En el día de hoy trataré de vivir sin recargarme con las preocupaciones de mañana. Puedo realizar durante doce horas una tarea que me abrumaría si pensara que debo realizarla durante toda la vida.
En el día de hoy seré feliz, y gozaré de las bendiciones que me pertenecen.
En el día de hoy me ajustaré a la realidad y no trataré de ajustar la realidad a mis propios deseos.
En el día de hoy trataré de fortalecer mi mente. Estudiaré. Aprenderé algo útil. No seré un holgazán mental. Leeré algo que requiera esfuerzo, pensamiento, concentración.
En el día de hoy ejercitaré mi alma haciendo el bien a mis semejantes.
En el día de hoy tendré un programa. Tal vez no lo seguiré exactamente, pero lo tendré. Esto me librará de dos desgracias: del apresuramiento y la indecisión.
En el día de hoy seré agradable. Tendré la mejor apariencia posible, me vestiré en forma adecuada, hablaré en voz baja, obraré cortésmente, y no criticaré a nadie.
En el día de hoy no temeré. Especialmente no temeré de disfrutar de lo que es hermoso, y de creer que, así como yo doy al mundo el mundo me dará a mí.
En el día de hoy tendré media hora para mí, y me relajaré. En esa media hora procuraré obtener una mejor perspectiva de mi vida.