Consejos para la realización de esta importante ceremonia

Uno de los aspectos más importantes o trascendentes de la obra pastoral es la oración y unción de enfermos. El pastor debería orar por la salud física, mental y espiritual de los miembros de sus iglesias.

Debemos recordar que el ungimiento es para los que están enfermos físicamente. Este servicio del ungimiento no debería usarse para cada enfermedad insignificante. Debe realizarse para una enfermedad seria pero no fatal. El ungimiento no es una bendición para el que se está muriendo, sino una oración para sanar al que vive. Es buscar a Dios al principio, no precisamente al final.

Es importante recordar que Elena de White y su familia fueron ungidos un cierto número de veces debido a una variedad de dolencias. El ungimiento, en esa época, era la práctica mas bien que la excepción.

El texto de Santiago 5:14, 15 dice: “’¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados” La cita bíblica no dice “está alguno muriendo entre vosotros”; de modo que no debemos realizar la unción como un rito que practicamos al enfermo sólo cuando está al borde de la muerte.

Los ancianos pueden oficiar, pero deberían hacerlo en coordinación con su pastor. Lo ideal es que un ministro lo haga, ayudado por la presencia de los ancianos.

La duración y la formalidad de la ceremonia dependen del lugar donde se realiza y de la condición del enfermo. Es importante que el que oficia no obstaculice el trabajo de los médicos y las enfermeras, no dé recetas ni cuestione el proceder de los médicos.

Además de los ancianos y los ministros, pueden estar presentes los seres queridos del enfermo. Generalmente no se los invita si no son creyentes, pero no es necesario pedirles que se retiren si están presentes. Los que ofician deben estar comprometidos con Cristo y deben haber preparado sus corazones para esa ocasión.

Cómo preparar al enfermo

El salmista dice: “Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado” (Sal. 66:18). Anime al enfermo a examinar su vida previamente. Una forma de prepararse es leer el capítulo “La oración por los enfermos”, en el libro El ministerio de curación.

Hay que respetar la privacidad de la persona enferma. Conozca tanto sobre la enfermedad que usted pueda tocar la necesidad específica y no dar a conocer algo que el enfermo hubiese querido que no se mencione.

Orden sugerente de la ceremonia

El orden abajo señalado debe seguirse tomando en cuenta el tiempo que se tenga, el lugar, las condiciones y la salud del enfermo.

1. Explique el propósito del ungimiento y cuándo se lo realiza.

2. Recuerde los requisitos previos para la curación divina:

• Creer que Dios puede curar y lo hace.

• Confesión del pecado.

• Compromiso de vivir una vida sana.

• Disposición a usar los medios humanos.

• Confiar en la respuesta de Dios.

3. Entone uno o dos cantos inspiradores que hablen del poder de Dios, ya sea que usted los elija o dando la oportunidad de elegir al enfermo.

4. Relate incidentes bíblicos o de la actualidad de la intervención providencial de Dios.

5. Lea Mateo 5:14, 15: “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas”. Ahora es la oportunidad de sanar cualquier herida espiritual, cualquier resentimiento o malentendido que haya en el corazón del enfermo y de los presentes. Esta atmósfera prepara el corazón para recibir la bendición divina.

6. Oración de ungimiento:

• Tenga un frasquito con aceite de oliva listo.

° Todos se arrodillan.

• Si el enfermo quiere orar, lo hace al inicio.

• Oran los ancianos de la iglesia que lo están acompañando.

• Por último, ore usted.

• Al comenzar a orar, coloque un poco de aceite en las yemas de los dedos.

• Casi al final de la oración, coloque el aceite en la cabeza del enfermo. El aceite simboliza al Espíritu Santo tocando al enfermo de una manera especial. Nosotros no practicamos la aplicación del aceite en la parte del cuerpo afectada por la enfermedad.

Tan pronto como terminó de orar, despídase y retírese. Deje que la influencia del Espíritu Santo permanezca.

Sobre el autor: Secretario Ministerial de la Misión Ecuatoriana del Norte.