“¡Espera un poco”, podrías decir, “ese es un tema para tratar a fin de año, después de actividades intensas y trabajo incansable!” Es verdad, pero tal vez el cansancio se ha vuelto algo común en tu vida, y los motivos para estar así pueden ser las facturas que otros nos pasan, o que nosotros nos pasamos: conflictos conyugales, frustración por resultados no alcanzados, expectativas no cumplidas, miedo, críticas, falta de reconocimiento, soledad y angustia, entre otros. De acuerdo con un estudio de la agencia de encuestas Life Way, 48 % de los pastores de varias denominaciones reveló que las exigencias del ministerio son más pesadas de lo que pueden soportar.

 ¿Qué hacer cuando un pastor se siente cansado constantemente? La respuesta a esa pregunta no es simple, pues las causas de esa condición pueden ser muy variadas. Sin embargo, tal vez sea necesario reorganizar las rutinas ministeriales, e incluso buscar el auxilio de un profesional que pueda ayudar en la gestión de la salud emocional y en el rescate de nuestro valor.

 Independientemente de la naturaleza y los motivos que pueden llevar al pastor a vivir estresado, ansioso y sin fuerzas para continuar, jamás podemos olvidar que fue Dios quien fortaleció a Moisés cuando las cargas se volvieron muy pesadas, después de años al frente de millares de personas deambulando por el desierto (Éxo. 33:11-14). Fue él quien fortaleció a David mientras huía de Saúl y se encontraba en una condición vulnerable (1 Sam. 26). Fue él quien fortaleció a Elías y lo sacó de una cueva cuando el profeta huía de una reina idólatra (1 Rey. 19). Fue él quien afirmó a Pablo que lo acompañaría en los momentos más difíciles de su ministerio (2 Tim. 4:17).

 No sé cómo está tu corazón ni cuáles son las cargas que has llevado. No sé si ya pensaste en detenerte, en desistir y hacer del ministerio algo del pasado, pues intentaste acomodarte varias veces y nada funcionó. Amigo, no olvides que Dios te eligió y te colocó dónde estás, de acuerdo con su providencia. El Señor sabe todo, y te dará todo el poder, la fuerza y la disposición para que sigas adelante.

 Estamos comenzando un nuevo año. Por eso, no mires los desafíos y las dificultades que enfrentarás; ni mires hacia atrás, con temor de adversarios que ya cayeron. Mira hacia arriba, y observa a Dios conducir tus pasos y fortalecer tu vida a lo largo del viaje de tu ministerio. Él nunca abandona a quienes llamó. Cada vez que las cargas emocionales y espirituales se vuelvan insoportables, recuerda: “Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán” (Isa. 40:31). Comienza este año mirando hacia arriba, viviendo tu llamado en total plenitud. Toma las manos de Dios y encuentra en él el coraje para seguir adelante. Elena de White afirmó: “En medio de la confusión y las presiones de los negocios encontrarán un lugar tranquilo para descansar. Si quieren confiar en Dios, él será su lugar de descanso” (El Cristo triunfante, p. 49).

Sobre el autor: secretario ministerial de la Iglesia Adventista en Sudamérica.