El ciclo de evangelización requiere un orden y la consecusión de pasos cuidadosos y meditados. El autor comparte sugerencias prácticas para alcanzar el éxito.
Una campaña evangelizadora no comienza ni termina cuando el evangelista dicta la primera y la última conferencia. Una campaña exitosa ha sido pensada y planificada meses antes de la primera conferencia y se prolonga meses después que se fue el evangelista.
Una campaña bien realizada sigue una secuencia de pasos bien definidos e importantes que estudiaremos a continuación:
1. Elección del lugar
Lo primero es elegir la ciudad, la provincia o el país donde se dictarán las conferencias. Puede ser que un campo local desee fortificar la obra en cierto lugar y le pide al evangelista que dicte un ciclo allí. Puede ocurrir también que se esté inaugurando un nuevo templo en cierta ciudad, o bien que se quiera abrir obra nueva. Puede ser que el evangelista sienta una preocupación especial por una ciudad determinada.
2. Consenso favorable
Es deseable que finalmente haya un consenso favorable acerca de la elección del lugar por parte del campo local, del evangelista, del pastor de la iglesia, o del distrito, y sobre todo de las iglesias involucradas. Conviene insistir en que el pastor o los pastores de las iglesias de la ciudad, los miembros de junta de las iglesias y la feligresía en general, deben aceptar la idea de la campaña como algo necesario, tomar el proyecto como suyo y brindarle un apoyo total, cálido y entusiasta. Cuando no existe tal apoyo de los pastores y de las iglesias es mejor pensar más de una vez si conviene elegir ese lugar.
3. Planificación tentativa
Una vez elegido el lugar, y conocido por el evangelista, éste traza los planes provisionales de la campaña. Dichos planes incluyen:
• La estrategia de la campaña.
• El lema del ciclo.
• La duración de la campaña.
• El lugar o los lugares sugeridos para las conferencias.
• El temario.
• Las comisiones.
• El plan de preparación del terreno.
• El personal de la campaña.
• Los materiales necesarios.
• La escuela de evangelización.
• Las finanzas.
• Los diferentes blancos.
• El calendario de eventos de la campaña.
• Los bautismos, las fechas y los programas.
• La participación de los laicos.
• Las relaciones públicas.
• La organización interna de la campaña.
4. Discusión y aprobación de los planes
El evangelista somete la planificación al campo local. Se discute y se hacen sugerencias. Se presenta el plan a los pastores involucrados, y se escuchan sus sugerencias. Lo mismo se hace con la iglesia. Tomando en cuenta todas las sugerencias, se traza el plan definitivo que es aprobado por el campo local y por el evangelista.
5. Comunicación de los planes
Los planes definitivamente aprobados se comunican en detalle a:
a. El campo local.
b. Los presidentes de comisiones.
c. Los pastores.
d. Las iglesias.
e. Los obreros que participarán de la campaña.
6. Capacitación de los que participarán de campaña
Si en la campaña participan predicadores laicos, es necesario capacitarlos con mucha antelación. También hay que capacitar a los que preparan el terreno y a los que forman parte de comisiones.
Conviene que el equipo de obreros llegue al lugar unos días antes para recibir instrucciones y capacitación. Imparten la capacitación los que sean designados por el campo local, en armonía con el evangelista.
7. Preparación del terreno
Las campañas modernas son de cosecha. Pero para que la cosecha exista, debe ser precedida por la siembra, y esta siembra se hace con meses de anticipación por la iglesia dirigida por los pastores. Cuanto más abundante y de mejor calidad es la siembra, más abundante y de mejor calidad será la cosecha. Lo ideal es que al comenzar las conferencias haya centenares de personas casi totalmente instruidas en la verdad y practicando la mayor parte de las doctrinas. Entonces las conferencias repasan la verdad, deciden al interesado y lo llevan al bautismo.
a. Formas anticipadas de preparar el terreno para preparar candidatos
a. 1) Los Carteros Misioneros. Se debe trabajar con las lecciones de La Voz de la Esperanza, o con cualquier curso apropiado, desde seis meses antes de comenzar las conferencias. Un trabajo más completo es que el cartero lleve el curso de La Voz de la Esperanza y La Fe de Jesús. Debe enfatizarse que el cartero tenga como meta presentar a su alumno como candidato preparado para el bautismo. Cada iglesia tendrá su jefe de carteros misioneros.
a. 2) Las Clases Bautismales. En cada iglesia involucrada en la campaña se organizan hasta tres clases bautismales: la de menores, la de jóvenes y la de adultos. Estas clases son permanentes, y hay que nombrar y capacitar a buenos instructores de clases bautismales.
