cuando penetraremos, cuándo terminaremos?
La penetración debía asumir carácter internacional. yendo hasta los confines de la tierra. ¿Fueron los discípulos? ¿Cumplieron con la misión?: “El evangelio… se predica en toda la creación que está debajo del cielo” (Col. 1:23). Estos que trastornan el mundo entero (Hech. 17:6). Todos los que habitaban en Asia… oyeron la palabra” (Hech. 19:10). “Este hombre es una plaga… por todo el mundo” (Hech. 24:5).
¿Qué métodos usaron? ¿Qué publicaciones? ¿Qué folletos? ¿Qué cursos bíblicos? ¿Qué programas radiofónicos? ¿Tenían programas diarios o semanales de 15 o 30 minutos? ¿Usaban La Voz de la Esperanza o Una Luz en el Camino? ¿Qué títulos tenían, que cursos de postgrado, cuáles eran sus métodos? En Hechos 20: 20 encontramos la respuesta: “Públicamente y por las casas”. El testimonio cristiano público y en los hogares era el método que ellos usaban.
Primer obstáculo al proyecto Penetración. Al crecer la iglesia, surgieron los primeros problemas. Llegaron a ser tan grandes que los hombres ordenados para predicar la Palabra eran desviados de su santo ministerio. Los pastores ya no daban estudios bíblicos, ya no tenían centros de predicaciones cada noche libre de la semana. Había un descuido criminal del programa devocional sistemático de estudio y oración. Los hombres separados por la imposición de manos para que fueran predicadores estaban dedicando su tiempo “para servir a las mesas”. Eran ahora grandes administradores de la iglesia. “No es razonable este procedimiento”. dijeron los predicadores. Reunieron a la junta de iglesia, corrigieron el mal. y volvieron a perseverar en la oración y en el ministerio de la Palabra. Esa decisión “agrado… a toda la multitud”. Desgraciadamente, lo que no era razonable para los cristianos primitivos, lo es hoy, a despecho de todas las orientaciones divinas que nos han llegado por medio del espíritu de profecía.
Pablo y su programa de penetración. Bien podía Pablo decir: “Sed imitadores de mí. Así como yo de Cristo”. En su abnegación, celo, fervor y amor por los perdidos, Paolo siguió al gran modelo: Cristo. Sus palabras se aplican también con gran propiedad a su programa pastoral y evangelístico de penetración. “Me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado” (Rom. 15:20). Pablo tuvo que luchar para no gastar todo su tiempo con aquellos que ya habían aceptado la fe. Vencida esta tendencia, Pablo salió para trabajar en lugares nuevos, donde todavía no se había predicado a Cristo.
Comenzó su programa de penetración en el mismo lugar donde tuvo su encuentro con el Salvador: en Damasco. Su obra de evangelización allí casi le costó la vida. Hombres armados lo esperaban a la puerta de la ciudad, y tuvieron que bajarlo a escondidas en una canasta. Fue a Jerusalén, Antioquía, Chipre, Salamina, Pafos, Perge, Antioquía de Pisidia, pasó a Iconio, Listra, Derbe, Panfilia, Penetro en Filipos, Tesalónica, Atenas, Corinto, Éfeso.
Pablo planificaba su trabajo en el distrito. Varias veces lo encontramos exponiendo su programa de penetración. Tenía los ojos puestos en España (Rom.15:24). ¡Cuánto deseaba también ir a Roma y predicar a Cristo en el centro del paganismo! Y un día escribió (como un pastor escribiría al presidente de su asociación), diciendo. “No teniendo más campo en estas regiones” (Rom. 15:23). No tenía más campo de trabajo, no había más ciudades, barrios o aldeas donde predicar: había penetrado en cada rincón de su distrito. En el trasfondo su carta decía: ‘‘Deme un nuevo distrito: deme España, Roma, etc.”
Pablo era tan abnegado en su programa de penetración, que pasó catorce años sin visitar la sede de la obra; catorce años sin pasar por la oficina (Gál. 2:1). Hoy. Hay pastores que casi cada día de la semana tienen que pasar por la oficina de la asociación, como si no hubiera almas que están muriendo sin Dios y sin esperanza. Pasaron doce años. 4.380 días, hasta que Pablo regresó a Jerusalén. ocasión en la que celebró una entrevista con el presidente de la asociación.
Al día siguiente, todo el personal burocrático se reunió para el culto. Allí estaba el presidente del campo, su secretario, el asistente del presidente, el tesorero, el subtesorero, el protesorero, el contador, las secretarias, las vicesecretarias, los directores de departamentos (algunos de ellos con varios ayudantes). Allí estaba la recepcionista, la telefonista, el cajero; allí estaban también los orientadores educacionales y matrimoniales, los asistentes sociales, todo el personal del departamento jurídico, de computación. Estaba el jefe de personal con el ayudante y con todo su equipo. Llegaron también los hombres de mantenimiento, el sereno y el portero. Eran más de cien personas; y sólo doce los que estaban predicando.
Todos estaban ansiosos de oír. Pablo relato las victorias del Evangelio, y sus electrizantes incidentes misioneros. Hablo de los azotes que había recibido, de las prisiones, las amenazas de muerte; habló de los apedreamientos, de los naufragios, de las horas pasadas en el abismo; habló de los peligros en los viajes, en los ríos, en las ciudades, en los desiertos, de los salteadores: y lo peor de todo, entre los falsos hermanos.
Después fue recibido por el tesorero del campo, a quien presentó un sucinto informe de gastos de viaje. Un informe de doce años, de 4.380 días, realizando el proyecto Penetración. Hermano tesorero –dijo Pablo– vamos a la depreciación. En estos doce años se me rompieron 28 sandalias, a un promedio de poco más de dos por año. No gaste más que esto porque, para economizar, a veces andaba sin sandalias. Vamos a la ayuda médica. Es cierto que sufrí varias heridas que requerían atención, pero había tanto que hacer que no tuve tiempo de cuidar de mí mismo. “Ni estimo preciosa mi vida para mí mismo”. “Estoy dispuesto no sólo a ser atado, más aún a morir… por el nombre del Señor Jesús”. “Con el mayor placer gastaré lo mío. y aun yo mismo me gastaré del todo… aunque amando… mas. sea amado menos”.
El buen tesorero, acostumbrado a la frialdad de los números y de las teclas de las computadoras, se emociona y dice: Pastor Pablo, en su informe no menciona los viáticos: después de todo, fueron 4.380 días de viaje. Si. es cierto, responde el apóstol. Sabe, yo tenía unas horas libres cada día. y como tengo el oficio de hacer tiendas, gastaba mis lunes fabricando carpas: las vendía, y con la ganancia pagaba mis viáticos. Algunas iglesias también enviaban donativos que me ayudaron mucho a solventar los gastos de viaje por el distrito. Sabe, hermano tesorero, nuestros hermanos de iglesia tienen recursos, y pueden hacer mucho por la obra sin necesidad de estar pidiendo a la asociación.
Así vivió su experiencia pastoral y evangelizados un hombre llamado por Dios. Al ir a la muerte pudo decir: “He peleado la buena batalla. He peleado en cada ciudad de mi distrito, he peleado en cada población, villa y aldea. Y agregó: “He acabado la carrera”. Cumplí la misión que me fue confiada, con la conciencia tranquila del deber cumplido: seguro de no haber sido negligente y de no haber contribuido a atrasar la venida del Señor. Pablo descanso contemplando por la fe la “corona de justicia”.
Y la misma invitación del viejo apóstol, sigue vigente para todos nosotros: “SED IMITADORES DE MI, ASI COMO YO DE CRISTO”.