Extraído de la Guía para ministros
La adoración congregacional demanda una planificación cuidadosa; cuanto mejor sea la planificación, tanto más cómodo y calmado será el culto de adoración. Aunque el propósito de la planificación no debe establecer formatos rígidos, debería proporcionar un flujo suave de los elementos de la adoración. Los pastores tienen una responsabilidad directa en el culto de adoración del sábado, y deberían obtener la ayuda de los líderes de la iglesia, tanto en la preparación como en la ejecución del culto, incluyéndolos como coordinadores de la adoración y miembros de la comisión de adoración. Con la presión de la predicación del sermón como la principal responsabilidad del pastor, los detalles de la preparación de las personas y las instalaciones de la iglesia para la adoración destinada al sábado de mañana (el repaso y la preparación de la música programada, la necesidad del sistema de sonido, las personas que pasarán a la plataforma, el arreglo de la plataforma y otros detalles) ayudarán en el proceso.
Preparación de la congregación. A medida que la gente ingresa en el santuario, necesariamente habrá algo de movimiento y conversación, como parte del compañerismo y la actividad de la congregación. La música, en vivo o grabada, como preludio, puede ayudar a lograr que estos momentos sean más cómodos. Una bienvenida y el período de los anuncios pueden servir como centro de atención para los congregados, y llevarlos a una actitud de adoración. Estos anuncios deberían concentrarse en la vida de la iglesia, y evitar llegar a ser solo promocionales y campañas para reunir fondos. Permita que los anuncios creen una atmósfera de calidez y compañerismo, haciéndolos parte de la vida de la iglesia; y luego, cierre los anuncios con un llamado a la adoración.
Cantos. El canto congregacional y la música especial son partes vitales de la experiencia de la adoración. Con una gran variedad de gustos y tradiciones musicales reflejada en los diferentes trasfondos culturales, grupos de edad y personalidades de la iglesia, el establecer normas y fórmulas rígidas para la música aceptable, a menudo, llega a ser un ejercicio de poca importancia y causante de divisiones. Pero, es indudable que la música elegida debería reflejar las enseñanzas bíblicas.
Oraciones. Existen varias ocasiones para orar, en un culto de adoración. Cada una tiene un propósito y un significado especiales, que deberían ser considerados de antemano y reflejados en las palabras usadas en la oración. “Las oraciones formales, en tono de sermón, no son necesarias ni oportunas en público. Una oración corta, ofrecida con fervor y fe, enternecerá los corazones de los oyentes; pero durante las oraciones largas, esperan con impaciencia, como deseosos de que cada palabra la acabe” (Elena de White, Obreros evangélicos, p. 188). “Uno o dos minutos bastan para cualquier oración común” (White, Joyas de los testimonios, t. 1, p. 274).
Invocación. El culto, generalmente, se inicia con una breve oración de invocación, mientras la congregación está de pie y reconoce e invita la presencia de Dios.
Oración pastoral. Más adelante en el culto, generalmente después de un himno de la congregación o la lectura de la Biblia, una persona eleva la oración pastoral. Los elementos de esta oración incluyen alabanza, gratitud a Dios por su gracia y bendiciones, confesión de pecados y la búsqueda de perdón; pedidos generales y especiales de conducción, gracia y misericordia sanadora; intercesión en los asuntos de la iglesia, la comunidad y la nación; y compromiso de servicio. Frecuentemente, sigue el modelo de las Escrituras; y es común que la congregación se arrodille para esta oración. Sin embargo, puede haber situaciones y circunstancias en que arrodillarse no es una opción práctica.
Gratitud. La oración de gratitud puede ocurrir antes de dar las ofrendas o a su conclusión. La oración, generalmente breve, incluye alabanza por las bendiciones experimentadas por la congregación y el individuo.
Oración final. Esta oración tiene un propósito singular: despedir a la congregación con la bendición de Dios. No es un resumen del sermón ni la ocasión para pedidos específicos, que deberían ya haberse atendido en la oración pastoral, sino que debería ser breve; y puede provenir directamente de las Escrituras. Algunos himnarios contienen oraciones finales, que servirán adecuadamente a este propósito.
Ofrendas. La ofrenda debe enfatizar una motivación espiritual. También, debe explicarse la necesidad financiera y cómo apoyar la obra de la iglesia.
La apelación debe ser breve, inteligente y con espíritu de adoración. Más que un evento para reunir dinero, la ofrenda proporciona a la congregación una oportunidad tangible de expresar alabanza a Dios, al devolverle el diezmo de sus bendiciones, y ofrendas de aprecio por su gracia sustentadora.
El sermón. El sermón debe siempre estar centrado en la Biblia. Los sermones bíblicos no solo incluyen la Biblia; más bien, comienzan con la Biblia. Los predicadores bíblicos van primero a la Biblia, en la preparación de su sermón. La predicación bíblica no busca un texto que concuerde con lo que el orador quiere decir; más bien, la predicación bíblica procura encontrar lo que dice la Biblia.
Conforme a lo que fue presentado, el culto de adoración presenta cuatro acciones básicas por parte de los adoradores: cantar, orar, ofrendar y predicar. Estas contribuyen a la experiencia de adoración personal, en un ambiente corporativo. Tal culto enfatiza tanto la trascendencia como la inmanencia de Dios. El Señor es grande, y está allí; él es superior a nosotros, y está entre nosotros.