Considerando uno de los más grandes predicadores bíblicos del siglo XX, el Dr. D. Martyn Lloyd-Jones se capacitó como médico, y a lo largo de su vida leyó extensamente sobre Teología, biografías cristianas y Medicina. De acuerdo con su hija, Elizabeth, un volumen en especial sobresalió como el favorito de su padre: la Biblia. Para Lloyd-Jones, la Biblia era como pan para su alma. Al comienzo de su ministerio, Martyn y su esposa, Bethan, adoptaron un plan de lectura bíblica, desarrollado un siglo antes por el predicador escocés Robert Murray McCheyne.

Aunque su ministerio público fue breve, McCheyne dejó un legado invaluable para sus feligreses, y también para nosotros. Poco antes de su prematura muerte, a los 29 años de edad, McCheyne proporcionó a su parroquia un plan de lectura de la Biblia.[1] Al seguir este plan, McCheyne y sus feligreses leyeron cada año toda la Biblia, además de una segunda lectura del Nuevo Testamento y de los Salmos.

¿Cuáles son algunas de las ventajas de una lectura sistemática de la Biblia? Muchos cristianos nunca han leído la Biblia entera; aunque profesan aceptar la totalidad de las Escrituras como inspiradas por el Espíritu Santo. El apóstol Pablo nos recuerda: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Tim. 3:16, 17).

Tener un plan de lectura de la Biblia evita que perdamos tiempo preguntándonos qué leer, y además nos provee de muchas oportunidades para que la familia y los miembros de iglesia compartan impresiones acerca de su lectura en común de la Palabra de Dios.

McCheyne ofreció las siguientes advertencias, destinadas a todos los que se comprometan en un plan de lectura sistemática de la Biblia:

  1. Cuidado con el formalismo sin vida, bajo el cual lees la Biblia tan solo para cumplir una obligación religiosa. Lee con un corazón ferviente y receptivo.
  2. Cuidado con una actitud santurrona. No te consideres más virtuoso que los demás, simplemente porque estás siguiendo una lectura sistemática de la Escritura.
  3. Cuidado con una lectura descuidada de las Escrituras. Considera cada lectura de la Palabra divina como un encuentro personal con el Infinito, escuchando atentamente su voz.

El ejemplo de estos dos dedicados pastores cristianos, Robert Murray McCheyne y Martyn Lloyd Jones me inspiró a aprender más acerca del Plan Bíblico de McCheyne. Para mi deleite, descubrí que algunos cristianos, bondadosos, han diseñado un método a fin de ayudar a todos los que quieran santificar sus corazones con la Palabra de Dios. Tú puedes conectarte con www.BiblePlan.org para participar en el programa de lectura de la Biblia de McCheyne. Cada mañana recibirás un correo electrónico con los pasajes de la Biblia asignados para ese día. He hallado una gran fuente de gozo, al saber que incontables cristianos alrededor del mundo también están procurando llenar sus almas con la Palabra de Dios.  

Toda la Biblia testifica respecto de Jesús (cf. Juan 5:30). Lee la Biblia con el propósito de conocer a Aquel en quien se halla la vida eterna (Juan 17:3). Cuídate del frío formalismo, la santurronería y la lectura descuidada; pero, al mismo tiempo, asegúrate de que las palabras del profeta Jeremías te resulten ciertas: “Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón” (Jer. 15:16).

Te animo a visitar el sitio www.BiblePlan.org no solamente para tu propia bendición, sino también para bendición de tu familia, tu iglesia y tu comunidad. Hay 13 opciones de lectura de la Biblia (el Plan McCheyne es la N° 10). Tal vez, serás inspirado por la instrucción de Robert Murray McCheyne y el ejemplo del Dr. D. Martyn Lloyd-Jones e invitarás a la familia de tu iglesia a unirse contigo en un viaje a través de la Palabra de Dios.

Sobre el autor: Editor de la revista Ministry.


Referencias

[1] http://www.wholesomewords.org/biography/bmcheyne5 html (último acceso 3/5/2011) provee una copia de “Daily Bread, Being a Calendar for ReadingThrough the Word of God in a Year” [Pan cotidiano, un calendario para leer toda la Palabra de Dios en un año], la correspondencia escrita por Robert Murray McCheyne a sus feligreses de St. Peter’s Dundee, Escocia, el 30 de diciembre de 1842.