a. 3) Las reuniones de barrio. Predicadores laicos, grupos de jóvenes y unidades evangelizadoras inician el mayor número posible de reuniones evangelizadoras en los barrios de la ciudad. Al comenzar el ciclo todos los intereses son concentrados en los lugares de las conferencias.
a. 4) Los Estudios Bíblicos dados por laicos. Decenas de laicos bien entrenados dan estudios bíblicos a cientos de personas interesadas.
b. Medios de preparar el terreno justo antes de las conferencias para conseguir público
b. 1) El votante preparatorio. En las vecindades del lugar de conferencias se reparte un volante intrigante que despierte la curiosidad de la gente y que ofrezca más noticias.
b. 2) La encuesta. Unas tres semanas antes de las conferencias se visita a cientos de hogares en las vecindades del lugar de conferencias haciéndoles llenar la encuesta, en la cual eligen los temas que más les interesa y dan su nombre y dirección.
b. 3) La entrega de la invitación. A todos los que recibieron el volante preparatorio y a los que contestaron la encuesta se les lleva la invitación para las conferencias.
b. 4) El Plan de Cinco Días para Dejar de Fumar. En los lugares donde es propicio se organiza un Plan de Cinco Días para Dejar de Fumar, justo antes de las conferencias. Al terminar se invita a todos a asistir a las conferencias.
b. 5) La Gran Campaña para que los miembros de iglesia llevan visitas. Desde meses antes de la campaña se incentiva y moviliza a los miembros de la iglesia para que lleven a sus amigos, familiares, compañeros, vecinos e interesados a las conferencias.
8. El nombramiento y la organización de las comisiones
Por lo menos dos meses antes de las conferencias se nombran todas las comisiones que ayudarán en las conferencias. Se nombra al presidente, al vicepresidente y a los vocales. Conviene tener una reunión con cada comisión para explicar detalladamente sus responsabilidades. Las comisiones más usuales son las siguientes:
a. La comisión de ujieres.
b. La comisión de plataforma.
c. La comisión de música y programas especiales.
d. La comisión de equipos de sonido y proyección.
e. La comisión de secretaría.
f. La comisión de diáconos para recoger la ofrenda y repartir materiales.
g. La comisión de visitación de los interesados,
h. La comisión de consolidación de los nuevos bautizados.
i. La comisión de propaganda.
j. La comisión de grupos de oración.
9. Propaganda
La semana anterior al comienzo de las conferencias hay que desplegar toda la propaganda que se haya preparado. Para ello debemos contar con la ayuda de los obreros que forman el equipo, y la de los laicos.
a. Propaganda interna. No se debe olvidar que la mejor propaganda son nuestros miembros de iglesia. Por lo tanto, conviene hacer boletines informativos y carteles para mantener ante ellos el desafío de invitar a sus relaciones. Ofrézcanse incentivos. Cuanto más gente lleven nuestros hermanos, mejor será la cosecha.
b. Publicidad externa. Para hacer conocer al público las conferencias. La publicidad impresa la reparten los siguientes hermanos responsables:
• Los miembros del equipo evangelizador-obreros.
• Los miembros de la iglesia.
• Los jóvenes.
• Los conquistadores.
• El público que asiste a las conferencias.
10. Ciclo de conferencias
El ciclo de conferencias durará de cuatro a diez semanas, según los medios y el tiempo disponible por el evangelista. Generalmente el ciclo se divide en las siguientes partes:
a. El comienzo (introducción). Se presentan temas sociales para ganar la confianza del público. Generalmente se dan dos o tres temas sociales, luego se pasa a la temática religiosa y cada semana se presenta, por lo menos, un tema social. Es decir, se propone esparcir los temas sociales a través del ciclo.
b. El Curso Bíblico. Muchos conferenciantes dan los temas religiosos en forma de clase bíblica. Otros siguen la forma tradicional de conferencia.
c. El repaso final. Las dos últimas semanas se dedican a un repaso total de las doctrinas enseñadas.
11. Semana de decisión
La última semana de conferencias se llama Semana de Decisión. Cada noche se hace un fervoroso llamado al bautismo. Asimismo los instructores bíblicos y los laicos que están preparando candidatos toman las decisiones finales.
12. Bautismos
Hay varias formas de encarar el tema de los bautismos:
a. Tener bautismos cada dos semanas durante la campaña.
b. Tener un bautismo al comienzo y otro grande al final.
c. Concentrar todos los candidatos para un solo bautismo.
Cuando se trata de una campaña múltiple o nacional se celebran dos bautismos. El primero, durante las primeras semanas del ciclo, y el último, es una concentración gigante.
Bautismo gigante. El beneficio del bautismo numeroso está en el efecto psicológico de que se perciba algo grande, lo que ayudará a muchas personas a decidirse. Asimismo, es muy importante su impacto sobre la iglesia, los creyentes y la comunidad. Quizá la mayor desventaja que tiene este programa es la dificultad para hacer un buen llamado. Asimismo, un bautismo gigante necesita cuidadosa preparación y organización.
Bautismos continuos. La mayor ventaja es tener la oportunidad de efectuar llamados a los que siempre hay respuesta de parte de los interesados.
13. Información
Luego de terminar la campaña es prudente informar de los resultados de la misma al campo local y a la organización a la cual pertenece el evangelista. Si la campaña fue exitosa también es conveniente escribir un artículo para nuestras revistas. Dicho artículo debe ser equilibrado. Evítese la exageración. Otorgúese abundante crédito a los colaboradores, y sobre todo a los laicos.
14. Continuidad
Por lo general, cuando el evangelista termina su parte, no quiere decir que terminó el interés del público o que terminaron los candidatos. Por lo tanto, conviene tener programado un ciclo de continuidad con temas de confirmación, de doctrina, de mayordomía, de historia denominacional, de estudio profundo de las profecías, de capacitación misionera, etc. También es conveniente que parte del equipo evangelizador quede por un tiempo para terminar de preparar los interesados. Durante la continuidad hay que planear a lo menos dos ceremonias bautismales. A menudo, si el programa de continuidad es bueno, se bautizan tantos como en el ciclo principal.
15. Consolidación
Tradicionalmente, la parte más débil de todo el programa es la consolidación de los nuevos bautizados. Se va el evangelista y los instructores bíblicos, a veces el pastor de la iglesia es trasladado y los nuevos hermanos pierden interés. En esa situación decenas de nuevos bautizados se desaniman, sucumben ante las tentaciones y problemas, y abandonan la fe. Los responsables de la consolidación son:
a. El evangelista. Debe planificar la consolidación como parte integral de la campaña. Asimismo antes de irse, le corresponde asegurarse que haya un buen plan de consolidación e insistir en el asunto.
b. El pastor y la iglesia. Por cierto que la mayor responsabilidad recae sobre el pastor y sobre la iglesia. En ellos recae el aspecto operativo. Durante varios meses después de una campaña, la principal preocupación del pastor debe ser el afianzamiento de los nuevos miembros. Para ello se contará con la ayuda de los ancianos, diáconos, diaconisas, maestros de Escuela Sabática y otros oficiales y miembros de la iglesia. Debe trazarse un plan definido de visitación de los nuevos conversos y cada semana los visitadores deben dar un informe al pastor o a los ancianos ayudantes.
c. El administrador del campo local. Debe vigilar la implementación del plan de consolidación en el lugar donde se ha dado un ciclo de conferencias. Por ningún motivo se debe cambiar al pastor hasta que los resultados de la campaña hayan quedado firmemente establecidos.
16. Evaluación
Es un paso que se practica muy poco. Luego de un año de finalizadas las conferencias se regresa al lugar y se hace una encuesta muy objetiva de los resultados del ciclo.
Otra buena práctica es hacer un informe de evaluación de la campaña en el cual se dé cuenta, clara y objetivamente, de:
a. Los puntos sobresalientes de la campaña.
b. Los métodos, sistemas y medios que dieron buen resultado.
c. Los asuntos que no funcionaron bien.
d. Los métodos que fracasaron.
e. Evaluación del personal que colaboró con la campaña.
f. Evaluación de la actuación del evangelista.
g. Recomendaciones sobre cómo mejorar en el futuro.
Es un error presentar como un éxito aquello que no lo fue. Lo correcto y productivo es hacer una honesta evaluación, ver por qué las cosas no salieron bien y aprender de las equivocaciones cometidas, para no efectuar los mismos errores en las próximas campañas. Cuando la campaña tuvo éxito, vale la pena analizar las razones del éxito para incrementarlas y perfeccionarlas en las futuras campañas.
Epílogo
Dictar una campaña evangelizadora es una aventura sagrada. Hay muchos imponderables que ayudan o afectan al buen éxito. Pero un evangelista concienzudo no se lanza a ella temerariamente, sino planificando y siguiendo los pasos naturales de una campaña. Recordemos que la empresa de la salvación no fue una improvisación, sino el resultado de un plan cuidadoso y largamente elaborado. Sigamos ese ejemplo divino.